16 | «Quiero que sea bonito»

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Mi pierna se sacude de arriba abajo siendo impulsada por mi pie que se mueve violentamente contra el suelo. El profesor continúa explicando la tarea y Sam parada en al puerta me indica que me apresure.

No puedo irme de la clase así como así, se supone que estoy haciendo buena letra, ya he faltado a varias prácticas de fútbol y como siga metiendo la pata acabaré otra vez en la oficina de Astrid. Llevo una buena racha, no quiero romperla.

—Y si comprendieron todo, si nadie tiene dudas, pueden marcharse.

Esa es mi luz verde para ponerme de pie y salir despedido del salón. Apenas poner un pie en el pasillo, Sam toma mi mano y tira de mí por todas las instalaciones. Frunzo el ceño cuando nos acercamos al baño de las chicas, pero no me detengo.

—Espera aquí —dice poniendo ambas manos en mi pecho para después meterse en los baños.

Pasan no más de veinte segundos hasta que vuelve a aparecer y toma mi mano para tirar de mi hacia dentro del baño. Apenas la puerta se cierra, me empuja haciendo que mi espalda choque con esta.

—Estamos bien, ¿no? —pregunta y yo asiento frunciendo el ceño.

—¿Qué pasa? —sonrío sin entender a qué viene todo esto.

—No he dejado de pensar en ese beso.

Su mirada atraviesa la mía, bajo hasta sus labios y al ver como se los relame sonrío.

—Ni yo.

Apenas termino de hablar, mis labios se lanzan sobre los suyos. Mis manos encuentran el camino a su cuello como si ya estuvieran acostumbradas al recorrido y las suyas se posan en mis caderas.

—¿Alguna vez lo has hecho en los baños del instituto? —pregunta y una sonrisa se forma en mis labios.

No respondo, mi boca viaja a su cuello mientras mis manos comienzan a desprender los botones de su camisa. Siete malditos botones y la prenda está fuera, centro mi atención en desprender los broches de su brasier, pero cuando estoy a punto de conseguirlo oímos la puerta abrirse y nos quedamos inmóviles.

Ella lleva su índice a sus labios indicando que haga silencio.

—¿Estás aquí, Sam? —pregunta alguien desde fuera y ella agranda los ojos—. ¿Sam?

—Estoy aquí, Suzete —responde ella cubriendo mi boca—. Solo me duelen los ovarios, nada grave.

—Te vi cruzar por mi salón —dice Suzete—. Pensé que igual necesitabas algo...

—Todo está perfecto, tranquila —Yo frunzo el ceño y ella aprieta los labios en un intento de no reír—. ¿No tienes más clases?

—Tengo historia, pero no entraré. Te espero.

Tomo la mano de Samantha y la aparto de mi boca. Le doy un beso corto en los labios antes de hacer una seña con la cabeza hacia fuera.

—Ven esta noche a mi casa —susurra a mi oído.

—Trabajo —susurro en respuesta.

—Cuando termines, mamá está en el hospital hasta las nueve de la mañana.

Sonrío de lado—. Nos vemos —vuelvo a darle otro beso.

—Nos vemos.

Tira de la cadena del inodoro y sale del cubículo abriendo la puerta lo menos posible.

—Susy —la escucho decir—. ¿Qué piensas de Liam?

Entorno los ojos.

—¿Liam Corbyn? —Sam asiente con un casi inaudible sonido—. No sé, creí que le gustaba, pero luego fue a la fiesta contigo así que no estoy segura. ¿Por qué? ¿Te habló de mí?

Son melodías que pintan corazonesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora