capítulo 20

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Capítulo 20

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Capítulo 20

El español no tardó ni cinco minutos en estar afuera de casa. Bajó corriendo las escaleras, dejando a Lando con la duda de a dónde había corrido su amigo. Bien esperaba que fuera a hacer algo bueno. Carlos decidió no correr aunque deseaba más que nada ver a Charles. Le había dicho que en 15 minutos estaría en su casa, y si corría como su cuerpo y su corazón le decían, llegaría ahí en menos de tres minutos, y no quería parecer desesperado, aunque era notable que estaba más que desesperado. Caminó de la manera más normal que sus pies le permitían en ese momento y llegó a los diez minutos de camino. 

Nervioso por encontrarse con Charles, sabía de antemano que solo habían pasado unos simples siete días, pero igual le ponía nervioso pensar cómo reaccionaría Charles, cómo se disculparía. En el mensaje le pidió que viniera porque debía disculparse, y la parte favorita de Carlos: porque "quería verlo". Mierda, sus mejillas comenzaban a arder.

Tocó el timbre de la casa de Charles un par de veces y sintió esa sensación recorrer de nuevo su espina dorsal y prácticamente todo su cuerpo. Aún no lo veía, pero ya se sentía de aquella manera. Vio cuando la puerta se abrió y una mujer lo atendió. Bien.

──Disculpe, ¿se encuentra Charles?──habló con cierto nerviosismo, antes de rascarse la cabeza levemente.

──Hola, tú debes de ser Carlos. Charles está enfermo──habló la mujer con un tono delicado──.Por cierto, soy Pascale Leclerc, la madre de Charles──siguió.

──Mucho gusto, soy Carlos. Verá, él me invitó y yo... ──Carlos solo murmuraba, estaba nervioso, no sabía qué le pasaba.

──Claro, entonces pasa, adelante, Carlos──terminó Pascale con una sonrisa, dejando pasar al menor──. La habitación de Charles es la segunda a la derecha, sube las escaleras.

 Carlos se sorprendió por la amabilidad de la madre de Charles ante un desconocido como lo era él. Además, Carlos había sido descortés, pues no había dicho nada, solo había asentido. Pues, a quién engañaba, solo quería ver a Charles, los modales le importaban absolutamente nada. Ya luego diría "gracias" y "con permiso".

Subió velozmente las escaleras, corrió, literalmente, hacia la puerta de la habitación de Charles. Suspiró profundo y tocó la puerta recomponiendose. No obtuvo respuesta del menor, así que giró la perilla encontrándose con el cuerpo dormido de Charles en la cama, sumido en un sueño profundo, parecía un pequeño angel. Se acercó con lentitud cerrando la puerta tras de él, se sentó en el borde de la cama. Deseaba velar su sueño todo el tiempo.

La respiración del menor era pacífica y tierna, sus mejillas estaban levemente enrojecidas, su cabello estaba desordenado, pero aun luciendo bien  y él estaba tapado hasta el pecho con las sábanas. Parecía no llevar puesta ropa, más que la ropa interior, claro, y Carlos sintió ese calor recorrer su cuerpo, pero esta vez, sintió cómo se concentraba en otra zona. No quería despertar a Charles por dos razones: la número uno, se miraba tan lindo y adorable dormido; la número dos, quería decirle tantas cosas como pudiera sin que lo escuchara, porque si Charles lo veía, sabía que no podría decir lo que pensaba, más bien, lo que venía sintiendo desde hacía unas semanas. Pero si Charles estaba dormido, podría decir todo sin esperar nada. Eso era bueno.

──Charles, no ha sido mi culpa contagiarte, ¿Sabes?──le murmuró. Estaba sentado en la cama al lado de Charles, podía verlo de cerca, respiraba con calma. Sonrió al recordar cómo lo había besado. Charles se removió sobre la cama y frunció el ceño──. Despierta, estoy aquí ──le habló Carlos moviéndolo levemente. Charles solo hacía pucheros, medio adormilado. Carlos no podía contener la ternura de esas muecas por parte del menor, era demasiado para sus ojos.

──Calos...──murmuró en sueños Charles. Carlos se sonrojó rápidamente-. Calos... -repitió apretando las sábanas. Carlos cerró los ojos y suspiró, su corazón latía demasiado, había dado un vuelco enorme. Charles estaba soñando con él. "Qué día más hermoso", pensó el mayor, hasta que lo vio despertar. La criatura más hermosa frente a sus ojos. Y es que las personas suelen verse peor recién despertadas, pero Charles se veía perfecto: ojos algo rojos y pequeños, su cabello revuelto y la sonrisa vacilante en su perfecto rostro.

──Perdón, Calos, te mandé el mensaje y me quedé dormido. ¿Llevas mucho aquí?──le dijo antes de bostezar.

──No, llevo pocos minutos──musitó nervioso y Charles le sonrió.

──Bien──habló quitándose las sábanas de encima. Solo llevaba puestos unos boxers. Carlos por poco se desmaya. Charles quería matarlo, sí, eso quería lograr.

──¿Sobre qué querías hablarme?──logró decir Carlos. Charles le sonrió completamente y estiró las piernas.

──Bien, creo que me pediste que no me arrepintiera de lo que hice, que bueno, tú me lo pediste, no podía negarme, pero eso no es todo lo que quería hablar, no tuvimos contacto, sabes, no lo hice porque no quisiera verte, es solo que quería pensar, necesitaba hacerlo.

──¿Sobre qué necesitabas pensar?──preguntó el mayor rápidamente. Charles suspiró y cerró los ojos. Quizá no era tan fácil decir las cosas. Cuando le envió el mensaje a Carlos, pensó que sería fácil decírselo, que solo llegaría y le diría. Pero lo tenía a medio metro de distancia, una distancia bastante íntima. Los ojos de Carlos lo ponían nervioso, la media sonrisa del mismo también lograba ponerle la piel a temblar levemente. No estaba seguro de lo que diría. ¿Y si Carlos se enojaba? ¿Si no lo volvía a ver? ¿Si se negaba? ¿Si le decía que no? Seguro no quería lidiar con ello, pero debía decirle. Se lo había pensado por una semana, y estar enfermo le ayudó a pensarlo con más calma. No quería repetir lo de Francia, pero algo dentro de sí le decía que si hacía aquello se sentiría bien, tanto él como Carlos. Ya lo había decidido, le diría, no había vuelta atrás. Moría por preguntarle, pero estaba nervioso, quizá no tanto como Carlos. Pero lo estaba.

──lo he pensado mucho, yo... desde que nos besamos. Creo que, bueno, solo... ──guardó silencio unos segundos que para el mayor fueron eternos. Lo vio morderse el labio con nerviosismo──. Carlos, ¿quieres salir conmigo?──El corazón de Carlos dio un vuelco. Estaba latiendo como nunca, pero la sorpresa de las palabras de Charles lo dejaron mucho más sorprendido, no podía creer aquello. ¿Qué se suponía que respondería?

Sentía cómo todo estaba ardiendo en su interior. Una calidez embriagadora se extendió desde su pecho, invadiendo cada rincón de su ser. Sus manos temblaban ligeramente mientras su mirada se mantenía fija en Charles, incapaz de apartarla.

El mundo parecía detenerse, el tiempo dilatándose en ese instante. Cada detalle se volvió vívido: la forma en que Charles apretaba los labios, el leve rubor en sus mejillas, la expectación en sus ojos. Carlos podía oír el latido de su propio corazón retumbando con fuerza en sus oídos.

Quería gritar, reír, llorar, todo al mismo tiempo. La intensidad de sus sentimientos le dejó sin palabras. Sentía la tensión en el aire, el peso de la pregunta colgando entre ellos. Sabía que cualquier palabra tendría un impacto profundo, pero una cosa era clara: nunca había deseado algo tanto como esto.

A medida que los segundos se convertían en eternidades, Carlos se dio cuenta de que su vida había cambiado para siempre en el momento en que Charles formuló esa pregunta. Sentía cómo cada sombra y duda se disipaba ante la luz brillante de sus sentimientos por Charles. Y aunque todavía no había encontrado las palabras para responder, en su corazón ya hablaba por él.

 Y aunque todavía no había encontrado las palabras para responder, en su corazón ya hablaba por él

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𝑌𝑜𝑢 𝐺𝑒𝑡 𝑀𝑒 𝑆𝑜 𝐻𝑖𝑔ℎ - 𝐵𝑦 𝐴𝑛𝑑𝑟𝑒́𝑠 || ᴄʜᴀʀʟᴏsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora