Carlos está atrapado en el mundo de las drogas, sintiéndose incapaz de escapar de su adicción. Su vida cambia cuando conoce a Charles, un chico monegasco que vivio toda su vida en Francia y por problemas regresó a Mónaco. A través de su amor, Charle...
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Capítulo 1.
El olor a marihuana en sí mismo era prominente, abundante, como siempre, sentía la pesadez de sus párpados, ya no podía más, caminaba como ido, como una hoja que era llevada por el viento, su aspecto desaliñado y sus ojos estaban enrojecidos, esas inmensas ganas de vomitar no se habían ido de él.
Había maldecido por tercera vez, mientras caminaba rumbo a la casa de su mejor amigo, necesitaba dormir, a pesar de que fuesen las 8 de la noche, ya estaba demasiado drogado, ebrio y fuera de sí, para seguir con toda esa mierda.
—¡Lando! Ábreme!—vocifero golpeando la puerta principal de aquella morada, una casa de dos plantas con acabados rústicos se hallaba al final de la calle principal y era una zona bastante prestigiada de los suburbios de Monte-Carlo, pero en esos momentos a Carlos le valía si era una casa de cartón o una mansión, el solo quería echarse en una cama y dormir, hasta que ese estúpido efecto que le causaba la droga se fuera de él, ya no quería sentirlo jamás, pero el deseo que le provocaba sentir la marihuana era mas fuerte que su voluntad, terminaba siempre siendo esclavo de su deseo de olvidarlo todo y se fundía en la droga y en el alcohol.
Dio tres golpes más a la puerta, hasta que su amigo la abrió, dejando salir un bufido, siempre era lo mismo con Carlos, siempre.
—Te haz vuelto a meter en eso— le reclamó el británico, entrando a la casa, seguido por el mencionado.
—Ya te lo dije, no quiero—dijo ido
—Y si no quieres, porque lo sigues haciendo—le preguntó dejándose caer en el sofá seguido por Carlos.
—Porque me duele aquí.—se apuntó el corazón con la mano temblorosa.
—Te has drogado también—le replicó Lando al oler eso tan característico, la marihuana y era un olor fuerte, nada agradable y Carlos usualmente olía a eso, parecía ya hasta su marca personal, su perfume, aunque para nada era bueno.
—No quiero, pero termino haciéndolo—murmuró cerrando los ojos—¿Puedo dormir hoy aquí?—preguntó Carlos.
—No creo que tengas otro lugar, entonces creo que mi respuesta es más que obvia—casi susurro el chico de los rulos.
—Eres un gran amigo— le dijo, antes de caer en un sueño, o un desmayo, no lo sabía bien, la droga lo dejaba perdido, lo dejaba sin razón, se despertará al día siguiente y no recordaría casi nada de la noche anterior, y eso lograba asustarlo, pero ya le había pasado tantas veces que lo encontraba normal además, le parecía una fácil escapatoria a todos los problemas que su vida conllevaba, porque para Carlos Sainz, la vida era un infierno y dudaba querer seguir viviéndolo.
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La canción no tiene mucho que ver, pero me inspiró a escribir el primer capítulo, estaré publicando tres veces por semana.
—Lunes
—miércoles
—sábado
Espero les gustes y si no pues ni modo, mentira, disfruten de esta horrorosa historia.
