Carlos está atrapado en el mundo de las drogas, sintiéndose incapaz de escapar de su adicción. Su vida cambia cuando conoce a Charles, un chico monegasco que vivio toda su vida en Francia y por problemas regresó a Mónaco. A través de su amor, Charle...
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Capítulo 18
Apenas había escuchado las palabras salir suavemente de la boca del español, ¿Le acababa de pedir aquello?, ¿en serio le acababa de pedir eso? Bien, estaba sorprendido. Pero dejando atrás la sorpresa, estaba la duda de qué haría. ¿Debía besarlo? No sabía, pero debía actuar rápido o las cosas se pondrían quizás más incómodas entre él y Carlos. No es que no quisiera besarle porque quizá él saldría ganando tras la petición, casi súplica, de Carlos, sino que no era lo correcto hablando de lo que acababa de pasar, no quería repetir su historia en Francia, simplemente no quería repetir las malas memorias, los malos momentos. ¿Pero quién era Charles para negarse a las peticiones de Carlos? No podía, solo no podía negarle algo a Sainz y menos algo que él disfrutaría igual. Además, debía guardar la compostura, ¿Pero a quién le importa guardar la compostura? Carlos se lo había pedido y no iba a negarse.
──Ven aquí── le susurró con dulzura, acercándose un poco más a Carlos, mientras el mencionado se acercaba también. Charles lo miró con deseo, deseo de volver a probar sus labios.
──Tú me lo pediste── masculló antes de tomar con suma delicadeza el rostro de Carlos entre sus manos. Carlos cerró los ojos y asintió.
Todo dentro de él se estaba quemando, todo ese calor creció cuando sintió al fin los labios de Charles sobre los suyos. No se iba a dejar engañar, era lo mejor. Dios, podía morir pegado a esos labios, era la mejor sensación, no podría haber algo mejor que la tímida pero deliciosa fricción, entre los labios calientes de Charles y los fríos de Carlos. Estaba en el cielo.
Las manos del monegasco viajaron hacia parte de su rostro acariciando sus mejillas con suavidad, como queriendo tocar todo de Carlos, sentirlo. Carlos no se quedó atrás y, sacando un impulso de su interior, colocó ambas manos en los hombros del menor, haciendo leve presión, juntándolo más a sí mismo.
No supo cuándo ni cómo, pero las manos de Charles estaban ya en la cintura de Carlos, sujetándolo fuertemente, haciendo un poco de presión, como si este quisiera alejarse y Charles tratará de retenerlo, lo cual era completamente imposible. Carlos quería estar así para siempre, porque él era ese momento, y amaba ser ese momento.
Charles hizo el intento de separarse, y no porque quisiera dejar los labios del español, es solo que el aire comenzó a faltarle, necesitaba respirar. Se separó aún sin abrir los ojos. Carlos soltó un bufido, Charles lo escuchó y se inclinó para darle un beso corto, el cual hizo sonreír al mayor, una sonrisa tierna y decorando sus pálidas mejillas de un fuerte carmesí. Su rostro comenzaba a tornarse rojizo, otra vez, más intenso.
──Bien, he hecho lo que me pediste── le murmuró Charles cerca del oído, abriendo los ojos. Carlos sentía sus labios palpitar, seguro estaban rojos e hinchados, justo como estaban los de Charles.
