Una mañana, me desperté temprano, la luz del sol filtrándose suavemente a través de las cortinas de mi habitación. Estirándome, agarré mi teléfono para revisar los mensajes de Madelaine. Como era habitual, había un "Buenos días" esperándome.
-Buenos días, Malachi! ¿Cómo dormiste?- había escrito, acompañado de un emoji de sol.
Sonreí, sintiendo esa familiar calidez que sus mensajes siempre traían. Le respondí rápidamente: -Buenos días, Mads! Dormí bien, ¿y tú?-
Madelaine respondió casi al instante: - súper bien, descanse mucho esta noche-
Le conteste solo un par de minutos después: -Que bueno! Te cuento que el día d hoy tengo la tarea de duchar a mis cachorros-
Madelaine respondió: -Eso es genial! Yo el día d e hoy no tengo nada que hacer- contestó añadiendo un emoji bostezando
De inmediato respondí: -No quieres venir a ayudarme?-
Madelaine: ¡Me encantaría! Sabes que amo a los animales. ¿A qué hora podría ir?-
Le di la dirección de mi casa y arreglamos para que llegara en un par de horas. Me levanté, me preparé rápidamente y arreglé todo para el baño de los cachorros. Tenía dos pequeños labradores, Max y Luna, que siempre hacían que el baño fuera una experiencia caótica pero divertida.
Cuando Madelaine llegó, su entusiasmo era palpable. -¡Hola preciosos!- exclamó al ver a Max y Luna, que correteaban felices alrededor de sus pies. -Ayy son tan bonitos-
-Sabía que te adorarían- respondí con una sonrisa. -Vamos, tenemos mucho trabajo por hacer-
Nos dirigimos al jardín donde había preparado todo para el baño. Llené una tina grande con agua tibia mientras Madelaine jugaba con los cachorros, riendo mientras ellos saltaban alrededor. Empezamos con Max, el más travieso de los dos. Mientras lo mojábamos, Max decidió que era el momento perfecto para sacudirse, empapándonos a ambos.
Madelaine soltó una carcajada. -¡Uyy! Creo que también nos quiere bañar a nosotros-
Me uní a sus risas, disfrutando del momento. -Supongo que es parte del trabajo- dije, echándole un poco de agua en broma. Ella me devolvió el gesto, y antes de que nos diéramos cuenta, estábamos en una pequeña batalla de agua, salpicándonos mutuamente y riendo sin parar.
Mientras seguíamos con el baño, la diversión no disminuía. Luna, que era más tranquila, se dejó bañar sin problemas, pero Max seguía intentando escaparse. Madelaine y yo trabajábamos en equipo, asegurándonos de que los cachorros estuvieran bien enjabonados y enjuagados. Pero cada vez que Max hacía algún movimiento brusco, terminábamos más empapados.
Entre risas y travesuras, en algún momento nos encontramos muy cerca el uno del otro. La risa de Madelaine se desvaneció un poco, y ambos nos quedamos mirándonos a los ojos, el sonido del agua y los suaves ladridos de los cachorros llenando el aire. Sentí mi corazón latir con fuerza, sabiendo que este era un momento crucial.
Me acerqué lentamente, sin dejar de mirar sus ojos. Podía ver una mezcla de sorpresa y expectativa en su mirada. Cuando estuve lo suficientemente cerca, levanté una mano para apartar un mechón de su cabello mojado de su rostro. Ella no se movió, y esa fue la señal que necesitaba. Me incliné un poco más y la besé.
El beso fue suave al principio, un contacto tímido y exploratorio. Pero en un instante, sentí a Madelaine responder, sus labios moviéndose contra los míos con una mezcla de sorpresa y aceptación. Sus manos subieron a mi cuello, atrayéndome más cerca, y el beso se profundizó, lleno de la emoción y la conexión que habíamos estado construyendo durante las últimas semanas.
Los cachorros, ajenos a nuestro momento, siguieron jugando a nuestro alrededor, pero en ese instante, solo existíamos nosotros dos. El mundo pareció desvanecerse, dejándonos en una burbuja de intimidad y descubrimiento.
Finalmente, nos separamos, ambos respirando un poco más rápido, y mirándonos a los ojos con una mezcla de sonrisas y asombro. -Malachi...-susurró Madelaine, su voz apenas audible.
-Lo siento, me deje.. llevar- dije, con mi voz baja y cargada de sinceridad. "Simplemente... sentí que tenía que hacerlo-
Ella sonrió, una sonrisa que iluminó su rostro y el mío también. -No te disculpes-
Nos quedamos allí, en silencio. Juntamos nuestras frentes el uno con el otro y simplemente disfrutamos de la cercanía y del hecho de que habíamos dado ese importante paso. Luego, volvimos a concentrarnos en los cachorros, pero ahora con una nueva chispa en el aire entre nosotros. El resto del día se pasó en una mezcla de risas y miradas cómplices, conscientes de que algo importante había cambiado entre nosotros.
Después de terminar de bañar a Max y Luna, los secamos con cuidado, asegurándonos de que estuvieran limpios y cómodos. Madelaine y yo trabajábamos muy bien juntos.
Una vez que los cachorros estuvieron listos, nos sentamos en el jardín, viendo cómo jugaban alegremente. Madelaine se recostó contra mi hombro, y yo pasé un brazo alrededor de ella, sintiendo una paz y felicidad que nunca había experimentado antes.
-Gracias por ayudarme hoy, Waffly- dije, mi voz suave. -No solo con los cachorros, sino por todo-
Ella levantó la vista, sus ojos llenos de ternura. -Gracias a ti, Malachi. Fue un gran día-
Nos quedamos allí, disfrutando del momento.
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