CAPITULO 29

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_"Entre más te conozco más virtudes te encuentro, entre más te beso más me convenzo de que mis labios fueron hechos para los tuyos, entre más escucho tu risa más deseo tenerla el resto de mi vida."

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(N) se miraba detenidamente al espejo, observando cómo el labial rojo trazaba una línea precisa sobre sus labios, desde que había llegado a la hacienda, maquillarse era un lujo que no se había permitido, su vida allí había sido un torbellino de emociones y trabajo, sin tiempo para dedicar a detalles superficiales, sin embargo, esa mañana, algo en ella la impulsaba a verse diferente, aunque ni siquiera sabía para quién o por qué

La puerta se abrió suavemente, y Miwa, con su habitual energía, entró en la habitación cargando sábanas limpias -Buenos días, señorita, ¿ya puedo hacer su cama?- Preguntó con una sonrisa luminosa, mientras echaba un vistazo a su alrededor

(N) la miró a través del reflejo en el espejo y asintió con un ligero movimiento de cabeza -Sí, Miwa, gracias- Respondió de manera automática, mientras seguía delineando sus labios, cuidando cada detalle

Miwa se detuvo a mitad de camino, su mirada se posó sobre (N) con sorpresa y admiración, una sonrisa se dibujó en su rostro al observar lo impecable que se veía -¡Ay, qué bonita se ve tan arreglada!- Comentó, su voz llena de entusiasmo, como si el simple hecho de ver a (N) así de arreglada le trajera una pequeña felicidad

(N) dejó de maquillar sus labios un momento y giró levemente la cabeza hacia Miwa, sus labios se curvaron en una sonrisa pequeña pero sincera -¿Tú crees?- Preguntó, más por cortesía que por real interés, devolviéndole el gesto

Miwa, aún maravillada, asintió con vehemencia -Claro que sí. ¿Por qué casi nunca se arregla así, señorita?- Preguntó mientras comenzaba a alisar las sábanas con destreza

(N) suspiró, volviendo su atención al espejo, pasó una mano por su cabello, acomodando unos mechones sueltos que caían sobre su rostro, aunque la pregunta era inocente, tocaba una fibra profunda en ella, una que prefería no examinar demasiado

-¿Para qué? Si lo único que hago todo el día es trabajar aquí en la hacienda- Respondió con cierta indiferencia, aunque su tono no ocultaba del todo el cansancio emocional que sentía, su reflejo la observaba desde el espejo, y ella sentía como si estuviera viendo a una versión de sí misma que ya no reconocía del todo

Miwa, lejos de desanimarse por la respuesta, se cruzó de brazos y sonrió con ese brillo característico que iluminaba la habitación cada vez que ella estaba presente -¿Y eso qué importa? Ya quisiera yo tener su cara y sus ojos, ¡el poco de pretendientes que tendría!- Bromeó, soltando una pequeña carcajada, mientras admiraba a (N) como si fuera una figura de porcelana inalcanzable

(N) soltó una risa suave, una mezcla de diversión y cansancio, mientras se alejaba del espejo para observarse desde otro ángulo -Ni digas tonterías, Miwa- Murmuró, negando con la cabeza, aunque no podía evitar sonreír un poco más

Miwa, en su usual vivacidad, se dio la vuelta para seguir con sus quehaceres, pero no sin antes lanzar una última sugerencia -Bueno, de todas maneras, usted es muy chula así, sencillita, pero se vería mucho mejor si se arreglara así todos los días, ¿Por qué no lo intenta?- Le dijo con un tono optimista mientras sacudía las sábanas y las colocaba sobre la cama

(N) miró el reflejo en el espejo una última vez, su sonrisa desvaneciéndose ligeramente, sus ojos se encontraron con los propios, y por un breve momento, la duda la invadió, no por la sugerencia de Miwa, sino porque, por primera vez en mucho tiempo, se permitió preguntarse por qué se esforzaba en mantener esa coraza, pero pronto volvió a su actitud fría, apagando cualquier chispa de vanidad

EL REFUGIO DE LA DESILUSIÓN - SATORU X READERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora