Otra noche agitada

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El silencio en el auto era casi tangible, solo roto por el suave zumbido del motor y el ocasional chirrido de las ruedas sobre el asfalto

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El silencio en el auto era casi tangible, solo roto por el suave zumbido del motor y el ocasional chirrido de las ruedas sobre el asfalto. Me encontraba en el asiento del pasajero, con la mirada perdida en el desfile de luces y sombras que la noche proyectaba a través de la ventana. Jinnie conducía con una mano en el volante, la otra descansaba casualmente entre nosotros.

El viaje a casa después de la reunión con los brujos había sido largo y tenso. A pesar de la comodidad del auto, cada bache en el camino resonaba en las heridas que no estaban en mi cuerpo, pero si en mi alma. Jin había insistido en conducir, argumentando que era lo más seguro dadas las circunstancias. No pude discutir; la verdad era que me sentía agotado. Drenado de toda energía.

—Tae— su voz rompía el silencio, suave pero cargada de algo que no podía definir. —Sobre lo que te pasó hoy...

No quería hablar de ello, no quería recordar la sensación de impotencia, la humillación. Pero algo en su tono me hizo mirarlo. Su perfil se recortaba contra la luz tenue de afuera, y sus ojos permanecían fijos en la carretera.

—No tienes que decir nada— le interrumpí, mi voz más firme de lo que me sentía—. Yo me ofrecí para dicha tortura. Es inútil que te disculpes.

Pero él continuaba, como si las palabras necesitaran ser liberadas. —No importa si no quieres darme tu sangre. Te amo por quien eres, no por lo que puedo obtener de ti. Quiero que eso quede claro.

El semáforo se puso en rojo, y el auto se detuvo suavemente. Me giré hacia él, enfrentando esos ojos palidos que, sin importar su color, siempre parecían ver a través de mí.

—Jin, no es que no quiera…— empecé, luchando con las palabras, con los deseos que se agitaban dentro de mí. —Es que no sé si pueda-...

Su mano encontraba la mía, un gesto simple pero cargado de significado. —Tae, te amo — repetía con una certeza que me hacía temblar. —No necesito que te tortures por eso. No me alimentare de Jimin, esa es un promesa que no voy a romper. Me adapto rápido —decía con una sonrisa ladina.

El semáforo cambiaba a verde, y el auto volvía a moverse. La noche se extendía ante nosotros, un camino oscuro salpicado de luces. Y en ese momento, supe que aunque mi corazón estaba lleno de temores y dudas, también estaba lleno de algo más: un amor que, aunque no pronunciado por mí, era tan real y desesperado como mis ganas de devolverle el "Te amo".

La confesión colgaba en el aire, un fantasma que no podía ser ignorado. Sentí cómo mi corazón latía con fuerza, un eco de las palabras que aún no podía pronunciar porque sino podía alimentarlo (a pesar que algo dentro de mi, moria por hacerlo) que tan real sería mi confesión si yo me rehusaba a darle algo que ambos deseábamos con desesperación, pero también me asustaba como la mierda.

— Jin— comencé, pero las palabras se atascaron en mi garganta. No estaba listo, aún no podía decirle que yo también lo amaba. Pero necesitaba que supiera que su amor no era unidireccional, que había algo dentro de mí que respondía a él con fervor, que lo valoraba más de lo que las palabras podían expresar.

ASHES #3 K. Sj × K. Th [Finalizando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora