𝘜𝘯𝘦

1.8K 95 16
                                    

𝗔𝘇𝘂𝗹

𓂃 ࣪˖ ִֶָ𐀔

— ¿No te molesta cuidar a Ganímedes y Titán, Tierra? — Habló Saturno padre de los dos pequeños que le estaba entregando a su amigo.
— Para nada, Titán se lleva muy bien con Luna, y Ganímedes... Bueno, él... Se la pasa bien a su manera. — Respondió el planeta con vida mirando a los niños que jugaban tranquilamente con su hijo. — Espero que la pases bien con Júpiter. — Le guiñó un ojo al de anillos, este mismo solo se sonrojó.
— ¡No haremos nada! ¡Solo es una cita para resolver nuestros problemas! — Se defendió.
Como respuesta recibió una carcajada.
— Sí... Lo que tú digas. Aún así, pásalo bien. — El de cabellos azules y verdes se despidió de Saturno y se retiró a cuidar de los infantes.

𓂃 ࣪˖ ִֶָ𐀔

El de anillos se fue hacia donde estaba su pareja, el planeta más grande del sistema solar. Este lo recibió con un gran ramo de rosas azules.
¿Por qué?
Bueno, tiene sus razones, la principal es que Saturno ama de manera exagerada las rosas, independientemente del color que sean, es su flor favorita, si por él fuera tendría todo un jardín repleto de esas bellas plantas; y el segundo motivo es que las rosas azules simbolizan sentimientos relajantes que ayudan a liberar la tensión, son recomendadas cuando una pareja tuvo una disputa y quiere calmar las aguas.
— ¡Hola, Satu, querido mío! — Dijo Júpiter para luego depositar un beso en su frente. — Son para ti... Espero te gusten. — Le entregó el ramo a su esposo, el de cabello largo las miraba con brillos en sus ojos, podía jurar que iba llorar.
— ¡Son hermosas! ¡Gracias, gracias, gracias! — Le abrazó con su brazo libre, estaba encantado con el detalle.
Su marido solo lo miraba con amor, debería llevarle más flores a su pareja si eso implicaba verlo así de feliz.
¿Por qué no lo había hecho antes?
Se había perdido de esa sonrisa y ojitos brillosos por mucho tiempo y la forma de obtener todo eso era tan fácil. Pensó un poco y mentalmente se puso la tarea de volverlo hacer, le llevaría rosas otra vez, pero por ahora, quería pasarla bien con el amor de su vida.
— Oye... ¿Y los niños? — Preguntó al ver que sus hijos no llegaron con él.
— Con Tierra, quería estar a solas contigo. — Contestó con una sonrisa en sus labios. — Hace tiempo no lo tenemos. — Concluyó para luego besarlo.
— Sí... No sabes la falta que me has hecho estos días... — Habló de manera baja mientras pegaba su frente contra la del menor. — Lamento mucho lo que pasó, no fue mi intención hablarte de esa manera. — Puso sus manos sobre las mejillas de su pareja. — Te amo, Saturno. — Fue lo último que le dijo para luego besarle toda su carita.
— Estás perdonado, Jup, tú también me has hecho mucha falta. — Dijo el de anillos para luego corresponderle todos los mimos al mayor, no sin antes dejar las rosas en la mesa.
— Lo que daría por hacerte mío en estos momentos... — Susurró a su oído mientras Júpiter lo pegaba más a su cuerpo.
— ¿Y qué te detiene? — Preguntó el de anillos mientras sonreía.
El gigante gaseoso al ver que su pareja le estaba dando su consentimiento no lo pensó ni dos veces para empezar a tocarlo y besarlo por su cuello, hombros y pecho. Hace bastante tiempo que no tenían intimidad, el planeta de mayor tamaño ama el cuerpo de Saturno y muy pocas veces puede verlo como Dios lo trajo al mundo, por eso, estas pocas ocasiones las aprovechaba al máximo.
Le quitó su ropa de manera lenta, no paraba de besarlo y decirle lo mucho que lo amaba y lamentaba. Por otro lado, el de cabellos largos estaba en las nubes, le encanta como Júpiter le consiente a la hora de hacer el amor, es muy atento y cuidadoso con él, lo trata como si fuera una muñeca de porcelana y eso le gusta, ya que no solo buscaba su propio placer, si no el de los dos.

Un tiempo había pasado y en esa habitación solo se escuchaban los jadeos y gritos ahogados de los amantes, se podía notar la necesidad que tenían ambos de estar juntos de esa manera, incluso perdieron la noción del tiempo, no les importó en absoluto, lo único que querían era que ese momento no acabara. Y así estuvieron por otro tiempo más.

La pareja yacía acostada en la cama mientras se abrazaban, siempre que terminaban de tener sexo solían hacerlo, era agradable.
— Estuvo increíble. — Habló Saturno mientras se acurrucaba aún más en el pecho de su esposo.
— Me alegra saberlo, amor. — Respondió sin más mientras le acariciaba sus cabellos.
De pronto, el de anillos recordó un pequeño pero gran detalle, había dejado a sus hijos con Tierra y debía ir por ellos.
— ¡Tengo que ir por los niños! — Se levantó de golpe y comenzó a buscar su ropa. — Tierra se tiene que estar preguntando qué pasó y el por qué no llego, ya es tarde. — Se empezó a arreglar un poco para no ir tan desaliñado.
— Espera, cariño, iré contigo. — Dijo Júpiter sentándose al borde de la cama.
El de ojos almendra asintió y se siguió alistando.

𓂃 ࣪˖ ִֶָ𐀔

Llegaron a la casa de Tierra y este los saludó.
— Aquí están sus pequeños, se portaron muy bien. — Les sonrió a lo padres y los dos pequeños fueron corriendo hacia ellos.
— Hola campeones. — Júpiter tomó en brazos a Titán y Saturno a Ganímedes.
— Es hora de volver a casa. — Dijo para luego caminar hacia la salida dejando a su marido con su hijo y amigo solos.
— ¿Cómo les fue? ¿Ya están en paz? — Preguntó curioso el planeta con vida.
— Sí, lo arreglamos. —
— Me alegra eso, ustedes hacen una bonita pareja. — Sonrió, gesto que fue devuelto.
— Gracias, Tierra. Me voy ¡De nuevo gracias por cuidarlos! — Se despidió y fue donde su esposo que lo estaba esperando.
— Papi, cuando lleguemos a casa... ¿Podemos ver una película? — Habló Titán mirando a sus padres.
— Claro, compraremos palomitas. — Respondió Saturno mientras le revolvía sus cabellos.
— ¡Yei! — Exclamó con emoción el pequeño.
— ¿Tú también quieres palomitas, Ganímedes? — Preguntó el de anillos a su otro retoño. Este solo asintió.
Fueron a la tienda más cercana mientras la pareja se tomaba de las manos.

𝗨𝗻𝗮 𝗽𝗲𝗾𝘂𝗲𝗻̃𝗮 𝗳𝗮𝗺𝗶𝗹𝗶𝗮 𝗳𝗲𝗹𝗶𝘇.

𝘙𝘰𝘴𝘦𝘴 𝘍𝘰𝘳 𝘚𝘢𝘵𝘶𝘳𝘯 ; 𝘑𝘶́𝘱𝘪𝘵𝘦𝘳 𝘟 𝘚𝘢𝘵𝘶𝘳𝘯𝘰 ༅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora