Cap 8. fue mi primer beso.

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(Julio del 2018)

CAMERON


Despierto temprano; aunque me haya acostado de madrugada, siempre despierto temprano.

Me preparo y salgo a correr. Cuando estoy llegando, mi profesor me llama desde su restaurante por una emergencia y necesita que le colabore otro chef.

Aún no soy uno, pero mis postres y comidas son fenomenales; prácticamente paso toda la mañana allí.

Cuando me piden un pequeño mousse para una cumpleañera, me acuerdo de la mocosa y hago uno especial para ella. Cuando termina mi turno, salgo y voy a casa.

Llego pasadas las cuatro de la tarde, pero cuando estoy llegando, recuerdo un pequeño detalle: mis tripas están sonando; con tanto embolate y trabajo, me olvidé de comer. Estoy hambriento, pero cuando llego, Max está lavando su plato.

Hola, hermano, ¿cómo estás, perdido? —me pregunta Max, sonriendo.

Algo así; ya sabes, trabajo, pero vengo hambriento, olvidé comer... —le digo, pero me sorprende cuando Max me dice:

Hay estofado y papas rústicas, por si te provoca. —Sonrío y busco la comida. El estofado está espectacular; en estos años de conocer a Max, nunca había probado algo tan delicioso hecho por él.

Cuando termino, le agradezco a mi amigo, que está en la sala viendo un programa de deportes.

Estaba delicioso, no conocía tus dotes. —Sonrío, pero Max niega y me cuenta algo que me deja callado.

Gracias, hermano, pero es obra de Maya; ella hizo la comida. —Me quedo callado, voy a mi habitación y descanso por un rato.

Quedé sorprendido; no sabía que esa mocosa supiera cocinar. Luego de dormir por un rato, me levanto y noto que Max salió.

Miro la puerta de la habitación de la fastidiosa, y está a medio abrir. Veo de reojo y no está ahí.

Camino por la casa cuando veo que está en la terraza, en un rincón como escondida, muy concentrada dibujando.

Me devuelvo y busco en la heladera su postre. Lo decoro con las palabras “Dulces Dieciséis”, lo llevo y pongo una pequeña velita, la prendo y se lo coloco enfrente.

Ella levanta su rostro con una hermosa sonrisa, pero se queda congelada cuando me ve a mí; tal vez pensó que era Max.

Amarg... —se queda callada. Sé lo que me iba a decir; ya varias veces me ha llamado así.

Cam, ¿y eso? —pregunta ella, sorprendida.

Ayer era tu cumpleaños, ¿no? —le contesto, algo tosco; siempre he sido un egocéntrico a la hora de tratar a las mujeres, pero ella es otro nivel.

Vamos, sopla las velas, pide un deseo. —le digo, y cuando lo hace, saco la cuchara y le doy a probar mi obra maestra.

Pues en realidad, este postre es la primera vez que lo hago; ella me inspiró y pienso incluirlo en los postres de mi nuevo restaurante. Se llamará «Dulces Dieciséis».

FUERA DE LIMITES "Rendido ante Tí"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora