Capitulo 5 | Secretos y enemigos

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Nymeria

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Nymeria

Serkan no me suelta, y eso me enfurece por que el no tiene derecho a tocarme, ni a hablarme de esa manera, a pesar de que sea un rey tiene que respetarme, cosa que no esta haciendo en este momento.

Pase todo el camino a su oficina intentando soltarme y reclamándole por tratarme de esta manera, sin embargo, el hizo caso omiso a mis protestas y siguió arrastrándome por todo el pasillo.

- ¡Serkan! Los sirvientes nos están viendo. – le replico, pero por séptima vez no me escucha, pareciera que se a nublado, debería preocuparme, empero no hicimos nada como para que se comporte de esta manera.

Aunque quizás fui la causante de que su hermana saliera del palacio.

<< ¡Pero no tiene nada de malo!>> Me paso por el culo el estúpido machismo de este lugar.

Cuando llegamos a su oficina Serkan me suelta, y le suelto una bofetada que resonó en el salón, yo no soy una mujer que se deje tratar como a los demás les plazca.

Él se sostiene adolorido la mejilla enrojecida, y yo me cruzo de brazos, se lo merecía, no me debe tratar así. Me mira detenidamente por unos instantes, me siento incomoda porque no dice nada, pretendo quedarme callada a la espera que diga algo, pero no lo hace y la tensión es tanta que ya no aguanto, y digo;

- ¿Sucede algo? – digo molesta, el me observa durante unos segundos más, me alaga que me aprecie de tal manera, pero no es el momento, lo acabo de abofetear y no me dice nada.

- ¿No me vas a dar ninguna explicación? – Dice el sentándose en el trono que está detrás de su escritorio.

- No tengo ninguna explicación para darle, su majestad. – digo mirándolo fijamente. Se me hace raro que hace unos segundos botaba humo por las orejas y ahora no hay ningún rastro de ese enojo.

- Permíteme recordarte, Nymeria, que no estas en tu reino, y aquí no puedes hacer lo que se te da la gana, hay leyes, que deben cumplirse, y tú, no has cumplido ninguna desde que pisaste este reino. – Por mucho que odie las leyes de este reino, debo cumplirlas, si alguna vez este fue mi hogar ahora ya no lo es, es un reino aliado, como Althea y Elwood, no puedo ir por ahí, saltándome las reglas, solo porque mantuve una relación con el rey y tengo una amistad con la princesa.

- Tiene razón usted majestad, discúlpeme por tal comportamiento de mi parte, no volverá a suceder. – he sido descortés, con el reino el cual me abrió las puertas cuando quería huir de mi hogar, eso no da buena imagen, y no puedo permitir que tengan un mal concepto de mí. – con su permiso me retiro, majestad. – digo asiento una reverencia.

Cuando estoy a punto de alcanzar la puerta su mano me detiene, haciendo que me voltee para mirar sus ojos dorados.

- No. - ¿No? como que no, ya me disculpé, solicité el permiso para retirarme, ¿Ahora que quiere?, no deseo quedarme un solo minuto mas con él, sin embargo, mi disculpa esta recién realizada, no puedo romperla tan rápido.

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