CAPITULO 11

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_"Un beso legal nunca vale tanto como un beso robado." -Guy de Maupassant.

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-Apurate con ese jugo Miwa, mi niña ya no debe tardar en bajar- Nana le dijo a Miwa mientras cortaba unos tomates

-Ay estoy apurandome, pero está bien difícil, estás naranjas están más secas que nada- Expreso riéndose sacando una naranja ya exprimida de la máquina

-Buenos dias- (N) se sentó en el comedor de la cocina bastante tranquila

-Buenos días señorita- Respondió Miwa alegremente, dejando las naranjas a un lado para mirar a (N)

-¿Como amaneciste de tu pie?- Pregunto Nana sirviendole el desayuno

-Me molesta un poco pero supongo que estoy mejor que ayer- Contesto (N) tomando una servilleta para ponerla en sus piernas

-¡Buenos días!- Entro Yuuji con un pequeño ramo de flores y una canasta llena de huevos

-Buenos días Yuuji, ¿Que andas haciendo por acá tan temprano?- Le hablo Nana bastante risueña

-Queria ver a la señorita (N)- La miro bastante nervioso, pero debía seguir con el plan de su patrón -¿Puedo pasar?-

-Claro Yuuji, pasa- Le sonrió (N) bastante feliz, le agradaba como era el adolescente de tímido, solo causaba ternura

-Aqui le mando estos huevos, es para que se ponga fuerte y se alivie pronto de su pie- Le entró la canasta con sumo cuidado

-Muchisimas gracias Yuuji- (N) lo tomo de su rostro dejando un beso en su mejilla

-Y mire nada mas- Le entró el pequeño ramo antes de que se le olvide, estaba bastante nervioso, no quería meter la pata

-Estan muy bonitas, gracias, Nana, dale algo de fruta a Yuuji para que coma en el camino- Ordenó (N)

-No, no, antes de salir Don Gojo me dijo que no aceptará nada- Se tapo la boca con sus dos manos, maldición había arruinado todo el plan

(N) Borro su sonrisa mirando las flores con fastidio -O sea que Satoru fue el que te mando con todos estos regalos-

-No, bueno, si- Apartó la mirada tapando su rostro, su patrón lo sacaría a la calle

-No te preocupes Yuuji, gracias de todas maneras- Le respondió dulcemente debido a la pena que sentía por el

-De nada- El joven se fue corriendo rápidamente de la casa, no volvería allí o bueno tal vez después, cuando se olviden de este incidente

Cuando el joven cruzo la puerta (N) tiro las flores sobre la mesa con asco, se sentía furiosa, ese hombre era un cínico descarado, como se atrevía a usar a el niño como mandadero, le provocaba asco

-Miwa, hazme el favor de regresarle esto a el señor Gojo- Se levantó de la mesa tirando la servilleta con brusquedad

-Si señorita- Se aproximó a tomar la canasta pero (N) la interrumpió

-No, no, no, damelos, yo se los voy a llevar personalmente- Miwa le entrego la canasta y la joven agarro saliendo de la cocina

-...-

-Sin comentarios Miwa- Hablo Nana callandola

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-Yaga, ¿Viste a Yuuji?- Pregunto Satoru entrando a sus cultivos donde se encontraba Yaga trabajando

-No, no lo he visto, ¿Porque?- Levanto la vista entre las plantas

-No nada, lo mandé a un encargo pero no llega, voy a buscarlo-

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Satoru se encontraba saliendo de su hacienda cuando observo un carro acercándose, le pareció extraño pero cuando miro quien conducía no pudo evitar sonreír

Satoru con un tono calmado pero seguro, elogia el progreso de (N) -Me da gusto ver qué ya puedes manejar, eso quiere que decir que ya estás mejor-

-Aqui tiene su regalito- (N), visiblemente molesta, le entrega bruscamente una canasta, haciendo que choque con el pecho de Satoru, sus palabras salen con un toque de indignación -Me parece el colmo que ande usando a el niño de mandadero-

manteniendo la compostura, responde con calma -Yo no lo utilice de nada- Dejo la canasta encima del carro -Solo le dije lo que tenia que hacer para agradecerte tus atenciones que habías tenido con el y con su familia-

-¿Usted cree que soy una tonta? Que es lo que pretende con su aparente amabilidad- La mirada de (N) se endurece, sus ojos reflejando desconfianza

-Solo quiero que nos hagamos amigos, si somos vecinos lo lógico es que llevemos una buena relación, ¿No te parece?-Satoru se esfuerza por mantener la sonrisa

La negativa de (N) es firme -No, no me parece, como puedo hacerle entender que a mí no me interesa ni su amistad,  ni nada que tenga que ver con usted-

-¿Porque y contra quién tienes tantos resentimientos (N)?- con un atisbo de curiosidad, pregunta

-Eso es algo que a usted no le importa deje de tutearme- La respuesta de (N) es cortante

Satoru suspira, frustrado -Sabes que? Por más que le doy vueltas a el asunto no logro entender porque una mujer tan bonita como tú que lo tiene todo puede ser así-

-Pues ya ve- La respuesta de (N) es escueta y llena de desdén

-Es una lastima que a tu edad ya seas una mujer tan amargada- Ese momento es cuando la tensión llega a su punto máximo, (N) intenta darle una cachetada a Satoru, sin embargo, este reacciona rápidamente, tomando su mano antes de que pueda hacer contacto

-Imbecil... Suelteme- Por un segundo, sus miradas se encuentran, cargadas de emociones encontradas, ira, confusión y una chispa innegable de atracción

Antes de que (N) pueda reaccionar, Satoru la atrae hacia sí, reduciendo la distancia entre ellos de manera abrupta sin darle tiempo a procesar, la besa con intensidad, casi brutalmente, forzando sus labios contra los de ella. El beso es apasionado, cargado de una mezcla de deseo y desafío. (N) se queda paralizada, su cuerpo tenso, sus manos aún temblando con la adrenalina de la confrontación.

Finalmente, (N) recobra el sentido y se aparta bruscamente, liberándose de su agarre, sin vacilar, le da una fuerte cachetada que resuena en el aire, su voz tiembla de rabia y humillación -¡Va a pagar muy caro lo que acaba de hacer!-

Satoru se ríe tocando su mejilla, donde la marca de la bofetada comienza a enrojecerse -Cualquiera que haya sido el precio habrá valido la pena-

La furia de (N) se intensifica al escuchar su respuesta despreocupada, con el rostro encendido por la ira, le espeta -Muy gracioso, espero que conserve ese humor cuando le toque abandonar su hacienda, voy hacer que se largue de aquí para siempre-

Con una mirada de desafío, (N) se vuelve hacia el carro, en un arrebato de rabia, tira la canasta de huevos que Satoru había dejado sobre el vehículo, rompiendo los huevos y creando un desastre, sin decir una palabra más, se sube al carro y arranca, dejando una nube de polvo mientras se aleja, Satoru se queda observando, con una sonrisa que mezcla satisfacción y diversión, mientras la ve marcharse.

EL REFUGIO DE LA DESILUSIÓN - SATORU X READERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora