Malachi se despertó temprano, con el corazón latiendo con fuerza y una mezcla de emoción y nervios en el estómago. Era el día. Hoy, iba a pedirle a Madelaine que fuera su novia, y quería que todo fuera perfecto. Se levantó de la cama, se estiró y tomó una ducha rápida, intentando despejar su mente y calmar sus nervios.
Después de vestirse, bajó a la cocina y se preparó un desayuno ligero. No podía comer mucho, la emoción y los nervios le tenían con un nudo en el estómago. Mientras tomaba su café, repasó mentalmente todos los detalles de la propuesta. Las letras gigantes, las luces de hadas, las flores, la mesa... todo tenía que estar perfecto.
Llamó a Noah, Grace y Tyler para confirmar que todo estaba en orden y que llegarían a la playa a la hora acordada. También envió un mensaje a los padres de Madelaine, agradeciéndoles de nuevo por su apoyo y asegurándoles que todo estaba bajo control.
Alrededor del mediodía, Noah pasó a buscar a Malachi. Cargaron las letras gigantes en el coche, junto con las luces de hadas, las flores y la pequeña mesa y sillas que Tyler había conseguido. Se dirigieron a la playa, comentando los últimos detalles y asegurándose de que no faltara nada.
Llegaron a la playa y eligieron el lugar perfecto: un rincón tranquilo y apartado, ideal para la propuesta. Empezaron a trabajar de inmediato, colocando las letras en la arena y asegurándolas para que no se movieran con el viento. Tyler y Noah se encargaron de las letras, mientras Grace y Malachi colocaban las luces de hadas y las flores alrededor.
El tiempo pasó volando mientras trabajaban. Cada detalle era importante, y Malachi quería que todo fuera perfecto para Madelaine. Una vez que todo estuvo en su lugar, se tomaron un momento para admirar el resultado. Las letras gigantes brillaban con las luces de hadas, y las flores añadían un toque romántico al escenario. Estaba listo.
Malachi llamó a Madelaine y le dijo que tenían un picnic planeado en la playa con sus amigos. Le pidió a Noah que la recogiera y la llevara al lugar mientras él terminaba los últimos detalles. Se sentía un poco nervioso, pero sabía que todo saldría bien. Revisó todo una última vez, asegurándose de que cada detalle estuviera perfecto.
Esperó con el corazón latiendo a mil por hora. Finalmente, vio a Madelaine llegar con Noah. Estaba preciosa, como siempre. Noah la llevó de la mano hacia donde estaban las letras, y Malachi se quedó un poco atrás, observando su reacción.
Madelaine se detuvo al ver las letras y se llevó una mano a la boca, sorprendida. Sus ojos se llenaron de lágrimas de emoción, y Malachi supo que había hecho lo correcto. Se acercó a ella, sintiendo cómo su corazón se llenaba de amor y nerviosismo.
-Madelaine-comenzó, tomando sus manos. -Tú eres el objeto de mi afecto y mi deseo. Tú y solo tú eres la guardiana de la llave de mi corazón. Madelaine te amo y te eh amado casi toda mi vida sin siquiera notarlo.
Tarde me di cuenta de mi error al comportarme como lo hice pero ahora que te tengo aquí conmigo te digo que no quiero que esto termine. Es por eso que ahora te pregunto: Madelaine Lee, puedo ser tu novio?-Ella lo miró con sus hermosos ojos brillantes y sonrió, asintiendo con la cabeza. -Sí, Malachi. Me encantaría que fueras mi novio.-
La alegría que sintió Malachi en ese momento fue indescriptible. La levantó en sus brazos y la giró en el aire, ambos riendo y llorando al mismo tiempo. Sus amigos aplaudieron y se acercaron para felicitarlos. Celebraron juntos en la playa, disfrutando de la comida, las bebidas y la compañía.
Esa noche, bajo las estrellas y con el sonido del mar de fondo, Malachi supo que había encontrado a alguien muy especial. Alguien con quien quería pasar muchos más momentos especiales, aventuras y desafíos. Alguien a quien amaba profundamente.
La propuesta fue solo el comienzo de un nuevo capítulo en su relación, y no podía estar más emocionado por lo que el futuro les deparaba juntos.
Fin.