𝘙𝘰𝘴𝘦𝘴 𝘍𝘰𝘳 𝘚𝘢𝘵𝘶𝘳𝘯 ; 𝘑𝘶́𝘱𝘪𝘵𝘦𝘳 𝘟 𝘚𝘢𝘵𝘶𝘳𝘯𝘰 ༅

› E᥊𝗍rᥲ 12 ! ➹ 𔘓 ࿔

Operar ٭

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Los hospitales no es su sitio favorito para ir a visitar, pero tenía que ir. Hoy operarían a Ceres para colocarle su implante coclear, al fin escucharía luego de muchos años, por fin sabrá como suena la lluvia, el canto de los aves, los sonidos ambientales y por supuesto la voz de su esposo e hijos. Estaba nervioso pero sabía que valía la pena, Marte había gastado prácticamente todos sus ahorros en ese implante por lo que sí o sí tenía que ir a ponérselo.
El planeta rojizo se acercó a él y le tocó suavemente el hombro, dirigió su mirada aquel chico, este empezó a mover sus manos.
"Tenemos que irnos, nos esperan" Habló Marte en lengua de señas.
"¿Quién demonios nos espera?" Preguntó Ceres.
"Júpiter y Saturno, nos llevarán al hospital y la mamá de Júpiter se ofreció a cuidar a Phobos y Deimos, entonces tenemos que irnos ya para no hacerlos esperar más" El de cabellos grises volteó los ojos y se paró de sofá de su casa, era mejor salir de eso de una vez.
"Llama a los diablillos" Marte rió ante el apodo de su esposo hacia sus retoños.
— ¡Phobos, Deimos! ¡Vámonos, Titán los está esperando! — Era mentira, pero era la única forma de que esos dos niños bajaran como rayos.
— ¡Qué emoción! ¡Vamos a conocer la asombrosa casa de Titán! — Exclamó con entusiasmo Deimos.
— ¡Sí! ¡Y vamos a jugar mucho y comer y jugar y, y...! — De la emoción ya no hallaba que decir el otro niño. El planeta rojizo sonrió ante la actitud de sus pequeños.
— Tranquilos, ya tendrán todo el día para divertirse. — Tomó a los dos infantes de la mano y los llevó hacía la puerta donde los esperaba Ceres. Cuando todo ya estaba listo tomaron rumbo hacia la casa de Júpiter y Saturno.

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Llegaron al frente de la puerta de la casa de los dos gigantes gaseosos. Marte tocó levemente la puerta y segundos después un niño les saludó, era Titán.
— ¡Titán! — Los dos gemelos gritaron emocionados al verlo y fueron abrazarlo. Saturno apareció para ver si todo estaba bien, confirmando también quienes eran los que estaban en la puerta.
— ¡Ay, hola! — Saludó con una sonrisa. — Pasen, no sean tímidos, ya casi nos vamos. — Les invitó a entrar. — Júpiter ya casi está listo, se está peinando. — Los presentes asintieron y se quedaron de pie cerca de la entrada.

No se quedaron mucho tiempo ahí pues Júpiter había llegado junto con su esposo.
— Ya estamos, ¿nos vamos? — Les abrió paso para irse, no sin antes despedirse de sus hijos.
"Se portan bien, si los llegan a tratar mal, solo quemen la casa" Les dijo Ceres de manera seria a sus hijos que rápidamente dijieron que sí mientras reían. Los niños lo tomaron como broma pero no lo era.
— Se ven contentos, ¿qué fue lo que les dijo? Me imagino que algo divertido. — Preguntó Saturno de manera inocente a Marte.
— Ah, sí, Ceres suele decirles chistes... — Mentira. — Como sea, ya vámonos, se nos hará tarde. — Tomó al de cabello gris de la mano y lo sacó de la casa para subirse al auto y partir al hospital.

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Ceres estaba sentado en la camilla, nervioso, nunca en su vida se había sentido así, ni en su matrimonio. Marte lo tomó de la mano para intentar calmarlo.
"Todo saldrá bien" Le dio un beso en su frente
"Lo sé, tonto, solo que no estoy listo para esto"
"Verás que no será tan malo, estaré a tu lado en todo momento" Le acarició el cabello.
"Estás siendo cursi, me da náuseas" Marte rió.
"Eres cruel, pero no me importa, aún así te amo" Ceres no dijo nada y solamente apretó fuerte el agarre de su mano.

— Son raros ¿no crees? — Dijo Júpiter riendo mientras veía a la pareja por fuera de la habitación.
— Cada pareja es un mundo, uno más extraño que otro. — Habló Saturno mientras arrecostaba su cabeza en el hombro de su esposo.
— Se aman a su modo, eso lo sé, lo importante es que se amen. — Saturno asintió.
— Así como te amo yo. — El de anillos le iba a dar un beso pero el otro se apartó. — ¿Qué pasa? — Preguntó extrañado.
— Aquí no, estamos en un hospital. —
— ¿Y? ¿Te da vergüenza de que nos vean? — Un puchero se formó en sus labios.
— ¡No! Es solo que no es un buen lugar. —
— Me has besado en peores lugares y en peores situaciones, así que me darás un beso, ahora. — Júpiter rió ante la infantilidad de su esposo y le dio un corto beso en sus labios. — ¿Ves? Nada te costaba hacer eso. — Se volvió a sentar en la silla.
Luego de aquello, Marte pareció justo en frente de ambos.
— Marte, ¿qué tal todo? — Habló el anillado.
— Ya lo van a operar, dice el doctor que no dura más de una hora, es una cirugía rápida. — Se sentó a su lado.
— Bueno, ahora solo tocó esperar. — Dijo Júpiter.
Y así fue, esperaron al rededor de una hora y media, Marte estaba asustado, sabía que era una operación no invasiva pero tenía miedo de que no funcionara, Ceres estaba muy emocionado por eso y quitarle esa alegría jamás se lo perdonaría.
— ¿Familiares del señor Ceres? — Preguntó el doctor que se asomaba por el pasillo.
— Soy su esposo, ¿como está él? — Respondió el planeta rojizo.
— Todo salió a la perfección, ya está despierto pero todavía no le hemos encendido los audífonos. — El de cabellos rojos solo asentía. — Puede ir a verlo, solo sígame. — Se dio media vuelta y comenzó a caminar.
— Ya vuelvo, chicos. —
— Ve, ve, luego nos dice que tal. — Dicho eso Marte salió corriendo detrás del médico.

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Ceres veía por la ventana de aquella habitación de hospital buscando alguna pizca de diversión, le dolía la cabeza y podía jurar que sentía algo frío en ella. La puerta se abrió pero no se dio cuenta hasta que una mano en su hombro lo hizo volver de su trace.
"¿Como te sientes?" Hablo Marte con sus manos a su esposo que lo veía con una leve sonrisa en el rostro.
¿Ceres sonriendo?
Un milagro.
"Más o menos"
— Bueno, esto es lo que le pondré ahora. — El doctor le enseñó los audífonos a los hombres. — Con permiso. — Con mucho cuidado los colocó y los empezó ajustar para luego alejarse.
— ¿Ya está? — Preguntó Marte en un susurró. El médico asintió. — Hola, Ceres... — El de cabello gris rápidamente se llevó las manos a las orejas algo perturbado, demasiados ruidos, escuchaba lo que estaba ocurriendo tanto dentro y fuera de la habitación pero no entendía que estaba pasando, muchos sonidos para procesarlos todos. — Tranquilo, tranquilo, está bien, cariño. — El planeta rojizo comenzó a calmarlo. Poco a poco el planeta enano comenzó a bajar sus manos, algo ya más calmado pues muchos sonidos fuertes mermaron.
"¿El mundo siempre es así de escandaloso?"
— Sí. —
"¡Es horrible!"
Marte se rió por el comentario.
— Te acostumbras. — Ceres empezó analizar un poco lo que estaba ocurriendo.
"¿Esa es tu voz?"
— Sí, ¿te gusta? —
"No"
— Sé que la amas. — El de cabello gris solo volteó los ojos.
Todo era tan extraño para él, no esperaba nada así pero tampoco estaba desilusionado. Más bien...

Superó sus expectativas.

Notas de la autora: 𓄹 ☆ 𓂃 ⊹

¹ Les debía un extra dedicado solo a estos dos sin dejar a la pareja principal de lado, espero que les haya gustado pues tratar de representar a alguien sordo es difícil pero no fue imposible JAJAJA.
En fin, eso sería.
¡Nos leemos luego! <3