› E᥊𝗍rᥲ 7 ! ➹ 𔘓 ࿔

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Concursar ٭

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Años atrás.

Saturno estaba en su taquilla acomodando sus cosas, era la hora del recreo entonces aprovechó para hacerlo, en ella había libros, cuadernos, una calculadora y un que otro dulce. Estaba tranquilo tarareando una canción cuando de repente alguien gritó su nombre.
— ¡Saturno! — Por los pasillos corría Urano gritando a todo pulmón el nombre de su mejor amigo. Las personas que pasaban por ahí solo lo miraron extrañados.
— ¿Qué pasa? — Preguntó confundido pues no le veía la necesidad de correr gritando su nombre a diestra y siniestra por todo el colegio.
— ¡No te imaginas la que se está pasando en el gimnasio! — Habló emocionado.
— ¿Qué está pasando? — Estaba interesado. El de cabello celestes siempre sabía lo que ocurría en todo el instituto, por lo cual, siempre tenía algo que contarle y al parecer lo que estaba ocurriendo era interesante pues lo veía exaltado.
— Todos los participantes del torneo de mate están en contra de Júpiter, están hablando mal de él, prácticamente... ¡Pero no tienes ni idea de lo que están diciendo! ¡Se lo están comiendo vivo! — El de anillos lo miraba con una expresión sorprendida.
— Yo no entiendo a la gente, de verdad. ¿Para qué se meten si van a ser tan malos contrincantes? Júpiter no tiene la culpa de ser como es. — Se cruzó de brazos.
— ¿Verdad? Que gente tan envidiosa... Como sea, ¡vamos a escuchar! ¡Está interesante la discusión! — Urano lo tomó de la muñeca para ir corriendo hacia donde se haría el torneo de matemáticas.
— Espera, espera, ¿Júpiter está ahí? — Frenó en seco. El gigante de hielo solo suspiro, se estaba perdiendo del chisme.
— Sí, sí, el chico de tu sueños está ahí, todos los concursantes tienen que estar en el gimnasio. — Con eso volvieron a renovar el paso.

En el gimnasio tal y como había dicho Urano todos estaban ahí, en una esquina cerca de los puestos de comida se encontraban los concursantes y en unas sillas alejados de la gente estaban Júpiter y Marte jugando con sus teléfonos, Saturno quería ir donde estaba el gigante gaseoso pero su amigo lo llevó donde estaba la comida, pues quería escuchar que estaban hablando las personas.
— Por lo menos tenemos la esperanza de que este año le ganes Make-Make, no me gustaría que ese idiota ganara, simplemente no puedo soportar otro año más donde solo se hable de su estúpida victoria. — Dijo una chica que estaba por ahí.
— Ni yo, es insoportable. — Otro chico se metió en la conversación.
— No deberían dejarlo participar, ya lleva cuatro años consecutivos ganando esto, no es justo. —
Los dos mejores amigos se miraban mientras escuchaban toda la conversación, no sabían como las persona le podían tener tantos celos a otra.
— No se preocupen, ¡daré mi mejor esfuerzo! — Exclamó entusiasmado el chico de lentes. Al parecer, era el único que no le tenía cierto rencor al planeta más grande.
Los participantes siguieron hablando más sobre el tema. Cosa que ya le estaba cansando a Saturno pues no soportaba como la gente trataba mal a otra solo por el simple hecho de ser buena en lo que hace.
— Iré con Júpiter y Marte, me cuentas después si dicen algo más interesante. — Urano asintió y se quedó ahí un rato más.
Cuando estaba llendo hacia donde los dos muchachos estos están tan concentrados que no notaron su presencia, solo tuvo que esperar unos minutos para que Marte saltara de la emoción por haber ganado aquel juego.
— ¡Estuvo muy buena! ¡Esa victoria tenía nuestros nombres desde el inicio! — Exclamó contento, su amigo solo reía. — Oh, hola, Saturno. — El gigante gaseoso que lo acompañaba miró de inmediato al chico que se acercaba a ellos, guardó su teléfono y se dirigió hacia él para saludarlo.
— ¡Hola! Me alegra mucho verte... — Esas palabras hicieron que las mejillas del anillado se tornaran rositas.
— A mí también... — Bajó su mirada por la timidez.
— ¿Vienes a ver el torneo? — Preguntó con una sonrisa en su rostro, se le hacía demasiado tierna la actitud del contrario.
— ¡Sí! Te vengo apoyar, aunque es muy seguro que ganes. —
— Gracias, y sobre eso, no estoy seguro, mis rivales son personas que han estado estudiando mucho, yo no tanto. — Su mirada se dirigió hacia el grupo de personas que lo estaban viendo entre ojos.
— No seas tan modesto, sé que ganarás, lo has hecho por cuatro años seguidos. — Le dio un golpecito en el hombro para animarlo.
— ¿¡A dónde está mi futuro campeón!? — Gritó Tierra desde la puerta acompañado de Venus, buscó con la mirada al planeta más grande. — ¡Ahí está! — Tomó la mano del planeta tóxico y fueron corriendo donde el mayor.
— Tierra, Venus. — Les saludó, estos hicieron lo mismo.
— ¿Estás listo para ganar por quinta vez? — Animó el de cabellos azules y verdes. — De todas formas tienes que estarlo, esas hamburguesas no se compraran solas. —
— ¿Hamburguesas? — Habló confundido Saturno.
— ¿Júpiter no te dijo? Si gana, nos llevará a McDonald's. — Respondió el planeta con vida, el de anillos solo negó con la cabeza.
— Deberías invitarlo, digo, es tu amigo. — Sugirió.
— Lo iba hacer, pero justo entraste por esa puerta. —
— Como sea, tienes que ganar, hasta Venus que no le importa nada de esto te vino apoyar, ¿verdad? — Le golpeó con el codo para que contestara.
— Me obligaste, pero digamos que sí. — Tierra respiró profundo y volteó los ojos.
Siguieron hablando un poco más hasta que la campana sonó anunciando que era hora de volver a los salones.
— Bueno, nos vamos... ¿No ocupas nada, bro? — Preguntó Marte.
— Me gustaría un jugo de manzana. — Justamente cuando el planeta rojizo le iba aceptar hacerle el favor el anillado se ofreció.
— ¡Yo te lo compro! —
— Pero, Satu, llegarás tarde a tu clase. — Júpiter se acercó a su mochila para buscar el dinero.
— No importa, ahí veré que excusa me invento. — Se despidió de Urano a la distancia.
— Bien, toma, comprate algo tú también, yo invito. — Le entregó dos billetes.
— Gracias, eres muy lindo.... — Sus mejillas se tornaron rojas nuevamente, su halago también provocó lo mismo en el más grande.
Los planetas rocosos se miraron entre sí para luego despedirse. Por alguna razón, sentían que estaban de mal tercio.

Unos minutos después Saturno regresó con el jugo de manzana y otro de pera.
— Aquí tienes. — Se sentó a su lado, el jóven le agradeció. — ¿Estás nervioso? — Júpiter solo jugaba con sus dedos antes de contestar.
— Sí, lo estoy... — Su mirada no se despegó del suelo, al parecer era lo más interesante del lugar en ese momento.
— Todo saldrá bien, créeme. Eres muy inteligente, vas a ganar, eso tenlo por seguro. — Trató de animarlo.
— ¿Y si no lo hago? —
— Bueno, en ese imposible escenario, por lo menos lo intentaste, con que falles una vez no significa que no deberías volver a intentarlo, a veces se gana y otras se pierde, lo que vale es la intención. — Le tocó el hombro para transmitirle confianza. — Aunque nos conocemos hace poco, me has demostrado ser alguien muy capaz, que no se deja vencer tan fácilmente y en serio me gusta eso de ti. — Se percató de lo último que dijo, su cara se volvió igual de roja que un tomate y de manera muy rápida se puso de pie. — ¡B-Bueno! ¡Nos vemos en unos minutos! ¡Bye! — Salió corriendo del lugar.
El gigante gaseoso sonrió por la reacción de aquel chico, sus palabras le habían ayudado y mucho, estaba más motivado que nunca. Es sola una competición, si gana o pierde ¿qué más da?
En serio necesitaba escuchar aquello, estaba agradecido que haya sido su soporte emocional en un momento así en donde dudaba de sus propias capacidades. Se levantó de la silla y fue a prepararse para la competencia.

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El torneo ya había dado inicio, en el gimnasio se encontraban los participantes y más estudiantes que fueron a ver aquella competencia. En la tercera fila de las bancas estaban Saturno, Urano, Marte, Tierra y Venus apoyando a su amigo desde gradería. Como era de esperar cuando Júpiter acertaba la respuesta de algunos de los problemas matemáticos solo se escuchaban los gritos de emoción de sus compañeros, al gigante gaseoso le hacía gracia la reacción de sus amigos ante todo eso, aunque, no podía despegar la mirada de aquel chico de anillos, simplemente no podía, sentía que debía impresionarlo, cosa que lograba cada vez que su respuesta era correcta.

Hasta que llegó la ronda final.

Su último rival era Make-Make, ya había salido en pantalla el problema que debía resolver, tomó su lapicero y hoja para empezar a solucionar aquella incógnita que le daría la victoria.
Mientras tanto en el público, los amigos del planeta más grande estaban expectantes ante la conclusión de aquel concurso, era todo o nada.
Cuando se acabó el tiempo una de las profesoras que estaban ahí empezó a hablar para decir que ya era hora de dar sus resultados. Justo en ese momento, en la audiencia, una llamada entró al teléfono de Urano, era la abuela de su mejor amigo cosa que hizo que le pasara el teléfono para que hablará con ella.
— Make-Make, empiezas tú. — Habló la maestra.
— El resultado de la ecuación es menos cuarentena y dos. — Respondió firme el chico de lentes, aunque por dentro estaba muerto del miedo.
— Júpiter, tu turno. — Ordenó la mujer.
Antes de dar su respuesta por instinto volvió a ver donde se encontraban sus amigos, notando así como el de anillos, con lágrimas en sus ojos, guardaba todo de manera rápida para salir corriendo de ahí, no sabía que le había ocurrido pero algo dentro de él le decía que debía ir ayudarlo, que no debía dejarlo solo.
— ¿Júpiter? — Lo llamó la dama.
Sin pensarlo dos veces fue corriendo tras el anillado dejando a todos los presentes en el lugar muy confundidos.

— ¿¡Saturno!? — Gritó por el pasillo mientras corría buscando al chico por todos lados. — ¿¡Saturno, dónde-!? — Lo encontró al frente del portón de salida, estaba sentado hecho una bolita mientras sollozaba. — ¡Saturno! ¿Qué te pasó? — Habló preocupado mientras se acercaba a él, quedando al frente del jóven.
— Júpiter... ¿Q-Qué haces aquí? — Levantó su vista hacia el gigante gaseoso. — Se supone que debes estar en el torneo, debes ganar... — Dijo mientras trataba de limpiar sus lágrimas.
— Eso no me importa, me importa mucho más saber cómo estás tú. — Se agachó quedando de rodillas. — No pienso dejarte solo, no en un momento donde sé que la estás pasando mal, dime ¿qué te ocurre? — Preguntó mientras colocaba una de sus manos en sus rodillas.
— Mi abuela llamó... Dijo... ¡Dijo que mi abuelo tuvo un accidente y está muy grave en el hospital! — Volvió a hundir su cara en sus piernas para llorar aún más fuerte. Destrozando así el corazón del más grande.
— No te preocupes, él estará bien, iremos al hospital a verlo, llamaré a mi papá para que nos pueda sacar de aquí, pero no pienso dejarte. — Buscó en el bolsillo su celular pero su acción fue interrumpida por un abrazo del otro.
— Gracias... — Se limitó a decir sin despegar su cara de su pecho.
— No hay de que. — Le correspondió el abrazo.

Si esta vez le tocaba ser a él su soporte emocional, sería el mejor.

𝘙𝘰𝘴𝘦𝘴 𝘍𝘰𝘳 𝘚𝘢𝘵𝘶𝘳𝘯 ; 𝘑𝘶́𝘱𝘪𝘵𝘦𝘳 𝘟 𝘚𝘢𝘵𝘶𝘳𝘯𝘰 ༅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora