Capítulo 7

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A Taehyung le parecía mentira cómo algo tan anormalmente inusual como vivir con el gran JK se había convertido en algo tan deliciosamente rutinario para él. Su nueva normalidad fue asentándose en su interior, y ya no le parecía extraño desayunar con un ojeroso Jungkook sentado frente a él, o el olor de su champú a su alrededor, o ver en persona sus streamings sentado en un sillón fuera de plano.

Así que cuando aquella mañana salió del dormitorio y vio que Jungkook ya se había marchado, sintió un pellizco de decepción por ello. Sin embargo, al entrar en la cocina, una bandeja de horno llena de galletas llamó su atención. Sobre ella, una nota de papel le hizo sonrojarse.

"Querido maridito:

Tenía el rodaje para un anuncio y he tenido que salir muy temprano. ¡Lo siento mucho por no avisarte ayer! Te voy a echar de menos todo el día como penitencia.

Te he preparado unas galletas que tenía ya cortadas en el congelador. Espero que estén buenas... ¡Al menos la mitad de buenas que tú!

Un besito, tu Kookie (¡pero no me comas! O sí...jeje)"

¿Cómo podía Jungkook ser aún más perfecto de lo que él pensaba antes de conocerle en persona? Claro que era un poco impulsivo y desvergonzado... Pero su determinación por conquistar su corazón era realmente enternecedora.

Pensando en ello, Taehyung se empezó a sentir un poco culpable. Estaba demasiado acostumbrado a su soltería, y había estado dejando que Jungkook le cortejase como si fuese una indefensa damisela, cuando tendría que ser él quien hiciese el esfuerzo por conseguir que se enamorara de él. ¡También podía ser un caballero y esforzarse por hacer su potencial relación posible! No quería que Jungkook sintiese aquello como algo unilateral. Quería hacerle feliz, y que no fuese un mero matrimonio de conveniencia para él, sino uno de verdad.

Así que, mientras se bebía su té y engullía un par de galletas deliciosamente tibias, se dispuso a escribir ideas de cosas que podría hacer. En el encabezamiento de la nota de su móvil donde las escribió, una idea clara: "Cómo ser un buen marido". Ya tenía unas cuantas escritas cuando un mensaje llegó a su móvil alertándole de que debía marcharse ya al trabajo.

Poco a poco, sus viajes en metro para ir al trabajo con Yoongi o con Hoseok, dependiendo del día, habían ido estrechando su relación con los dos, descubriendo con sorpresa que el risueño Hoseok podía ser absolutamente terrorífico cuando el deber le llamaba, y que el terrorífico Yoongi en realidad era mucho más simpático de lo que podía parecer en un principio. Y a Taehyung le encantaba aquel contraste, pareciéndole fascinante cómo ambos guardaespaldas llevaban a cabo su labor de formas tan diferentes pero al mismo tiempo tan sumamente efectivas.

Hoseok podía parecer más despreocupado porque rompía la etiqueta profesional haciéndole sentir que estaba de colegueo en lugar de sentir que estaba trabajando a su servicio. Sin embargo, había pequeños gestos que delataban que siempre estaba atento de todo lo que pasaba: Su sonrisa desapareciendo instantáneamente si alguien se atrevía a acercarse más de la cuenta a él, su mirada desaprobando a la gente que intentaba hacerle fotos a escondidas...Incluso una vez un chico se acercó hacia ellos con cara de enfado y Hoseok, que estaba riéndose a carcajadas, se abalanzó sobre él un segundo después y le inmovilizó contra la pared de un edificio. Pero Yoongi, que era quien siempre permanecía con una actitud amenazante, en realidad también bromeaba y se divertía dentro de su papel de hombre peligroso.

Aquella mañana de lunes iba a ser Yoongi el que le acompañase. Para intentar no llamar la atención, había sustituido su habitual ropa negra por una camisa de manga corta y unos pantalones cortos vaqueros. Sin embargo, su rostro inexpresivo era lo suficientemente llamativo por sí mismo, por lo que la gente les abría paso con solo una mirada, algo que Taehyung agradecía en plena hora punta.

JK, marry me! [EN EMISION]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora