En mi situación de desempleo, disponía de mucho tiempo libre. Sin duda demasiado. Había pasado ya bastante tiempo desde mi último trabajo. Natalia, mi esposa, doblaba frecuentemente turno en el hospital donde trabajaba como enfermera, lo que nos permitía vivir, aunque fuese con ciertas restricciones.
Natalia y yo nos habíamos casado jóvenes. Ella se mantuvo virgen hasta el matrimonio y pocos meses después de la boda quedó embarazada de la que al final sería nuestra única hija, Cristina.
Habitualmente acudía a jugar alguna partida de poker en los sótanos de un bar cercano. Por mi carácter frío y calculador, casi siempre ganaba pequeñas cantidades que me permitían mantener mis gastos, hasta aquel fatídico día.
La tarde anterior Natalia estuvo trabajando y comencé perdiendo el poco dinero que llevaba. Regresé tres veces al cajero hasta que agoté la cuenta corriente. Dada mi desesperación, pedí dinero a un usurero que lo prestaba a intereses inconcebibles. Debería devolverlo al día siguiente, algo que se antojaba complicado, ya que no sabía de dónde sacarlo.
Estábamos a finales de mayo. Nuestra única hija, que acababa de traspasar la mayoría de edad, se encontraba estudiando en Madrid y afortunadamente, todos sus gastos estaban pagados hasta fin de curso, pero aquello que había pasado, me ocasionaría probablemente graves consecuencias ya que sabía que aquel malnacido me obligaría a pagarlo en breve
Salí a pasear para despejarme. A los pocos metros de casa vi a Gabi, el usurero, acompañado por dos esbirros más. Intenté cruzar de calle, pero se me echaron encima y me "invitaron" a entrar en su coche. Querían el dinero, a lo que respondí que necesitaba unos días más.
Te daremos una semana. Ya sabes que a eso tendrás que añadir los intereses. Aunque te voy a ofrecer una solución. Estamos buscando una mujer madura, atractiva, para una película para adultos. Por lo que sé, tu esposa cumple con los requisitos.
Mi esposa es una mujer decente. – Respondí airado. – Te devolveré el dinero, no te preocupes.
Me explicó que era una película que se rodaría para colgarla en internet, en el mercado extranjero, por lo cual no se vería en España. El argumento sería de una mujer, a quien sus dos hijos la drogaban para abusar de ella. Por ello, no sería necesario que Natalia estuviera consciente para la grabación, sólo precisaban de mi autorización y colaboración.
No presté demasiada atención y cuando terminó la reunión comencé a buscar el dinero de manera activa, aunque no era posible. Pasé un fin de semana bastante agobiado, y el lunes siguiente, al bajar a la calle, volví a encontrarme a los tres hombres, y de nuevo, tuve que acompañarles al vehículo.
Fueron menos amables que el primer día al decirles que aún no disponía del dinero. En el coche, me dieron dos fuertes golpes en el estómago, y Gabi me habló claro.
Mañana quiero el dinero, o tu colaboración para que tu mujer protagonice la película. De lo contrario, tu hija, tu mujer, tus padres, tus suegros, comenzarán a tener graves problemas.
Pero mi esposa tiene 42 años. ¿A quién pude interesar una mujer de esa edad?
Te equivocas. No sabes el éxito que tiene una madura con un cuerpo como el de tu esposa. Pero quizá preferirías que la protagonista fuera tu hija.
No contesté y al salir volví a buscar una solución de forma desesperada. Hice un par de intentos más para conseguir dinero pero resultaron infructuosos. Aquella noche no pude dormir. No podía hacer aquello a mi mujer, pero tampoco encontraba otras salidas
Natalia es una mujer rubia, no muy alta, con generoso busto. Muy tímida, tanto que jamás se había llegado a poner en top less en una playa. Y ahora hacer una película............... Qué locura¡¡¡