ASHES #3 K. Sj × K. Th [Finalizando]

Una verdad amarga

¿Hablar? No fue exactamente lo que hicimos y en parte era mi culpa. Pedí una ducha antes y esa ducha se transformó en otro momento íntimo.

Tenía la carne sentida por sus dientes y sus chupones. Probablemente la piel de mi culo lucía terriblemente maltratada, pero no fue exactamente así. Contrario a eso, me corrí como un demente más de una vez. En la ducha pegado a los azulejos húmedos, mientras Jinnie golpeaba mi punto dulce una y otra vez con su voz ronca diciendo cosas dulces a mi oído.

"Es contigo con quién pertenezco, justo aquí y así" y frases similares, fue lo que dijo constantemente mientras me follaba a una pulgada de mi vida.

En tantos años de vivir en este mundo como un dhampir y haber tenido algunos memorables romances (más o menos) fue la primera vez que me sentí realmente vivo. Y siempre con él, desde que conocí a Jinnie. Definitivamente creía en esa cosa de destinados, en ese hilo rojo que nos unía. O como sea si nombre.

Sentí esa conexión sobrepasar todos los niveles de cordura más de una vez. Yo quise hablar, intenté hacerlo, pero cuando sus dientes se clavaban en mí—a pedido pura y exclusivamente mío—me sentía nuevamente en una nube de éxtasis de la que no quería bajar nunca. Mi orgasmo se volvía el triple de intenso y mi cuerpo temblaba entre sus brazos para luego ser sostenido por él, ser sacado de la ducha. Secado, claramente no fui vestido, pero si dulcemente depositado en mi cama.

Una excelente manera de decir que me dejó hecho polvo.

En el proceso de la madrugada, también me alimentó, con su sangre. Recuerdo latente como Jinnie mordió su muñeca; sangre roja y espesa brotó de él. Se me hizo agua la boca cuando me alcanzó y sentí su sabor.

"Mmm~..." Pareció algo así como: el sueño de un sueño. Yo tenía mi propia sangre que bebía de animales por elección propia de hacía un largo tiempo ya, pero la sangre de Jin, carajo. Era tan dulce, me sentí saciado al instante y a la vez jodidamente sediento por más cuando succioné con mas ímpetu y le robé un gemido dándole una sensación de placer que dilató sus pupilas al máximo volviendo sus ojos negros (no del tipo demoníaco que cubria hasta la esclerotica) sino solo sus orbes, negras como un lago en el que me hundía sin reparo. Ojos negros que me miraron en todo momento y luego, por supuesto, se metió entre mis piernas una vez más, besó entre mis muslos, jugo con mi polla y me vine en su boca donde también se bebió hasta la ultima gota de mi esencia.

Para las siete de la mañana me desperté aturdido por su propia voz susurrando algo que me costó oír.

Se veía tenso, sus músculos duros en la zona de su espalda. Llevaba puesto un pantalón deportivo que pude reconocer como mío pero que caía deliciosamente por sus caderas anchas.

Se veía mejor en él, si quieren mi opinión.

— ¿Jinnie? —me dí cuenta tarde que no intenté leer su mente debido a que era complicado cuando la dejaba totalmente en blanco para mí, pero podría haberlo agarrado desprevenido—. ¿Con quién hablas? —pregunté confundido.