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2 años atras

Narra Ariadna.

El sol de la mañana se filtraba a través de las cortinas de mi habitación, anunciando el comienzo de un nuevo día. Me levanté con una sonrisa, sintiendo la calidez de los rayos del sol en mi piel. Me vestí rápidamente y bajé las escaleras, ansiosa por ver a mis padres.

En la cocina, el aroma del café recién hecho llenaba el aire. Mi mamá, estaba preparando el desayuno mientras mi papá, leía el periódico en la mesa.

—Buenos días, cariño —me saludó mi mamá, volteándose para darme un beso en la mejilla.

—Buenos días, mamá. Buenos días, papá —respondí, sentándome a la mesa.

—¡Buenos días, Ariadna! —dijo mi papá con una sonrisa, apartando el periódico para prestarme atención—. ¿Lista para un día de diversión?

—¡Claro! ¿Qué vamos a hacer hoy? —pregunté con entusiasmo.

—Primero, vamos a nuestro café favorito y luego, si el clima sigue así de bonito, podemos ir al parque —sugirió mi mamá.

Desayunamos juntos, disfrutando de las charlas y risas que llenaban la cocina. Después de recoger los platos, nos preparamos para salir. El café estaba a poca distancia de casa, y disfrutamos del paseo bajo el sol.

...

El café era un lugar acogedor con una atmósfera relajante. Nos sentamos en una mesa junto a la ventana, desde donde podíamos ver a la gente pasar.

—Quiero un capuchino y un pastel de chocolate —dije, mirando el menú.

—Yo también tomaré un capuchino, pero con un croissant —dijo mi papá.

—Para mí, un latte y un muffin de arándanos —añadió mi mamá.

Mientras esperábamos nuestros pedidos, hablamos de todo un poco: de la escuela, del trabajo de mis padres y de los planes para el fin de semana.

—¿Y cómo va todo con Alan? —preguntó mi mamá con una sonrisa traviesa.

—¡Mamá! —respondí, sintiendo el rubor subir a mis mejillas

—Vamos, Xime. No es ningún secreto que Alan y tú están enamoradisimos...pero me alegra verte feliz  —dijo mi papá, sonriendo.

—Sí, es un buen chico. Me hace reír y siempre está ahí cuando lo necesito  —dije, sonriendo al pensar en Alan.

Después de disfrutar de nuestro café y pasteles, caminamos hacia el parque. Los árboles estaban en plena floración, y el aire fresco era revitalizante.

—Vamos a caminar por el lago —sugirió mi papá, tomando la mano de mi mamá.

Mientras caminábamos, lanzábamos migas de pan a los patos y tomábamos fotos. En un momento, mi mamá recibió una llamada urgente de trabajo y tuvo que irse.

—Lamento tener que irme, pero prometo que compensaremos esto pronto —dijo ella, dándome un beso en la frente.

—Está bien, mamá. Nos vemos en casa —respondí, despidiéndome.

—Parece que solo somos tú y yo, Ari —dijo mi papá, sonriendo mientras miraba el lago—. ¿Te gustaría alquilar un bote y remar un poco?

—¡Sí, eso suena genial! —respondí, entusiasmada.

En el Lago
Alquilamos un bote y nos aventuramos en el lago. Mi papá remaba con facilidad, mientras yo me dejaba llevar por la tranquilidad del agua.

—Siempre me ha gustado venir al lago contigo, papá —dije, mirando el reflejo del sol en el agua.

—A mí también, Ari. Estos momentos son especiales para mí —respondió mi papá, sonriendo—. Me recuerda cuando eras pequeña y veníamos aquí los fines de semana.

—Sí, me acuerdo. Siempre traíamos un picnic y pasábamos todo el día aquí —dije, recordando esos días felices.

—Esos eran buenos tiempos. Pero también lo son ahora. Me encanta ver cómo has crecido y te has convertido en una persona tan increíble —dijo mi papá con orgullo.

—Gracias, papá. Todo es gracias a ti y a mamá —respondí, sintiendo una calidez en mi corazón.

Después de un rato mi papá me sugirió que pasara la noche en casa de Alan, ya que el tenia cosas que hacer y prefería que estuviera con mi novio.

Llegamos a su casa, y él nos recibió con su habitual sonrisa encantadora.

—¡Ximenitaaa! —exclamó Alan, abrazándome con fuerza— Me alegra que hayas venido.

—Hola, Alan. Papá me dijo que podía quedarme aquí esta noche —le dije, sonriendo.

—¡Genial! Vamos a divertirnos mucho —respondió Alan, sonriendo y viendome con sus hermosos ojos color verde.

Alan y yo pasamos la tarde jugando videojuegos en su sala de estar. Él era increíblemente competitivo, y nuestras risas resonaban por toda la casa.

—No puedes ganarme en Mario Kart —dijo Alan, riendo mientras intentaba mantener su kart en la pista.

—¡Eso ya lo veremos! —respondí, concentrada en la pantalla.

Después de un par de horas de juegos, decidimos preparar la cena juntos. Hicimos pizza casera, cubriéndola con nuestras combinaciones favoritas de ingredientes.

—Esta pizza va a ser la mejor de todas —dijo Alan mientras esparcía queso por encima.

—Claro, porque la estamos haciendo juntos —respondí, dándole un beso en la mejilla.

Terminamos de cenar y nos acomodamos en la cama para dormir.

–¿Si sabes que te amo demasiado? - dijo mientras acariciaba mi cabello  —Eres lo mejor que me ha pasado, Xime —susurró Alan, apretando mi mano.

—Tú también, Alan. Te amo demasiado —le respondí para darle un beso corto en sus labios, sintiendo el calor de su abrazo.


Pretty Psycho - Alan Beltrán (Yankee)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora