Fiesta de fin de año

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Jorgelina Fasset, es una profesional de 29 años, casada hace poco más de 6 meses. Ella cuanta con una carrera exitosa, fruto de un esmerado estudio universitario con el que obtuvo 9.20 de promedio general.

Es una de las gerentes más jóvenes de su empresa, habiendo ingresado como joven profesional hace 4 años. Durante mucho tiempo, fue la fantasía de mujer para muchos en la empresa. Desde hace medio año

De cabello castaño, flaca, 1,75 metros de altura y una figura esbelta, Jorgelina se ha transformado desde hace poco tiempo (a raíz de su casamiento) en el deseo de muchos que darían al menos 1 año de sus vidas por una noche con ella.

Es el deseo de muchos hombres que la quisieran en su cama, y la envidia de muchas mujeres que quisieran tener un cuerpo como el de ella. Se sabe linda, pero no es histérica, por el contrario, su gran nivel de extroversión y su carisma con la gente, es inversamente proporcional a su fidelidad.

Nunca podría decirse que Jorgelina es una calienta pitos o que "lo que le pasó se lo merecía". Pero la vida a veces es injusta y en el caso de ella, le jugó una mala pasada.

Llegando Diciembre, la compañía había organizado la fiesta de fin de año en uno de los mejores hoteles de la ciudad. Todos los años, y como en todas las empresas, los comentarios del día posterior a la fiesta estaban siempre relacionados con "quien se cogió a quien".

Sobre Jorgelina poco se decía, porque ella se iba temprano de la fiesta, diciendo risueñamente – "Soy como la Cenicienta... hay horas en que debo volver a mi casa".

El año pasado, y con motivo de su casamiento, Jorgelina no asistió a la fiesta, y ello no pasó desapercibido para nadie.

Este año, ya no pudo rehusarse, y se preparó como en años anteriores: con una gran producción en su vestimenta, su maquillaje y su peinado. Nada pomposo, quizás porque todo, hasta el trapo más simple, le quedaba bien.

Pero este año, iba a ser distinto.

La fiesta comenzó temprano, como un Happy hour donde, 5 Gerentes de División tenían la firme intención de hacer realidad su deseo de poseerla por una noche. Y habían preparado una trampa que la llevaría a un camino sin retorno.

Sólo Jorge Pettrallia (uno de los 5 hombres citados) se sentó en la mesa con ella: a su lado, pero constantemente hablando con otras personas de la mesa. Casi como si la presencia de ella fuera intrascendente.

Apenas se levantaron para los primeros bailes, Jorge, adujo un esguince en el tobillo que le impedía bailar, se quedó solo en la mesa y sin que nadie lo mire le mezcló el contenido de un sobre de Éxtasis finamente procesado en la copa de champagne de Jorgelina, en la suya, y en la de Esteban Gonsalez, un gerente de sucursal que se sentó del otro lado de ella.

Aún cuando se equivocara de copa, Jorgelina tomaría la droga que le iniciaría el camino a su perdición.

Cuando la mayoría llegaron a la mesa, se abalanzaron sobre sus respectivas copas por la sed que tenían. Ella estaba radiante, feliz... y sedienta. Tomó de su copa y esperó por más, Jorge volcó a propósito su copa de champagne, haciéndolo pasar como un mero accidente. Y dado que Esteban estaba todavía bailando, le ofrece a Jorgelina la copa de él, diciéndole: - "Tomá vos de ésta que estás sedienta, total Esteban no está. Yo ahora me pido una para mí y otra para él.

Mientras Jorgelina tomaba su segunda copa "preparada", Jorge se ocupó de conseguir otra copa para Esteban y luego dijo a todos: - "Les pido disculpas, pero el dolor del tobillo me está matando, aparte ya es casi la una de la mañana, mejor me marcho a casa".

Frente a todos, Jorge se retiró a su casa a esa hora, cuando en realidad sólo pasó frente a la mesa de sus cuatro amigos de juerga, para dirigirse a un cuarto. En menos de media hora, los 4 restantes y bajo diferentes excusas, se retiraron de la mesa donde estaban.

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