Capítulo 16: Locura por un relicario

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Aixa pasó varios años en busca de aquel objeto, aquel pedazo de metal con el que valoraba mejor a su madre

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Aixa pasó varios años en busca de aquel objeto, aquel pedazo de metal con el que valoraba mejor a su madre. Ella creía que Anet era una descarada sin sentimientos porque la ultrajó, apartándola de lo más preciado que tenía.

La dama de cabello azulado temía que la castaña hubiera vendido el relicario debido a que su valor monetario era elevado. Si ella no mal recordaba, en el pasado la gente hubiera pagado $50,000 pesos mexicanos para obtenerlo.

En la actualidad, la única unidad de cambio existente eran los kérnevs, cuyas monedas estaban talladas con emblemáticos animales extintos, y billetes eran decorados con personajes históricos positivos, tal y como Mahatma Gandhi y Martin Luther King. Además de que ambos objetos estaban acompañados de su valor predeterminado (¢50, ¢25, 20...).

Por tanto, contemplando que un kérnev equivalía a 1.25 pesos mexicanos, el relicario en buen estado podría ser peleado hasta por 40,000 kérnevs. Siendo dicho análisis una preocupación de Aixa, cuando ella supuso dónde estaba, canalizó su ira en su madre.

Ella debía procurar no mostrarse tan vulnerable ante la ausencia del collar ya que Clot intentaría utilizar ese trago amargo a su favor, aunque el rubio también optaría por otro método para manipular a Axel.

«Necesito andar con cuidado o caeré rendido en sus brazos», supuso Aixa.

A pesar de su vestimenta, ella todavía conservaba su lado masculino. En ocasiones, se preguntaba qué pasaba por la mente de Anet cuando tenía sus desconexiones con su cuerpo y rol social porque la había hacer berrinches por su vestimenta, aunque en algún momento la oyó concluir que deseaba tener un pene entre sus piernas y no una vagina.

Aixa dejó de estar molesta con Ann tras reflexionar acerca de la disforia de género y el travestismo. Ahora comprendía que la muerte no era la solución, tal vez solo era necesario darle un par de golpes a su falsa amiga.

Debido al tipo de amenazas que hacía, Anet era la única capaz de restaurar el orden mundial. No había alguien mejor que ella para dicha encomienda.

—¿En qué piensas, amore mío? —preguntó Clot, acariciando la mejilla de su pareja—. Recuerda que estoy listo para cuando te haya recompuesto.

Él la abrazó, sintiendo que ella estaba cayendo en su trampa. No podía permitirle meterse entre sus asuntos porque de ese modo demostraría que era todo lo predispuesto por su familia, un pedazo de escoria.

—Podemos terminar su desastre juntos, cariño —susurró Clot, insistiendo en que ella le contara más acerca de la traición que recibió por parte de Anet.

—Me halagas tanto que me sonrojo —admitió Aixa cuando sintió que sus mejillas enrojecían—. Que seas activo en la intimidad, no implica que sepas defenderte en una guerra contra personas como Anet y yo.

Escondiendo su irritación, Cloterson expresó: —Somos capaces de generar el mismo desorden con un par de palabras. ¿Por qué no me tomas en cuenta?

El dulce tacto de compasión se transformó en toqueteos pasivos agresivos alrededor del cuerpo de Aixa, quien evadía que se estremecía al recordar su momento con el rubio.

Coleccionista de Tormentos #PGP2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora