Capítulo 8

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Cuando Jungkook salió de su dormitorio con dos enormes maletas, Taehyung se planteó si la proposición de hacer una escapada en pareja para conectar entre ellos durante un fin de semana en realidad había sido una trampa del idol para forzarle a mudarse a la otra punta del mundo.

Su pequeña maleta de flores hawaianas, ajada por el tiempo, destacaba junto a la elegancia y sobriedad del set de maletas de lujo que Jungkook cargaba, haciéndole sentir algo avergonzado. Pero el idol no parecía percibir la diferencia, deleitándole con una amplia sonrisa.

— ¿Nos vamos a la Antártida? ¿Para qué necesitas tanto equipaje? —preguntó Taehyung con un tono burlón en la voz.

— Pues...en la maleta grande va mi ropa con un par de opciones para cada día, juegos de mesa, mi neceser, toallas de piscina...

— ¿Y en la otra?

— Mis productos de belleza, cosas para hacer ejercicio, un laptop, mi micrófono de viaje...

— ¿Y no te estarás olvidando de algo? —dijo Taehyung sarcásticamente.

— Déjame que piense...—dijo Jungkook, no dándose cuenta de la intención de su marido— ¡Oh, mi guitarra!

Taehyung suprimió una risa poniendo los ojos en blanco al ver a Jungkook entrar de nuevo corriendo en el apartamento, pero por suerte un segundo después ya estaba de nuevo en la puerta con la funda de su guitarra en su hombro.

— ¿Qué coche nos llevamos? ¿El Mercedes o el Lexus? —preguntó Jungkook.

— Ah, pero que tienes más de uno—dijo Taehyung riéndose.

— Pensaba que mi super fan lo sabría—respondió Jungkook con una media sonrisa.

— Oh, perdóneme por prestarle más atención a su música que a sus vehículos, señor—dijo Taehyung, continuando con la broma—El que prefieras tú.

— Pues... ¡El Mercedes! Creo que te encantará, es mi bebé.

Al llegar al garaje, Taehyung tuvo a regañadientes que darle la razón a Jungkook. Cuando vio el coche, lo primero que le vino a la mente es que era un coche guapo, si es que eso tenía sentido (no, no lo tenía, pero vio inútil cuestionar la elección de palabras que su cerebro había seleccionado para la ocasión). Era un coche masculino, moderno y de líneas perfectas. No le sorprendió en absoluto que, al igual que Bam, compartiesen tanto en común con su dueño.

Servicialmente Jungkook acomodó todo el equipaje en el maletero del coche, y antes de que pudiesen darse cuenta la luz brillante de la mañana les deslumbró al salir del garaje.

— ¿Te dijeron algo Jimin y Namjoon respecto a que te pidieses el día para que pudiésemos aprovechar más el fin de semana? —preguntó Jungkook.

— Para nada, casi se alegraron por mí, porque nunca me pido días libres y les hace sentir culpables.

— Es que trabajas muy duro, hyung. Descansar también es importante.

— ¿Y lo dices tú, que trabajas de lunes a domingo sin descanso durante todo el año?

— Haz lo que digo, no lo que hago—respondió Jungkook con una risa de culpabilidad, rascándose la nuca.

— Además, Seokjin se ofreció a cubrirme para que no estuviesen tan estresados.

— ¿Jinnie? ¿Ofreciéndose a ayudarte otra vez? Wow, debes gustarle mucho—dijo Jungkook visiblemente sorprendido.

— Creo que el que le gusta es mi hermano—dijo Taehyung en tono de confidencia— Pero Namjoon no se entera de nada, ni siquiera cuando Jin está siendo tan obvio.

JK, marry me! [EN EMISION]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora