CAPITULO 23

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_"Quienes se entregan a la venganza y se toman la justicia por su mano rara vez sabendónde está el límite." -Richelle Mead.

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-¿De qué me está hablando?- (N) arqueó una ceja, mostrando una mezcla de confusión y sospecha

-De mi cerca, hoy amaneció en el suelo- Dijo Satoru, su mirada fija en (N) mientras cruzaba los brazos sobre el pecho

-Pues será que usted no la levantó muy bien- Respondió (N), su tono era frío, con un ligero toque de sarcasmo

-Por supuesto que la levanté muy bien, pero alguien se encargó de tirarla, dicen por ahí que es más fácil destruir que construir, ¿Estás de acuerdo?- Satoru sonrió levemente, sus palabras cargadas de insinuación

-¿Y yo qué tengo que ver en esto?- (N) lo miró directamente a los ojos, su expresión se endureció aún más

-Puede ser que nada directamente, pero tu guardaespaldas está acostumbrado a hacer cosas como esas, ¿O me equivoco? Vámonos, Yuuji- Satoru hizo un gesto a Yuuji, quien se levantó rápidamente del suelo, lanzando una mirada de disculpa a (N) mientras seguía a Satoru

(N) se quedó en silencio, observando cómo se alejaban, la tensión en el aire era palpable, y aunque su rostro mantenía una expresión firme, en su mente empezaban a formarse pensamientos de cómo responder a las acusaciones de Satoru

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-¿Dónde está el dueño de este banco? ¡Quiero hablar con él!- (N) irrumpió en el banco, sus pasos firmes resonando en el suelo de mármol mientras se dirigía con determinación hacia el mostrador principal

-Señorita, no puede pasar así, por favor...- Una joven rubia, claramente nerviosa, la seguía de cerca, tratando de detener su avance sin éxito, estaba visiblemente apenada por la situación

Antes de que la joven pudiera hacer algo más, un hombre bien vestido salió de una oficina cercana y se dirigió hacia (N) con una sonrisa profesional

-Yo soy el dueño, Suguru Geto, a sus órdenes ¿Qué se le ofrece?- Dijo, observando a (N) con curiosidad

-Por principio, que le llame la atención a esta empleada- Respondió (N), sin perder tiempo en cortesías, sus ojos se afilaron mientras señalaba a la rubia

-¿Por qué?- Suguru la miró con el ceño ligeramente fruncido, interesado en saber más

-Hace días solicité una chequera, y según esta mujer, todavía no está lista- (N) cruzó los brazos, su impaciencia evidente

-¿Estás segura, Nanako?- Preguntó Suguru, volviendo su mirada a la joven empleada

-Sí, don Suguru, ya revisé todas las chequeras que tengo, y la de la señorita no está- Respondió Nanako, intentando mantenerse calmada aunque se notaba que la situación la incomodaba

-Pues lo siento mucho, señorita, algo raro debió haber ocurrido ¿A qué nombre hizo la solicitud?- Preguntó Suguru, su tono era más suave ahora, tratando de solucionar el problema

-A mi nombre, (N) (A)- Dijo ella, su voz firme y sin mostrar signos de suavizar su postura

Suguru parpadeó, reconociendo el nombre al instante, su expresión cambió, y la seriedad inicial dio paso a una sonrisa amistosa -Aaaaaa, mil disculpas, señorita (N), lo que pasa es que no sabíamos quién era usted, su chequera la tengo yo, lo que sucede es que todavía no tenemos registrada su firma, está bien, Nanako, yo me encargo, puedes retirarte- Suguru se acercó a su escritorio, sacando la chequera y unos papeles, todavía con una sonrisa en el rostro -Aquí está todo, es cuestión de registrar su firma-

EL REFUGIO DE LA DESILUSIÓN - SATORU X READERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora