Capitulo 4 | Secretos

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Nymeria

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Nymeria

Me encontraba en mis aposentos a la espera de nuevas noticias de mi padre; no puedo evitar sentir una gran culpa por lo sucedido. Mi padre estuvo al borde de la muerte por mi culpa, todos los días lo veo sufrir, y sus dolores de cabeza van aumentando dada a las decisiones que siempre tomo, desearía poder darle paz en sus últimos momentos de vida, pero por alguna razón siempre termino haciendo todo lo contrario a lo que me prometo.

El crepúsculo se hace presente en mi balcón, pintando el cielo con tonos dorados y rosados. Las sombras se alargan, y el aire se vuelve más fresco, pienso en mi padre, en lo mucho que le hago daño, siento que el debería descansar de mí, pienso en mi madre, cada vez mas cansada de mis actitudes, en mis hermanos, se que me aman, pero siento que es mejor alejarme, no quiero que crezcan sin su padre.

Podría irme al mar, pero no me alejaría lo suficiente, creo que mi mejor opción es el reino de Eliora, en lo personal siempre me ha gustado el reino, lo que me desagrada son las personas que lo habitan, son un reino donde el patriarcado sigue latiendo y muy fuerte, caso que me fastidia he enfurece.

Pero todo sea por dejar en paz a mi familia por lo menos un tiempo.

Empaco mis trajes de invierno, en lo general son vestidos gruesos, y de colores fríos, los voluminosos abrigos de lana, las botas forradas y los guantes de cuero.

A la hora de salir no me despido de nadie, espero que sobreentienda el porqué de mi huida, que me perdonen por abandonarlos, pero necesito que mi padre encuentre la paz antes de morir, y yo, aunque me lo proponga miles de veces, no lo podre hacer, no del todo; con el corazón hecho pedazos Abordo un barco y lo pongo en marcha, a esta alturas de tanto navegar creo que postulare para ser capitana de un barco.

Al llegar me recibe el viento infernal de Eliora, en este reino es como si no hubiera color alguno, todo está cubierto de escarcha y no se ve más allá del azul y el blanco. Los guardias suenan sus trompetas anunciando mi llegada.

Mis nervios no se controlan a la hora de llegar, mi visita en ningún momento fue solicitada, y si estoy llegando en un mal momento dudo que quieran recibirme.

Sin embargo, trato de mostrarme fuerte ya que formo parte de esta monarquía y no debo verme débil, sino pensaran que soy solamente un peón, y eso no jugara en mi favor en un futuro próximo.

- ¡La princesa Nymeria Gastrell, del reino de Eirwan! – Vocifera el guardia cuando piso tierra firme. Me siento nerviosa y emocionada, tengo tiempo sin ver a Valiska, y estar a pocos pasos de ella me emociona, pero al llegar me recibe el rey, su hermano, Serkan, no es que me caiga mal, pero en este momento quisiera ver a mi amiga.

- Su majestad. – hago una reverencia puesto a que su índole es mayor que el mío.

- Princesa. – dice el con leve movimiento de cabeza, y eso me da señal para levantarme.

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