╰☆ S E S E N T A Y S I E T E

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Unos días después de la revelación

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Unos días después de la revelación

El canto del gallo marcó el inicio de un nuevo día en el pequeño rancho de los padres de Cornelio.

El sol apenas se asomaba, tiñendo de naranja las montañas lejanas, por otro lado, la brisa daba ese toque de frescura, el clima perfecto, y debido a eso, las cortinas bailaban al son del aire, lugar donde me encontraba para preparar café de olla con canela.

Desde la revelación del bebé, todo parecía haber cambiado. La familia entera se sentía más unida. Don Cove, el papá de mi pareja, no dejaba de hablar del "nuevo rancherito" que venía en camino.

Don Cove: - María, hija - dijo mientras entraba al comedor. - ¿tú crees que ese niño va a salir bueno para los caballos? Porque si no, le vamos a tener que enseñar desde chiquillo, ¿eh?

Yo solamente reí mientras servía el café.

Maria: - Primero que salga sano, Don Cove, y ya después veremos si le gusta el caballo o el acordeón - dije mientras miraba el caballo que había ahí en el patio del rancho.

Cornelio entró justo entonces, con el cabello alborotado y los ojos aún medio dormidos. Llevaba la camisa desabrochada y un sombrero mal puesto. Realmente se miraba muy guapo en el aspecto en el que se encontraba.

Corne: - ¿Y ahora qué trama mi papá desde tan temprano? - mencionó mi pareja, mirando a mi suegro.

Don Cove: - Ya estamos haciendo planes para tu chamaco - dijo su papá con una sonrisa de oreja a oreja. - Ya me vi enseñándole a enlazar, quizá a montar -

Corne: - ¿Y si me sale cantante como yo? -respondió Cornelio, guiñandome el ojo y yo solo me límite a sonreír.

Maria: - Pues ya cuando nazca veremos, si se queda en el rancho o se va para los escenarios, como su padre - dije mientras me sentaba en la mesedora. - Y si no quiere cantar, aunque sea en la regadera, pero que lo haga con gusto.

En eso, se escuchó una camioneta llegar. Era Ashley, Valen y su bebé Valentinsin. Ayer decidieron irse a su casa, aunque les había insistido que se quedarán aquí pero bueno.

Ashley:- ¡Tarán! - exclamó Ashley, entrando a la casa con una sonrisa enorme. - Miren lo que les trajimos

Saco de su bolso una pequeña caja envuelta con papel azul. Una vez que me la entregó la comencé a abrir con delicadeza, y ahí mismo me encontré con un conjunto muy pequeño, consistía de unas botitas de cuero, un pantaloncito de mezclilla y una camisa de cuadros. En el color, como las que normalmente usa Cornelio.

Maria: - Ay, chicos... - dije, tocando la ropita como si fuera de cristal. - Está precioso. Gracias.

Valen: - Yo dije, "ese niño va a ser el más vaquero de todos", cuando mire la ropita que estaba escogiendo, Ashley - dijo Valen entre risas.

La tarde estuvo muy tranquila, nos pasamos contando anécdotas, comida y más planes para el futuro. En eso, también incluyeron el tema sobre como se llamará nuestro bebé, el cual aún no tenemos un nombre específico. Cornelio quería que fuera Cornelio, osea ser el junior del junior y yo quería que se llamará Gadiel, más no sabemos.

Ashley: - ¿Y si le ponen Cornelio Gadiel? - sugirió mi cuñada. - Así los dos ganan.

Todos se rieron, pero Cornelio negó pensativo.

Cornelio: - No suena mal, fíjate, más sin embargo no me convence -

Maria: - Pues ya veremos después como le ponemos, primero hay que esperar a que nazca - mencioné.

El sol ya comenzaba a ocultarse, estábamos afuera en el patio, Cornelio saco su guitarra para comenzar a cantar un poco, y en eso suena "no fue suficiente", el cual también le habíamos segundas, yo no podía dejar de verlo con orgullo, era feliz con él.

Mis suegros conversaban por otro lado, Valentinsin estaba jugando muy alegremente y en medio de todo, el futuro que hace poco hablábamos, parecía tan prometedor como la estrella que ya asomaba en el cielo.

Más tarde, ya todos estábamos más dispersos, Cornelio y yo, no fuimos al campo, donde ahí tenemos una caja donde ponemos la comida de los caballos, pero pues ahorita no hay, y nos acostamos ahí, viendo el cielo estrellado, me puse en el pecho de mi pareja y el susurro.

Corne: - ¿Te imaginas? En unos meses lo tendremos en brazos...- me abrazó. - Y cada día será una nueva aventura -

Maria: - Y un motivo más para agradecer - añadí cerrando los ojos con una sonrisa.

En eso, sentí como su mano, tocó mi barbilla, me hizo mirarlo y ahí fue cuando juntamos nuestros labios, algo romántico y tranquilo.

Y así, entre risas, promesas y sueños, la familia se fue quedando en silencio. Quizá hasta el amanecer.

𝗗𝗜𝗙𝗜𝗖𝗜𝗟 𝗗𝗘 𝗖𝗥𝗘𝗘𝗥; 𝐂𝐎𝐑𝐍𝐄𝐋𝐈𝐎 𝐕𝐄𝐆𝐀Donde viven las historias. Descúbrelo ahora