Hola, soy Mirna de nuevo, en esta ocasión les contare como el Papá de mi novio y sus hermanos hicieron una orgía conmigo sin mi consentimiento.
Todo empezó el día que mi novio me invitó a su casa por primera vez, a una reunión familiar; ahí conocí a los Papás de mi novio Mauricio. Los señores fueron muy simpáticos y agradables conmigo y yo intenté agradarles también.
También conocí ese día a los hermanos de mi novio: Juan, Fausto y Rogelio y también a su hermana Nina. Incluso bailé con Juan y con Rogelio; todos me parecieron muy lindos y educados.
Después de eso conviví mucho con su familia, ellos me trataban muy bien, sobre todo la señora, era muy amable conmigo, al igual que el Señor Mauricio. El único que a veces me molestaba como me miraba era Fausto, sentís como clavaba su mirada en mi cuerpo.
En ese entonces yo tenía 18 años, y siempre he sido bonita y delgada, con mi tez morena clara y mis pechos y nalgas ya estaban redondas y bien formadas, mis piernas torneadas y mis ojos grandes, así como mi cabello largo y oscuro.
Mis novio Mauricio tenía 20 años, sus hermanos 23, 21 y 19, su hermana creo que 17 y su Papá 47, su mamá como 45.
La verdad es que ninguno de la familia estaba mal, bueno, excepto Fausto que si tenía una nariz demasiado grande y aguileña, no me gustaba su aspecto, además era el más morboso y pesado de todos. Yo nunca le dije nada a mi novio para no crear conflictos.
La ocasión que les voy a contar sucedió un día que Mauricio me dijo que nos veríamos en su casa pues no podría pasar por mí a la escuela, ya que trabajaba por las tardes y ese día se tenía que quedar un poco más.
Ese día me había yo puesto muy guapa para él, me arreglé mucho porque habíamos planeado ir a bailar. Llevaba minifalda, zapatillas y una blusa con mucho escote y aunque traía una chamarra encima, en la calle y mis compañeros de clase me lanzaron muchos piropos, sobre todo cuando me quité la chamarra por el calor del salón de clases.
Llegué a la casa de mi novio como a las 8:30 pm. Me abrió Fausto y después de recorrerme morbosamente con la vista me dijo que Mauricio no estaba, yo le dije que lo sabía pero que lo iba a esperar; se hizo a un lado y me dejó entrar; mañosamente dejó muy poco espacio para que yo pasara. Al pasar junto a él sentí como se repegó a mí, me enojé pero de nuevo no dije nada.
En la sala de la casa estaba mi suegro con Juan viendo un partido en la TV, los saludé y me respondieron casi sin mirarme, pues estaban embelesados en el aparato. Pregunté por mi suegra y mi cuñada y me dijeron que se habían ido a una reunión con amigas suyas.
Sin saber que hacer, me fui a la cocina y me senté en el desayunador cavilando y aburriéndome. Unos minutos después llegó Juan y se unió a los demás a ver la TV y a tomar cerveza. Al poco tiempo, mi cuñado Fausto se levantó y fue a la cocina, me dijo que me uniera a ellos, pero le comenté que no le entendía al juego y entonces me ofreció algo de comer o de tomar; como tenía mucha sed, le dije que me regalara agua, pero él me dijo que solo tenía refresco y cerveza. Le acepté un refresco; abrió el refrigerador y sacó varias cervezas y una lata de refresco; me levanté a lavarme las manos mientras él me servía el refresco en un vaso; yo creo que en ese momento algo hizo, pero aún no estoy muy segura.
Fausto llevó las cervezas con sus hermanos y su Papá; tomé unos sorbos y saqué un libro para leer. Me extrañó que Fausto volteaba demasiado y se secreteaba con sus hermanos y su papá.
Pocos minutos después, de nuevo Fausto se levantó y fue a la cocina, me preguntó que cómo me sentía y le dije que bien, aunque me pareció extraña sui pregunta lo tomé como un gesto de amabilidad.
Terminé mi refresco y seguí leyendo mientras ellos seguían viendo la TV. En eso sonó el teléfono, mi suegro contestó y habló un poco, luego me llamó y me dijo que era Mauricio. Me levanté a contestar y me sentí muy mareada, pero fui hasta donde estaba el teléfono. Mi novio me dijo que aún tardaría en llegar, que si lo deseaba, me fuera, que le pidiera a uno de sus hermanos que me llevara a mi casa; le dije que si, pero que me estaba sintiendo mal. Entonces el me dijo que si quería me recostara un rato y luego me fuera. Pensé que sería buena idea, me despedí de él, colgué y le dije a mi suegro que me sentía mal y que quería recostarme. Él me dijo que adelante, que estaba en mi casa y me fui a la recámara de mi novio; antes, pasé por mi bolsa a la cocina y alcancé a escuchar que mis cuñados se secreteaban algo así como "ya está lista", "ahorita vamos". Pero no le di importancia, además el mareo cada vez era más fuerte.