EL REFUGIO DE LA DESILUSIÓN - SATORU X READER

CAPITULO 30

_"No puedo hacerte entender. No puedo hacer que nadie entienda lo que está sucediendo dentro de mí. Ni siquiera puedo explicarlo a mí mismo." -Franz Kafka.

.
.

En medio del estruendo de la tormenta, los rayos iluminaban momentáneamente la cabaña de la hacienda Gojo, donde se encontraban (N) y Satoru, completamente absortos el uno en el otro, afuera, la lluvia golpeaba con fuerza el techo, pero dentro de aquel pequeño refugio, el calor de sus cuerpos y la pasión de sus besos los mantenía ajenos al caos exterior, se besaban con una intensidad casi desesperada, sin pausas, sin necesidad de tomar aire, como si en ese contacto se les fuera la vida.

Satoru, sintiéndose cada vez más embriagado por la cercanía de (N), dejó que sus labios vagaran por su mejilla, bajando lentamente hasta su cuello, el contacto de su piel era como una droga para él, cada beso más adictivo que el anterior, sentía cómo su corazón latía frenéticamente en su pecho, como si quisiera explotar en medio de aquella tormenta, (N), completamente perdida en el momento, lo abrazó con fuerza, cerrando los ojos mientras disfrutaba de aquella sensación, una mezcla de vulnerabilidad y deseo que la hacía sentir viva

Pero entonces, de golpe, algo en su interior se quebró -No, esto no puede ser- Murmuró (N), su voz ahogada y llena de angustia mientras se separaba de Satoru abruptamente, como si la realidad la hubiera alcanzado de golpe

Su respiración estaba agitada, su pecho subía y bajaba de manera descontrolada, pero no era solo por el momento de pasión, sino por la confusión que la inundaba, los ojos de Satoru la miraron con sorpresa, sin entender por qué de repente el mundo que habían creado en ese instante se desmoronaba -¿Por qué no puede ser?- Preguntó Satoru, su voz cargada de incredulidad y frustración, en su mirada se reflejaba la desesperación de alguien que veía cómo algo hermoso se escapaba entre sus dedos sin explicación

-Porque no- Fue todo lo que (N) pudo decir, sin girarse a mirarlo mientras tomaba aire, luchando contra sus propios impulsos, cada parte de su ser quería quedarse, pero algo mucho más fuerte la empujaba a huir

Sin más, dio la vuelta y salió corriendo de la cabaña, la tormenta la recibió con su furia, el agua empapándola en cuestión de segundos, Satoru, confuso y desesperado, la siguió bajo la lluvia torrencial, su mente luchando por entender lo que acababa de ocurrir -¡(N), (N), espera! ¿A dónde vas?- Gritó Satoru, corriendo tras ella mientras la lluvia lo empapaba por completo, la tomó por la cintura, intentando detenerla, pero sintió cómo el suelo bajo él se derrumbaba, como si todo lo que acababan de compartir se desvaneciera en el viento

(N), con los ojos llenos de una mezcla de lágrimas y gotas de lluvia, lo miró brevemente antes de apartarse con brusquedad -Por favor, déjame ir- Dijo con una voz rota, su cuerpo temblando, no solo por el frío de la tormenta, sino por la lucha interna que se reflejaba en su mirada

Desesperada, comenzó a desatar las riendas de su caballo, las manos temblorosas mientras la lluvia le caía encima, mojando su cabello y su ropa hasta el punto de pegársele a la piel, los truenos resonaban a lo lejos, pero para ellos, la tormenta más intensa era la que se desataba en sus corazones -¿A qué le huyes? ¿A qué le temes?- Preguntó Satoru, su voz cargada de una mezcla de desesperación y dolor, quería entender, quería que ella le diera una razón, cualquier cosa para poder detenerla

-Olvida lo que acaba de pasar y no vuelvas a buscarme- Fue todo lo que (N) pudo decir antes de subir de un salto a su caballo, su mirada decidida, aunque su corazón latía con la misma confusión que las gotas de lluvia que caían a su alrededor

Satoru gritó su nombre, una y otra vez, intentando alcanzarla, pero la tormenta y la distancia ya se habían interpuesto entre ellos, mientras la veía alejarse bajo la lluvia, su figura desvaneciéndose en la oscuridad de la noche, Satoru sintió como si algo dentro de él se rompiera en mil pedazos -¡No te vayas, (N)! ¡(N)!- Gritó con toda la fuerza que le quedaba, pero su voz se perdió entre los truenos y la lluvia, (N) desapareció en la distancia, dejando a Satoru solo, empapado y herido, no solo por su cuerpo, sino por el peso de lo que acababa de perder