Capítulo 1

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Dicen que el día que una decisión va a cambiar tu vida para siempre, despiertas con la premonición de que algo grande está por ocurrir. La intuición de que esa jornada esconde algo especial, un hito importante, algo que recordarás el resto de tu vida.

Pues bien, este no fue el caso para Taehyung.

Cuando Taehyung se levantó aquella mañana, sentía que era un día normal y corriente, como el anterior, y el anterior, y el anterior a ese. Su vida era una concatenación de días rutinarios, y aquel no se sentía diferente. Su despertador sonó a la hora de siempre, se despertó con el mismo cansancio de siempre y por supuesto no recordaba absolutamente nada de lo que había soñado. Como siempre. Su perro Yeontan le había robado una de sus zapatillas de andar por casa como venganza por no dejarle dormir en su cama, como de costumbre. Pero se acercó a él con ella en el hocico para devolvérsela como ofrenda de paz para recibir sus croquetitas especiales de pollo y verduras. Como cada día.

Levantándose con un gruñido de la cama, fue arrastrando los pies hasta la cocina, donde su hermano estaba apoyado sobre el borde de la encimera, con los ojos entrecerrados removiendo el contenido de su taza distraídamente. Y había olvidado añadir la leche al café. ¿Y adivina qué? Hasta eso era habitual.

— Namjoon. La leche—dijo Taehyung, acercándose a encender su hervidor de agua, y aprovechando que tenía que alcanzar el estante más alto de uno de los armarios para estirarse perezosamente.

— Gracias—musitó su hermano, abriendo la nevera a continuación— ¿Volviste de la tienda muy tarde ayer?

— Qué va—dijo Taehyung bostezando— Pero ya sabes cómo es Jimin, insistió en que fuésemos a tomarnos una cerveza y al final llegué pasada la medianoche.

Desde hacía cinco años, los dos hermanos y el mejor amigo de ambos eran dueños de Mini Moni Taetae, una ecléctica tienda en la que vendían sus pasiones: Discos, libros y obras de arte independiente. Aunque el negocio no les haría nunca millonarios, les permitía tener una vida normal de clase media. Suponía mucho trabajo, pero a los tres les hacía felices, y poco a poco se habían construido un nombre en la ciudad, siendo el lugar de referencia tanto de los amantes de los productos poco comunes, como de los adoradores de lo mainstream.

Ya con su té con leche en una mano y un paquete de galletas en la otra, Taehyung se acercó al calendario que colgaba de una de las paredes, y sonrió por primera vez en el día. Dos días. Dos días más, y empezaría el Idol Summer fest, el festival de música más famoso del país, y su momento favorito del año. Y en aquella ocasión, más que nunca: Había tenido que competir con miles de personas, pero había conseguido tres entradas para el día que actuaba su cantante favorito. El hombre más deseado de Korea y probablemente del mundo, ganador de un Grammy y media docena de American Music Awards: JK.

Casi cualquiera que conociese a Kim Taehyung, pensaría que era inusual su absoluta adoración por un idol, y en especial por JK. La primera impresión que causaba era de ser un hombre tranquilo, algo introvertido, y con gustos refinados. ¿Y un cantante cuya canción más famosa hablaba de tener sexo con su amante siete días a la semana? Definitivamente se salía de ese esquema.

Pero quienes le conocían de verdad, un lujo que poca gente tenía, sabían que en realidad, aquello era completamente predecible. Taehyung podía ser reservado, pero cuando tenía la confianza para ser él mismo, era alguien divertido y alocado, raro en el mejor sentido de la palabra, y con una capacidad infinita de valorar las cosas especiales.

Y desde que supo de JK poco después de su debut, siempre vio en él algo especial. Tenía ese look de chico malo con sus piercings y su manga de tatuajes, pero también se mostraba dulce y sensible en las entrevistas. Tenía a medio mundo a sus pies y tenía una voz prodigiosa, pero aun así todavía conservaba la humildad. No podían culparle por ser su fan, ni por tener su foto en la funda de su móvil, ni por poner sus álbumes en un lugar privilegiado de la tienda. Su adorado JK a sus ojos era el hombre perfecto.

JK, marry me! [EN EMISION]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora