•.𝐃𝐃𝐂.• | ¿Que tanta probabilidad hay de que el chico del que estuviste enamorada toda tu adolescencia, ahora sea tu vecino? O ¿Quizá haya algo más que eso?
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Ya era de noche, así que decidimos ir a cenar algo, como ya estaba lista, pues solo estaba esperando a Cornelio, ya que se metió a bañar, en eso me entra una llamada.
El rey tumbado 🦥
- ¿Dónde estás, vieja pioja? -
- Aquí en la casa, perra, ire a cenar con mi hombre -
- No quiero arruinar su cita pero ya llevo comida, aparte ya se puso bien frío acá afuera -
- ¿Neta? Ni siento acá, aparte ni he salido para nada -
- ¡Plebes, vamos a ser tíos! -
«se que lo grito en forma de echarme carilla pero al escucharlo decir eso, se me congelo la piel»
- ¡Al fin! - gritaron los plebes.
- Están locos, plebes -
- Bueno, llegamos en 15, ya ustedes saben si quieren comer con nosotros o se van solos -
- Gracias perra -
- De nada, hermosa, al rato te wacho, cucaracha -
Terminé la llamada con Nata, en eso venía bajando mi novio con esa sonrisa que me mata y me vuelve loca.
- Cornelio: ¿Ya estas lista, ma? - preguntó.
- Maria: Listisima, pero me llamo Nata - él solo me prestaba atención. - Dice que ya viene para acá y que ya traían la cena, pero ya nosotros si queríamos salir solos o comer con ellos -
- Cornelio: Opino que, cenemos con ellos, aparte te conozco y se que quieres estar con ellos porque ya tiene su tiempo que no convives con ellos - mencionó en apoyo.
- Maria: Te amo mucho, ¿Sabías? - lo besé.
- Cornelio: Siempre pero nunca está demás decirlo, pero ahora yo amo a dos personitas - dijo y beso mi estómago.
- Maria: Muero por ya saber que será, osea sea lo que sea lo amare pero si me gustaría saber que tendremos - confesé.
- Cornelio: Pues solo es cuestión de esperar, bonita - dijo y me abrazó.
Caminamos a la cocina para tenerla limpia para cuando llegaran los plebes, pero creo que olvide guardar algo.
- Cornelio: ¿Y esto que es? - señaló la caja.
- Maria: Oh, es una caja que les iba a dar a los plebes con la sorpresa de que estaba embarazada, pero pues ya mañana en la cena se los diré - mencioné.
- Cornelio: Está bien, pues - solo se limito a sonreír y escondió la caja.
A los minutos, se escuchó que tocaron el timbre, está vez salió Cornelio por ellos, se saludaron y ya entraron a la casa.