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A la mañana siguiente, me armé de valor y le pregunté a mamá si podía llevarme al parque. Obviamente no le dije que me iba a ver ahí con Ariadna, ya que es un secreto que aún nos seguimos viendo apesar de lo que paso antes.

Mi mamá asintió rápidamente, notando mi necesidad de cambiar de ambiente y distraerme un poco.

—Claro, Alan. Será bueno que tomes aire fresco y te distraigas un poco —dijo con una sonrisa suave, intentando transmitirme algo de calma.

Nos dirigimos al parque en silencio. Aprecié su compañía silenciosa, sabiendo que estaba allí para apoyarme sin necesidad de muchas palabras. Cuando llegamos, el parque estaba tranquilo, con el sol brillando entre las hojas de los árboles.

—¿Estarás bien, Alan? —preguntó mi mamá antes de arrancar el carro, su voz llena de ternura.

—Sí, mamá, solo necesito un poco de tiempo —respondí, tratando de sonar convincente.

Mi mamá me dio un corto beso en la frente para después alejarse lentamente en su auto.

Caminé hacia el área del parque donde habíamos acordado encontrarnos, con el corazón latiéndome fuertemente en el pecho. No sabía qué esperar de este encuentro con Ariadna después de todo lo ocurrido, pero necesitaba verla, hablar con ella, intentar entender cómo seguir adelante.

El parque parecía un refugio de paz, con niños jugando a lo lejos y parejas paseando de la mano. Encontré un banco bajo la sombra de un árbol y me senté, mirando a mi alrededor nerviosamente, esperando verla aparecer en cualquier momento.

El tiempo parecía pasar lentamente mientras esperaba, con cada minuto que transcurría llenándome de más ansiedad y anticipación. Me preguntaba si realmente aparecería, si las cosas entre nosotros podrían alguna vez volver a ser como antes.

Finalmente, después de una eternidad que pareció durar años, divisé a Ariadna patinando hacia mí. Se veía hermosa. Su presencia iluminó el parque de una manera que hacía mucho no experimentaba. Me levanté rápidamente y la miré, sin saber qué decir, solo dejando que nuestras miradas se encontraran.

—Alan... —susurró, con una mezcla de emociones en sus ojos.

—Ari... —respondí, incapaz de contener el nudo en mi garganta.

—Hagamos una carrera - dijo

Ari y yo patinábamos juntos en el parque, disfrutando de cada momento como si el mundo no existiera más allá de nosotros dos y la suave brisa que acariciaba nuestros rostros. La complicidad entre nosotros se sentía renovada, como si todo el dolor y la angustia de semanas atrás se hubieran disuelto en el aire.

Ariadna se detuvo un momento para ajustar su patín, y yo aproveché para observarla con una sonrisa.

—Te voy a ganar

Su cabello caía en suaves ondas sobre sus hombros, y su mirada brillaba con una mezcla de alegría y alivio. Pero justo cuando estaba a punto de volver a patinar a su lado, una chica se me acercó.

—Hola, ¿podrías pasarme tu número? Eres muy guapo —dijo ella con una sonrisa coqueta.

—Lo siento, pero tengo novia —respondí con gentileza, mientras buscaba con la mirada a Ari, quien estaba a unos metros de distancia.

La chica pareció decepcionada.

—Te refieres a tu ex novia, ¿no?

—Me refiero a mi novia actual, Ariadna - dije sin apartar la vista de mi chica. 

—Oh, mejor me hubieras dicho que no me lo querías pasar y ya, era más sencillo  —dijo antes de alejarse.

Miré a Ariadna, quien me estaba observando con una sonrisa divertida en los labios.

Pretty Psycho - Alan Beltrán (Yankee)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora