Capitulo 20 | Volver a empezar

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Nymeria

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Nymeria

Despierto en la misma posición en la que me quede dormida, me duele la cabeza, siento los ojos pesados y el corazón hecho pedazos. Mi dolor de cabeza aumenta cuando el sol impacta mi rostro.

Me levanto con pesadez deseando irme, pero estoy desnuda, mi camisón quedo hecho un desastre y probablemente haya dos guardias vigilando la puerta, me voy al cuarto de baño para pasar el rato y mientras me baño no puedo evitar sentir rabia conmigo misma ¿Cómo se me ocurre enamorarme de un hombre como él? Está comprometido. Que patética soy al pensar que él podría cambiar solo porque yo había removido algo en ese maldito corazón...si es que tiene.

Me restriego el jabón contra mi piel queriendo borrar su aroma, y las mascas que ha dejado en mí. Absurdo porque estoy en sus aposentos, en su baño y utilizando su jabón. Las lágrimas me invaden de nuevo al recordar sus frívolas palabras.

De la nada siento como me teletransporto al momento en el que Serkan me traiciono.

- ¿Por qué?... Íbamos a casarnos. – las lágrimas amenazan con salir de mi rostro.

- Siento que necesito más de lo que tú puedes ofrecerme.

- Pensé que ambos nos amábamos, que nuestra unión era por elección no por obligación.

- Te amo, de verdad, pero la carga de la responsabilidad, el peso del trono... a veces es abrumador. Creí que con otra persona podría escapar de eso, aunque sea por un instante.

- Entonces, ¿mi amor no significa nada para ti? ¿Era solo un trato entre nuestras familias?

- No, Nymeria. No es así. Lo que siento por ti es real, pero no puedo ignorar mis necesidades. No puedo ser el príncipe que tú mereces si sigo sintiéndome atrapado. - Toma mi mano queriendo que me acerque a él.

- Pensé que me amabas...

<< Maldita sea>>

¿a que viene esa maldita comparación ahora?

Me limpio las lágrimas con el dorso de la mano. Salgo del estanque y me cubro con las sábanas, mando a buscar a Izevel para que me traiga un cambio, quiero salir de aquí lo antes posible. Izevel tarda así que me dejo caer nuevamente en la cama, quiero irme, no quiero estar aquí, pero tampoco quiero salir y tener que verlo en el comedor, en el campo de entrenamiento, ni en ninguna parte.

<< Voy a entrar en pánico si no salgo >>

Respiro hondo tratando de actuar como una persona madura y dejar de lamentarme por un hombre que no vale la pena, y que ni siquiera le intereso.

Minutos después entra una mujer que no conozco... ¿estará esperando a Damon para copular? Igual no me importa, él puede hacer lo que crea mejor.

- Buenos días su alteza, soy Renna, Dama de Honor de la princesa Izevel, me ha encomendado que la arregle...- dice haciendo una reverencia. Mi enojo disminuye un uno por ciento así que me levanto para permitir que haga su trabajo.

Cenizas de alianzasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora