Durante los siguientes días a la declaración de Jungkook, cierto grado de incomodidad se instauró entre ellos. Por supuesto, tras una declaración como la que Jungkook había compartido con Taehyung, era inevitable que el ambiente se viese algo enrarecido por la inseguridad de ambos. Sin embargo, a medida que Jungkook comprobaba que el interés de su marido permanecía inalterado, y Taehyung conseguía dejar de sentir culpabilidad por posponer el momento de iniciar su relación oficialmente, la tarea de recuperar su vieja rutina se fue facilitando enormemente.
Dos semanas habían pasado desde el cumpleaños de Jungkook, y todo volvía a ser igual que antes. Sin embargo, Taehyung percibió que se habían producido sutiles cambios en la manera de relacionarse entre ellos: Cada mañana, Jungkook le abrazaba con intensidad y dejaba un tierno beso en su mejilla que le dejaba con ganas de más. Al llegar del trabajo, siempre encontraba una nota con una frase bonita en el cuenco donde dejaban las llaves. Los sábados, le había propuesto hacer alguna de esas actividades en pareja que dejaron pendientes durante su viaje. Durante el día, le mandaba fotos y selfies diciéndole lo mucho que le echaba de menos.
Pero es que, además, animado por esos gestos, Taehyung también se relajó un poco más alrededor de su nuevo marido, mostrándose más natural con él. No teniendo que disimular ya lo que sentían el uno por el otro, Jungkook pudo ver cómo Taehyung le miraba con profundo cariño mientras jugaba con Bam, o cómo emitía un gruñido de satisfacción cuando le acariciaba el pelo, o cómo le traía del trabajo todos los días algún pequeño detalle, desde una chocolatina que sabía que le gustaba, a una rosa roja, o unas pegatinas de Marvel para el coche.
Y Jungkook, a pesar de no tener lo que tanto deseaba, estaba aprendiendo a disfrutar del momento y a amainar su impaciencia. Sabía que Taehyung merecía la pena. Además, confiaba en que, al no tener que cohibirse, su marido pudiese por fin sentirse libre de ser completamente él mismo con él. Sentía que avanzaban, y aquello era suficiente para él.
— Buenos días, precioso— dijo Jungkook aquella mañana con una gran sonrisa, abriendo los brazos para que la bola de pelo y legañas que era su marido en aquel momento colisionase contra él.
— Mmm... me encanta cómo hueles recién duchado —musitó Taehyung, abrazándose a la cintura de Jungkook.
— Si necesitaba una razón para no cambiar de gel de ducha, ya me la has dado—respondió Jungkook, besando con cariño su cabeza— ¿Estás nervioso por la fiesta de hoy?
— La verdad es que no, solo emocionado por conocer al resto de tus amigos—dijo Taehyung con un bostezo, soltándose del abrazo de su marido para ir a sentarse a la mesa.
— Esperaba que lo estuvieses...—reconoció Jungkook— ¿De verdad que no te pone nervioso conocer a un montón de gente famosa?
— Pues no—dijo Taehyung— El resto de los famosos no son tú. Solo me ponía nervioso conocerte a ti.
— Oh, ¿tan especial era para ti? — dijo Jungkook mientras se dejaba caer en la mesa y le daba un bocado a su tostada.
— Eres. En presente—respondió Taehyung con una sonrisa coqueta— ¿Qué planes tienes para hoy?
— Pues...una rueda de prensa de 10 a 12 de la mañana, luego a la 1 de la tarde tengo una reunión con los productores para ver cómo va avanzando la edición del disco, a las 3 tengo una sesión de fotos...
— Qué estrés...—dijo Taehyung, empatizando con él, bebiendo un sorbo de su té — ¿No estarás demasiado cansado por la noche para la fiesta?
— ¡Para nada! Además, tengo muchas ganas de que vengas conmigo. El resto de mis amigos llevan muchísimo tiempo pidiéndome que les presente a mi marido —dijo Jungkook — ¿Y tú?
ESTÁS LEYENDO
JK, marry me! [EN EMISION]
Fanfiction¿Quién no va a adorar a JK? Es el mayor idol del planeta, ganador de un Grammy, su sonrisa podría detener el tiempo y su voz dejaría a cualquiera sin aliento... A Taehyung, uno de sus millones de fans, su mejor amigo le propone una idea para pasar...