2 | «Un precio demasiado alto»

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Puede que hayas pasado mucho tiempo sin notar siquiera mínimamente a una persona, pero una vez lo haces, es como desbloquearla y por muy loco que suene, comienzas a verla en todas partes.

Después de seguir a Samantha en Instagram ojee sus fotos, no fue fácil, pero tomé la decisión de no involucrarme. Tiene novio y, aunque no pinta ser algo muy formal, no voy a interferir en su relación. Sin embargo, eso fue antes de que inevitablemente me la cruzara en cada rincón del pueblo. Se convirtió en un personaje recurrente en mi vida y eso no ayudó a que el interés desapareciera, al contrario, lo volvió más fuerte.

—Siempre llegando tarde, Liam —dice Astrid agrandado los ojos cuando cruzo corriendo junto a ella—. James no dejará que entres al salón.

—¡Seré persuasivo! —grito sin dejar de correr.

Ya tengo nueve faltas en biología, una más y tendré que dar examen libre. Y sí, no me importa el colegio, pero a la nonna sí y sé que como pierda la asignatura me hará estudiar durante todo el verano.

Al llegar a la puerta del aula, el señor James Urten está parado fuera con los brazos cruzados y su clásica cara de perro amargado al que acaban de castrar.

—Si hubiera llegado veintisiete segundos después no podría entrar a mi clase —dice, cerrando la puerta una vez ambos entramos en el salón.

Le sonrío falsamente y luego volteo mi mirada hacia mis compañeros en busca de un lugar libre. Suelto aire por la nariz riendo por lo bajo al notar que el único lugar disponible es junto a ella, mi personaje desbloqueado.

—Hola —saludo sin más al sentarme y ella me responde con una sonrisa.

—Haremos un examen básico para dar por terminado el tema de la semana —anuncia el profesor para después pedirnos que saquemos únicamente un bolígrafo azul y una hoja.

Los murmullos de mis compañeros se hacen presentes una vez él se voltea hacia la pizarra y comienza a escribir las preguntas en ella. Algunos dicen que es injusto, otros que es ilegal y unos cuantos hasta juran que podrían despedirlo por esto; ninguno parece estar conforme con la decisión de James, ni siquiera la chica que tengo al lado que parece no haberse enterado que tenemos examen.

—Eh —pecho a Samantha con el codo—. ¿No vas a sacar una hoja?

—No he estudiado nada —se encoge de hombros—. No la haré.

Sonrío de lado, arranco una hoja de mi cuaderno y la planto frente a ella sin quitarle los ojos de encima. Ella entorna los ojos, dedicándome una mirada de completa desconfianza. Sin embargo, comienza a escribir su nombre en la hoja y eso hace que mi sonrisa se ensanche.

James termina de anotar las preguntas en la pizarra, se voltea hacia nosotros e irónicamente nos desea la mayor de las suertes. Me basta con leer las preguntas una vez para comenzar a contestarlas, no es nada difícil o rebuscado, solo hace falta haber prestado un poco de atención en clase y ya. Cuando el profesor anuncia que quedan quince minutos, mis ojos viajan a la hoja de la chica a mi lado; está completamente vacía.

Vuelvo a codearla y cuando me mira hago una seña con mi cabeza hacia mi hoja.

—Copia —susurro, pero al parecer no lo suficientemente bajo, porque el chico que está delante de nosotros se voltea y nos contempla con los ojos muy abiertos.

—Si tú no quieres, déjame copiar a mí —Apenas termina de hablar yo niego con la cabeza y tapo mis respuestas con la palma de mi mano. Está loco si cree que voy a dejar que saque buena calificación a mi costilla—. Anda, Liam.

—Que no —Mis susurros ya no son susurros y ahora atraen la mirada del profesor.

—Solo algunas preguntas...

Son melodías que pintan corazonesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora