Nymeria
- ¡Ah! Si...- gimo desesperada dado a las embestidas que me proporcionan, un ruido sonoro se hace presente cuando golpea mi nalga, haciendo que mis gemidos se hagan más fuertes.
- ¿Te gusta? – pregunta jadeante, la fuerza de sus embestidas son maravillosas haciendo que el orgasmo llegue junto al de él. Me voltea haciendo que mis ojos azules sean consumidos por el rojo de ellos, vuelve a besarme y yo acepto gustosa.
- Damon...
Me levanto de golpe, otra vez... ¡Por Onyx! Odio este tipo de sueños y mucho más si el protagonista de ellos es el idiota del príncipe, además porque me levanto sudada y mojada, y para mi mala suerte en este momento no hay nadie quien me corteje. Los encuentros con el príncipe y lo sucedido en el campo de entrenamiento tiene mis hormonas alborotadas, eso no puede continuar así, definitivamente.
Intento volver a dormir sin embargo como la vez pasada el sueño no llega, y me veo obligada a autocomplacerme para que el sueño se haga presente, no obstante, al no sentir placer, me detengo, haciendo que mi frustración se haga presente.
- Maldición. – digo cuando me levanto dirigiéndome al cuarto de baño para asearme, supongo que el agua fría hará que se me pase, o eso espero...
Salgo del cuarto de baño con un albornoz y me doy cuenta de que no estoy sola, una sombra yace a varios metros de mí, en un rincón de mis aposentos. ¿Cómo ha entrado si se supone que tengo dos guardias cuidando mi puerta? Miro mi balcón en busca de respuestas, sin embargo, no la hallo, mis aposentos al igual que los demás están en un punto alto, dudo que pueda entrar por ahí.
- ¿Quién eres? ¿Qué haces aquí? ¡respóndeme bribón! – no voy a mentir, estoy asustada, no sé cómo defenderme, y la opción de llamar a los guardias no es segura, ya que si ha entrado ha sido por la puerta, y dudo que los guardias se lo hayan permitido...
Sigue sin responderme, lo que hace que me ponga más a la defensiva.
Los latinos de mi corazón aumentan a tal punto que siento que se pueden escuchar con facilidad cuando la persona va saliendo de su escondite, y para mi buena o mala suerte es el príncipe Damon
Quien se escondía en las sombras.
- Disculpe que la halla asustada, su alteza. – dice en tono burlesco, mis hormonas vuelven a poseerme haciendo que su sola presencia haga que me moje y me cueste respirar.
- Largo, estas no son horas, además no tiene permitido entrar a las habitaciones. - <<Por favor quédate y cógeme>> No, eso no va a pasar, odio a mi subconsciente por el hecho de desearlo cuando es un ególatra, narcisista, arrogante y además mujeriego.
- Lo se. – dice acercándose más a mí, no me alejo, mantengo su mirada y a la luz de las lunas sus ojos azules toman fuerza, haciéndolo más hipnotizantes de lo que ya son.
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Cenizas de alianzas
ФэнтезиEn un mundo donde los reinos del fuego y el aire se han fortalecidos con el amor, y los reinos del agua y el fuego se enfrentan en una danza eterna de rivalidades, Nymeria, una intrépida princesa del Reino del mar, y Damon, el valiente príncipe here...