Carlos está atrapado en el mundo de las drogas, sintiéndose incapaz de escapar de su adicción. Su vida cambia cuando conoce a Charles, un chico monegasco que vivio toda su vida en Francia y por problemas regresó a Mónaco. A través de su amor, Charle...
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Capítulo 29
Se separaron al escuchar a unos docentes hablar por el micrófono; dedujeron que todo ya estaba por iniciar, así que bajaron de la azotea con rapidez y se reunieron en los asientos correspondientes. Charles debía ir con su grupo de compañeros del instituto y sentarse con ellos a esperar sus diplomas y todo eso.
Carlos permaneció sentado al lado de la familia de Leclerc con una enorme sonrisa. De cierta manera, el hecho de que Charles, su Charles, se graduara, lograba ponerlo orgulloso. Se sentía orgulloso de él; Charles acababa sus estudios, era lo mejor, un ejemplo para su familia. Y Carlos... bueno, él solo volvía a sus estúpidas adicciones sin que Charles lo supiera. Volvía a martirizarse a sí mismo con la idea de que le estaba ocultando algo a Charles y, de repente, comenzó a sentirse enfermo.
La ceremonia inició como debía: calmada, con los jóvenes en sus lugares, impacientes, esperando su reconocimiento, ese que les daban por acabar sus estudios, por pasar tantos años de esfuerzos y exámenes. Carlos le sonrió a Charles desde su lugar; este lo saludó de la misma manera. No faltaba mucho para que le entregaran su reconocimiento. Y así como pensó Carlos, comenzaron de a uno, pasando cada alumno por su reconocimiento, unas palabras de aliento y regresaban a las sillas junto con su familia. Carlos pudo reconocer, entre tantos estudiantes, a Alexandra, esa chica que había estado coqueteando con Charles, pero ahora no sentía esos celos de antes. Charles era suyo, y nadie se lo iba a arrebatar, nadie.
Cuando escuchó el nombre de Charles, sintió una emoción y algo acelerarse en su pecho, y aún más cuando vio a Charles tan apuesto en ese ceñido traje negro levantarse por su reconocimiento, dándole la mano a los directivos y sonriendo, perfecto. Llegó a su lado luego de recoger el reconocimiento; los padres de Charles se abalanzaron a su hijo abrazándolo, orgullosos de que se graduara. Luego sus hermanos lo apretaron en sus brazos y le susurraron felicitaciones. Carlos se levantó de su asiento dispuesto a felicitar a Charles, pero bajo la mirada de los padres de este no podía besarlo o abrazarlo tan fuerte como quería en esos momentos, así que solo le dijo "felicidades" y le dio un leve abrazo.
Charles se había sentado a su lado y le acariciaba la pierna durante la ceremonia; aún faltaban algunas palabras de aliento por parte de unos alumnos y otras por parte del director del instituto. Cuando por fin todo había acabado, Charles se despidió de sus compañeros con abrazos efusivos. Vio cómo algunas chicas se le insinuaban un poco y le daban sus números telefónicos. El español solo frunció el ceño; Charles lo notó y se acercó a él con una expresión divertida.
──Son compañeras, Calos, solo amigas──le dijo, analizando el rostro de su novio.
──Está bien──bufó Carlos, intentando no ser demaciado celoso, pero no podía hacerlo bien. Se le salía el celar a Charles; lo quería para él, solo para él.
──¿De verdad?──le preguntó Charles, acercándose un poco a él.
──Sí, está bien──le dijo, calmándose un poco. Igual debía confiar en el menor.
