Capítulo 24

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A pesar de que el invierno aún no había llegado, el sol no había empezado a salir tras los edificios cuando Jimin abrió las cortinas de su dormitorio. Con un suspiro, encendió la luz de su dormitorio y gruñó disgustado por el cambio repentino de iluminación, parpadeando con dificultad. Aún algo desorientado, Jimin abrió la puerta del dormitorio para dirigirse al cuarto de baño bostezando. Sin embargo, al salir de su dormitorio vio por el rabillo del ojo un movimiento que le sobresaltó.

Girándose hacia el sofá, vio un bulto cubierto con una manta levantándose mientras emitía un gruñido gutural, y tardó unos instantes en recordar qué era aquello.

— Buenos días, hyung—dijo Jimin, observando cómo uno de los extremos de la manta se deslizaba hacia el sofá, revelando la cara de Yoongi bajo ella.

Por toda respuesta, Yoongi asintió con la cabeza con sus ojos apenas abiertos mientras gruñía algo solo remotamente parecido a un "buenos días".

— Casi me da un infarto, había olvidado que anoche te quedaste a dormir aquí—continuó hablando Jimin, enternecido al ver al guardaespaldas frotarse los ojos— ¿Quieres ducharte tú primero?

— No, ve tú primero, yo preparo el café—respondió Yoongi con voz ronca— Pero date prisa, no querrás que lleguemos tarde.

— Si tanta prisa tienes, siempre puedes entrar a ducharte conmigo—dijo Jimin con una media sonrisa burlona.

A pesar de que sabía que Jimin solo estaba coqueteando de broma como solía hacer con todos sus amigos, la sola idea de hacerlo realidad provocó que Yoongi tuviese que tragar saliva mientras sus cejas se levantaban ligeramente por la sorpresa, aun cuando estaba haciendo todo lo posible por intentar mantener su habitual rictus serio.

— Por tentador que suene, creo que prefiero esperar mi turno—respondió Yoongi con cautela, provocando que a Jimin se le escapase una carcajada— Por cierto, gracias por dejarme dormir en tu sofá.

— Era lo menos que podía hacer, llevas dos semanas durmiendo a duras penas para protegerme—dijo Jimin, sonrojándose ligeramente al decirlo, a pesar de ser cierto.

— Solo es mi trabajo—murmuró Yoongi, aun a sabiendas de que aquello solo era parcialmente cierto. Su trabajo era protegerle, por supuesto. Pero era evidente que aquella entrega a su misión escondía una preocupación personal detrás — Por cierto, Jimin...Si yo fuese tú, escogería otra ropa cuando tengo invitados en casa.

Extrañado, Jimin bajó la cabeza y dio un pequeño gritito de sorpresa al darse cuenta de que iba vestido solamente con un crop top de algodón y unos boxer apretados que no dejaban absolutamente nada a la imaginación tan temprano en la mañana.

— Como ya he dicho, me he olvidado de que estabas aquí—respondió Jimin tratando de sonar seguro, pero tapándose disimuladamente la entrepierna con las manos.

— Se parece a ti —dijo Yoongi.

— ¿Quién?

— El dibujo del pollito con un cuchillo de tu camiseta —respondió Yoongi con una pequeña sonrisa.

— Ah, ¿sí? —preguntó Jimin con una sonrisa socarrona que intentaba camuflar su vergüenza— ¿Por qué?

— No sé. Ambos sois pequeñitos, adorables y amenazadores—dijo Yoongi, encogiéndose de hombros— Y ahora vete a duchar, o será la segunda vez que me impides hacerlo en los últimos dos meses.

Asintiendo con la cabeza, Jimin cerró por fin la puerta del cuarto de baño, confuso y sonrojado por lo que Yoongi había dicho, pero aliviado de que se hubiese fijado en la camiseta y nada más que en eso. 

JK, marry me! [EN EMISION]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora