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Llegamos a la casa de Fede y tocamos el timbre. En cuestión de segundos, Fede abrió la puerta con una sonrisa de oreja a oreja.

—¡Hey, chicos! ¡Qué sorpresa verlos a todos aquí! —dijo Fede, mientras nos hacía pasar.

—Teo tuvo la idea de hacer una pijamada y aquí andamos —explicó Alex, entrando primero.

—Genial—respondió Fede— solamente si Alfa les jala las patas, no me hago responsable de ustedes.

—¿Alfa?... - pregunte con curiosidad 

—Una larga historia - respondió Fede

—Larga mi pija - dijo Alex mientras sacaba la lengua y hacia señales raras con su mano, lo normal.

Mientras nos acomodábamos en la sala, Ian, el hermano mayor de Teo, apareció con una sonrisa traviesa.

—Miren quiénes están aquí  —dijo Ian, con tono burlón.

—Cállate, Ian —respondió Teo rodando los ojos

—Sí, Ian, madura un poco —dijo Fede, dándole un ligero empujón amistoso.

—Dale boludo, y ¿por qué andan aca todos? - dijo Ian mientras se sentaba en el sillón

—Es una historia larga, pero básicamente, estamos aquí para una pijamada —explicó Lukas, sonriendo mientras se acomodaba en el sillón junto a Ian.

—Sí, necesitábamos algo de distracción después de un día extraño —añadí, sentándome también.

Ian levantó una ceja, curioso. —¿Día extraño? ¿Qué pasó?

Teo miró a los demás y luego explicó —Bueno, estábamos grabando un TikTok en el parque y en los comentarios notamos que había una figura extraña detrás de nosotros en el video. Decidimos no quedarnos pensando en eso y venir aquí para divertirnos y olvidarlo.

Fede asintió, comprendiendo —Ah, entiendo. Nada como una buena pijamada para olvidar las cosas raras. Bueno, jugaremos a la ouija.

—No por que mi mami me pega, aparte ya tienes a un chingo de demonios en tu casa, para que quieres más - dijo Lukas con resignación

Fede, con una sonrisa traviesa, se levantó y regresó con una tabla de ouija en las manos.

—Bueno, chicos, creo que ya es hora de probar esto con ustedes —dijo Fede, levantando la tabla con una sonrisa.

—¡¿En serio?! ¡Fede, dijimos que nada de ouija! —exclamó Lukas, con una mezcla de incredulidad y resignación.

—Vamos, no seas gallina, será divertido —insistió Alex, animado por la idea.

—Sí, pero no invoquemos a nada raro —dije, sintiéndome un poco inquieta.

Todos nos sentamos en círculo alrededor de la tabla. Fede encendió algunas velas para darle más ambiente, y justo cuando estábamos a punto de colocar nuestros dedos en el puntero, sonó el timbre de la puerta, resonando fuerte en el silencio de la noche.

—¿Quién será a esta hora? —preguntó Teo, con los ojos muy abiertos.

—Quizás es Alfa, a venido a jalarles las patas —dijo Alez con una risa nerviosa.

—Deja de bromear, pendejo , sabes que eso no es gracioso —dijo Fede, aunque también parecía un poco preocupado.

Nos levantamos lentamente, todos sintiendo un poco de miedo ante la posibilidad de encontrarnos con algo extraño. Fede, con un suspiro de valentía, se acercó a la puerta y la abrió con cautela. Para nuestra sorpresa, allí estaba Alan, con una gran sonrisa y una bolsa de golosinas en la mano.

—¡Hola, chicos! Me enteré de que había una pijamada aquí y pensé en unirme —dijo Alan, entrando sin esperar invitación.

—¡Alan! Nos asustaste, idiota —exclamó Lukas, soltando una risa aliviada.

—Perdón por la hora, pero traje golosinas —dijo Alan, levantando la bolsa como muestra de paz.

—Bueno, entra. Justo estábamos a punto de hacer algo... interesante —dijo Fede, señalando la ouija.

—Me asusté horrible, yo ya no juego —dije mientras me sentaba en un sillón con los brazos cruzados.

—Si Ari no juega, yo menos —dijo Teo, sentándose junto a mí.

En ese momento, noté algo extraño. La expresión de Alan cambió completamente al ver cómo Teo se sentaba a mi lado. Pasó de una sonrisa relajada a una mirada de enojo que intentó ocultar rápidamente. Nadie más parecía darse cuenta, pero yo lo observé con atención.

—Vamos, chicos, no sean cobardes. Sólo es un juego —dijo Alex, tratando de animarnos a todos.

—Sí, un juego que puede terminar mal —respondió Lukas, levantando una ceja.

—¿Alan, tú te unes o también vas a hacerle compañía a los gallinas? —preguntó Fede, con una sonrisa burlona.

—Eh... claro, me uno —dijo Alan, recuperando su compostura y acercándose al círculo alrededor de la ouija. Pero su mirada seguía desviándose hacia Teo y a mí, lo cual me hizo sentir incómoda.

—Vamos a hacerlo rápido, entonces —dijo Ian, impaciente— Preguntemos algo sencillo, como... ¿quién será el próximo en ganar la lotería?

—Buena idea, Ian. Algo ligero para empezar —dijo Fede mientras todos, menos Teo y yo, ponían sus dedos sobre el puntero.

Teo, notando mi incomodidad, susurró—  No te preocupes, Ari. No dejaremos que nada raro pase.

Asentí, aunque no podía dejar de pensar en la reacción de Alan. Intenté ignorarlo y concentrarme en la conversación que surgía alrededor de la ouija.

—¿Hay algún espíritu aquí que quiera comunicarse con nosotros? —preguntó Fede con una voz exageradamente seria.

El puntero comenzó a moverse lentamente y todos miraron con atención. De repente, se detuvo en la letra "A".

—¡Ay, no! ¡Ari, parece que te están llamando a ti! —dijo Alex con una risita nerviosa.

—Muy gracioso, Alex —dije, tratando de no parecer molesta.

Mientras seguían haciendo preguntas, Teo y yo nos manteníamos al margen, observando. Pero la sensación de incomodidad no desaparecía, especialmente cuando notaba las miradas de Alan.

Después de unos minutos más de preguntas sin respuestas claras, Fede finalmente sugirió que dejáramos la ouija por esa noche.

—Bueno, esto ha sido divertido, pero creo que es suficiente por hoy. ¿Qué tal si vemos una película? —propuso Fede.

—Sí, algo menos escalofriante, por favor —dijo Lukas, claramente aliviado.

Todos estuvimos de acuerdo y nos acomodamos en la sala para elegir una película. Sin embargo, no pude evitar sentir que algo no estaba del todo bien. La reacción de Alan y la extraña figura en nuestro TikTok seguían rondando en mi mente, pero decidí dejarlo pasar por esa noche y disfrutar de la compañía de mis amigos.

—Ari, ¿te gusta esta película? —preguntó Teo, mostrándome la carátula de "Crepúsculo"

—Oh, me parece bien —respondí, sonriendo para calmarme.

Alan, sentado al otro lado de la sala, seguía observando cada movimiento de Teo y mío con una expresión indescifrable.

Alan, sentado al otro lado de la sala, seguía observando cada movimiento de Teo y mío con una expresión indescifrable

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Pretty Psycho - Alan Beltrán (Yankee)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora