;019

115 15 2
                                    

El sonido del despertador me sacó de un sueño inquieto. Me estiré en la cama y miré el techo. Hoy era el día de la cita con Alan, y mi estómago ya estaba revuelto de nervios. Me levanté y me dirigí al baño, donde me miré en el espejo. A pesar de las ojeras bajo mis ojos y la palidez de mi piel  me sigo viendo linda.

—¿¡ARIADNAAAAA, NO VAS A DESAYUNAR!? - se escucho la voz de Adri desde la cocina.

—¡NOOO! -respondi gritando esperando que me escuchara

Mi estómago rugió en respuesta, recordándome que no podía seguir evitando la comida después de días sin comer. Bajé las escaleras y me dirigí a la cocina. Adri estaba allí, preparando un desayuno abundante.

—¡Buenos días, dormilona! —dijo Roz con una sonrisa

—Hola amiguita - dijo Lukas saludandome con la mano

—Hola Roz - dije sonriendo - hola miope

La mamá de ambos chicos comenzo a reir — Mira, lara que desayunes - dijo acercandome un plato lleno de comida.

—Gracias, Adri, pero no tengo mucha hambre —mentí, tratando de sonar convincente.

—Vamos, Ari, tienes que comer algo —insistió, empujando el plato aún más cerca de mi

Suspiré y me senté, tomando un bocado para complacerla. Mientras comía, no podía evitar pensar en lo que haría después. Terminé de desayunar y me levanté.

—Voy al baño un momento —dije, tratando de sonar casual.

Me dirigí al baño y cerré la puerta detrás de mí. Me incliné sobre el inodoro y, con un nudo en el estómago, vomité todo lo que había comido. Me limpié la boca y me miré en el espejo, sintiendo una mezcla de alivio y culpa.

—Lo siento, Adri —murmuré para mí misma—. No puedo evitarlo.

Después de asearme y arreglarme, volví a mi habitación para vestirme. Escogí un vestido bonito, algo que pensé que a Alan le gustaría. Me miré en el espejo una última vez antes de salir.

Cuando escuché el timbre de la puerta, mi corazón dio un vuelco. Caminé hacia la entrada y abrí, encontrándome con la figura alta y segura de Alan. Me sonrió, y por un momento, todo pareció estar bien.

—Hola, Ari —dijo con su voz suave pero firme—. ¿Lista para nuestra cita?

—Hola, Alan —respondí, tratando de sonar entusiasmada—. Sí, estoy lista.

Caminamos juntos por las calles, el aire fresco de la mañana era un alivio para mi mente agitada. Mientras andábamos, Alan comenzó a hablar sobre cosas triviales, intentando sacar uno que otro tema de conversación.

Llegamos al café, el mismo que visitaba siempre con mi papá, o al menos eso recuerdo.

Nos sentamos en una mesa junto a la ventana, y Alan pidió para los dos, pidiendo mi café favorito, lo cual me sorprendió. ¿Enserio eramos tan cercanos?

—Así que, ¿cómo has estado? —preguntó Alan, rompiendo el silencio mientras esperábamos nuestras bebidas.

—He estado bien, supongo —respondí, tratando de sonar despreocupada.

Alan asintió, sus ojos observándome con una intensidad que me hizo sentir que podía leer mis pensamientos — ¿Segura que estas bien?

—Obvio, ¿por qué no lo estaria? - respondí sonriendo

El camarero llegó con nuestros cafés y algunos pastelitos. Tomé un sorbo de mi bebida, disfrutando del calor y el sabor familiar. Alan me miraba, como si tratara de leer mis pensamientos.

—Ari, ¿te gustaría grabar un video conmigo? —preguntó de repente, cambiando de tema.

—¿Que tipo de video? - respondí con otra pregunta

—Una broma a Fede - dijo mirandome esperando mi respuesta

—Oh, una broma a Fede suena divertido —respondí, sintiendo una chispa de emoción por la idea— Claro, me encantaría participar.

Alan pareció complacido por mi respuesta, y su sonrisa se amplió.

—¿Puede ser un complice este Lukas? —propuse, entusiasmada— Seguro que sería aún más divertido con él.

Al mencionar el nombre de Lukas, noté que la expresión de Alan cambió sutilmente. Sus ojos se entrecerraron por un momento antes de que recuperara su sonrisa.

—Sí, suena genial —dijo, pero su tono de voz sonaba un poco forzado.

Sus palabras me hicieron dudar por un momento, pero decidí no darle demasiada importancia. Tal vez solo estaba preocupado por cómo reaccionaría Lukas a la idea de la broma.

—¿Pasa algo, Alan? —pregunté, preocupada por su repentino cambio de ánimo.

Alan negó con la cabeza rápidamente. —No, no pasa nada. Es solo que... bueno, no es importante.

—¿Espera... estás celoso? —pregunté, tratando de aligerar el ambiente con una sonrisa.

Alan se rió, pero su risa no llegó a sus ojos —¿Por qué estaría celoso si eres mi novia?

Me quedé boquiabierta, sin saber cómo responder —¿Tu novia? ¿De qué hablas, Alan?

Antes de que pudiera decir algo más, el ambiente cambió de repente cuando el mesero llegó con un pastel en sus manos.

Mis ojos se abrieron con incredulidad mientras observaba el pastel con la pregunta: "¿Quieres ser mi novia?" Miré a Alan, quien sostenía un ramo de rosas frente a mí. Todo parecía sacado de un cuento de hadas, pero me sentía atrapada en un torbellino de emociones contradictorias.

 Todo parecía sacado de un cuento de hadas, pero me sentía atrapada en un torbellino de emociones contradictorias

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Pretty Psycho - Alan Beltrán (Yankee)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora