CAPITULO X

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⋆。°✩ Capítulo X ✩°。⋆˚⁺

╰☆☆ Comfort in the Darkness☆☆╮

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✩。:*•.─────  UNA CORTE DE ROSAS Y ESPINAS─────.•*:。✩

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⁠_⁠_⁠_⁠_⁠_⁠_⁠_*⁠.⁠✧Nyx*⁠.⁠✧_⁠_⁠_⁠_⁠_⁠_⁠_⁠_⁠_

Axel, Drac y yo nos estábamos dirigiendo a la habitación donde se encontraba Catalina. Íbamos a paso rápido ya que estaba impaciente y nervioso. Esperaba que no estuviera igual, que hubiera hecho algún gesto o algo. Esperaba que estuviera mejor.

Los tres dimos la vuelta a la esquina y llegamos a la habitación, en concreto delante de la puerta cerrada.

Levanté mi brazo y toqué la puerta con mis nudillos. Axel y Drac a mí espalda.

- Magda soy yo - dije para que sepa que soy yo y a ver si me abre la puerta.

Y eso hizo. Se escuchó el chirrido que hizo la puerta al abrirse. La dejó entre abierta. No la abrió del todo. Lo mínimo para que la viera solo a ella.

- Hola - nos dijo mirándonos a los tres.

- ¿Cómo está? - pregunté. - ¿Ha dicho o hecho algo?

Magda salió al pasillo y cerró la puerta a su espalda. Llevaba puesto un vestido blanco que le llegada hasta por debajo de las rodillas, éste resalta mucho encima de su piel negra.

- Sigue igual que hace una hora - nos contó. - Se despertó. La ayudamos a incorporase y ya ahí se quedó mirando a un punto fijo y así sigue.

- ¿Has intentado hablar con ella? - preguntó Axel.

- Si, y Mor antes de irse a la casa del Río también estuvo un rato con la chica a ver si hacía algo - nos dijo. - Pero nada. Puede que contigo a su lado haga algo. Contigo se lleva muy bien. Tiene mucha confianza en tí.

- Bien - comencé a decir. - ¿Puedo entrar? - digo señalando la puerta.

Magda asintió con la cabeza. Coloqué mi mano en el manillar y giré. La puerta de abrió y me permitió observar el interior.

Todo estaba igual a la última vez que vi esta habitación. Era la misma donde había estado descansando después de que esos bastardos la tocaran y casi violarla.

Hice un recorrido de la habitación con mi mirada y cuando la vi me quedé parado en el sitio. Estaba mejor que la última vez que la vi. Estaba sentada en la cama, con la espalda apoyada en el cabecero de madera de roble. Había recuperado color, pero no del todo. No se le veía tan... Viva, como las veces que la veía en su casa.

Su pelo rojizo caía por encima de sus hombros hasta llegar a sus pechos. No se le veía ningún arañazo o herida. Físicamente estaba bien, como me habían asegurado. Eso me alegraba. Al menos no tendría cicatrices, ni nada por el estilo. Sus ojos estaban fijos en la chimenea que estaba delante de la cama. Mirando a la nada. No sé si se ha percatado de mi presencia, pero si lo ha hecho no ha permitido que lo sepa.

Me acerqué con pasos lentos a la cama. No quería asustarla y se pusiera nerviosa.

- Hola - saludé al sentarme delicadamente a su lado, en la cama.

Ella no me miró, siguió con la vista al frente, sin mirarme.

- Me alegra que que Magda te haya curado y estés bien - Joder, no sabía que decir. Catalina seguía sin mirarme. - ¿Quieres un vaso de agua? - al decir esto la casa hizo aparecer en la mesita de noche un vaso y al lado una botella de vidrio con agua en su interior.

No reaccionó. No sabía que hacer. Me la quedé mirando un tiempo.

Era tan bella. Sus ojos eran cautivadores. Eran brillantes, eran como miel. Nunca había visto unos ojos así. Una vez me contó que eran como los de su madre. Al igual que si cabello. Ahora mismo este le tapaba parte del rostro.

Hice lo único que se me ocurrió. Coger este mechón y colocárselo detrás de la oreja. Al hacerlo, ella pestañeó. Primera reacción del día. En mi rostro se dibujo una sonrisa. Era algo.

Mi mano seguía detrás de su oreja. Encaminé está por su mejilla. Acaricié con las yemas de mis dedos su mejilla.

Sus pestañas aletearon una, dos veces. Acto seguido se encogió y apartó mi mano de su mejilla, poniendo la suya en este lugar. Entonces me miró. Me miró con sus esos preciosos ojos.

Puse de nuevo mi mano en su mejilla. Ella reaccionó pegando un saltito.

Sus manos se movían inquietas en su regazo. Coloqué la mano que tenía libre encima de ambas manos y di un apretón.

Empecé a acariciar su mejilla. La miré a los ojos y le dije.

- Tranquila. Puedes llorar. Todo lo que quieras. Estaré contigo todo el tiempo.

Dicho esto, cerró los ojos con fuerte y una lágrima cayó por su mejilla. Y más le siguieron a esta.

Su cabeza se apoyó en mi pecho y lloró. Lloró mientras yo la abrazaba y la consolaba. Mientras le decía que todo iba a salir bien, que la íbamos a ayudar. Que las personas que habían asesinado a su padre pagarían.

Finalmente lloró hasta quedarse dormida.

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Holaaa
Una pregunta.
¿Qué preferís?
• Que haga los capítulos largos.
• O que los haga cortos como este último.
Si son largos tardaría más tiempo en publicar. Me decís en comentarios
Chaooo.

Una Corte De Mente Y Alas || ACOTARDonde viven las historias. Descúbrelo ahora