Chapter Thirty-Four

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Después de leer la nota que Madelaine había dejado en mi maleta, no podía dejar de pensar en ella

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Después de leer la nota que Madelaine había dejado en mi maleta, no podía dejar de pensar en ella. Sus palabras resonaban en mi mente, llenándome de una calidez que no había sentido en mucho tiempo. Esa simple nota, con su caligrafía y su mensaje sincero, se convirtió en un talismán que llevaba conmigo a todas partes. Decidí que tenía que encontrar una manera de volver a verla, de hacerle saber cuánto significaba para mí.

Pasaron unos días en los que Madelaine y yo continuamos charlando por chat. Nuestras conversaciones eran agradables, llenas de bromas y recuerdos compartidos, pero nada fuera de lo normal. Sabía que necesitaba un plan para poder verla en persona. Así que ideé una estrategia: estaría atento a las historias de Instagram de Madelaine para saber dónde se encontraba y así poder coincidir con ella casualmente.

Pasé horas revisando sus publicaciones, tratando de descifrar sus ubicaciones y horarios. Cada vez que publicaba algo, me llenaba de esperanza. Sin embargo, a pesar de mis esfuerzos, mi plan no funcionó. Siempre parecía llegar un poco tarde o ella cambiaba de lugar antes de que pudiera llegar. La frustración crecía en mí, y me di cuenta de que necesitaba una nueva táctica.

Decidido a sorprenderla, ideé un nuevo plan. En una de nuestras charlas diarias por chat, aproveché una excusa para pedirle a Madelaine que me enviara su ubicación. -Hey, Mads, ¿te importaría hacerme un favor? Estoy tratando de encontrar un lugar para reunirme con unos amigos, pero creo que me enviaron la ubicación incorrecta. ¿Podrías enviarme tu ubicación para ver si mi teléfono está funcionando bien?-

Madelaine, siempre dispuesta a ayudar, no dudó en enviarme su ubicación. -Claro, no hay problema. Aquí te la mando-

Cuando recibí la ubicación, una oleada de emoción me recorrió. Sabía que tenía que actuar rápido. Tomé mi chaqueta, salí de mi casa y me dirigí a la floristería más cercana. Seleccioné un ramo de flores que sabía que le encantaría a Madelaine: una mezcla de lirios y rosas blancas, sus favoritas. Con el ramo en la mano, me dirigí hacia el lugar indicado por la ubicación que Madelaine me había enviado.

El trayecto fue una mezcla de nervios y anticipación. Mientras conducía, no podía dejar de pensar en cómo sería su reacción al verme. Había pasado tanto tiempo desde la última vez que nos habíamos visto, y quería que este momento fuera especial. Imaginé su sorpresa, su sonrisa, la forma en que sus ojos se iluminarían al verme. Todo esto me impulsó a seguir adelante, a pesar de los nervios.

Cuando llegué al lugar, mi corazón latía con fuerza. Era un pequeño café en una calle tranquila, el tipo de lugar que a Madelaine le encantaba. Tomé una respiración profunda, ajusté mi chaqueta y entré al café, las flores firmemente agarradas en mi mano. La vi sentada en una mesa junto a la ventana, absorta en su teléfono. Mi corazón se aceleró aún más.

Me acerqué a ella con pasos decididos, pero tratando de no llamar demasiado la atención. Cuando estuve a solo unos metros, Madelaine levantó la vista y me vio. Sus ojos se abrieron de par en par, y una sonrisa de sorpresa y alegría se dibujó en su rostro.

-¡Malachi!-exclamó, poniéndose de pie. -¿Qué estás haciendo aquí?-

Sonreí y extendí el ramo de flores hacia ella. -Bueno, resulta que mi teléfono funciona perfectamente. Solo necesitaba una excusa para venir a verte-

Madelaine tomó las flores, sus ojos brillando con emoción. -Esto es... increíble. No esperaba verte acá-

-Quería sorprenderte- dije, sintiendo cómo se disipaban mis nervios. -Y parece que lo logré-

Nos sentamos juntos en la mesa, las flores colocadas entre nosotros, y comenzamos a hablar como si hubiera pasado demasiado tiempo desde la última vez que nos vimos. La conversación fluyó con naturalidad, nuestras risas llenaron el café, y todo pareció encajar en su lugar. Para mí, ese momento era perfecto, un recuerdo que atesoraría para siempre.

Madelaine me contó sobre su vida desde que regresamos a la ciudad, las cosas que había estado haciendo, y cómo había estado pensando en todos, entrañándonos. Le compartí mis propias experiencias, aunque la mayoría de mis días habían estado llenos de pensamientos sobre ella. Pero igual no sería algo que le fuese a contar.

Finalmente, cuando el sol comenzó a ponerse, nos despedimos con la promesa de volver a vernos pronto. Esta vez, sin excusas ni planes elaborados. Me fui con una sonrisa en el rostro, sabiendo que había dado un paso importante para estar más cerca de Madelaine. Y mientras caminaba hacia mi coche, sentí que todo el esfuerzo había valido la pena.

Al día siguiente, me desperté con una sensación de optimismo. El reencuentro con Madelaine había sido mejor de lo que esperaba, y no podía dejar de pensar en lo feliz que me había hecho verla. Decidí que no quería dejar pasar mucho tiempo antes de volver a verla, así que comencé a pensar en maneras de mantenernos en contacto y de seguir creando recuerdos juntos.

Durante los días siguientes, continuamos charlando por chat, pero ahora nuestras conversaciones tenían un tono diferente, más cercano y personal. Sentí que cada vez nos acercábamos más, y eso me llenaba de esperanza. Sin embargo, quería asegurarme de que nuestras interacciones no se limitaran solo a mensajes de texto. Quería seguir sorprendiéndola, hacerle saber lo importante que era para mi.

 Quería seguir sorprendiéndola, hacerle saber lo importante que era para mi

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Entwined DestinyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora