La soledad nunca había sido tan ensordecedora como en aquel instante en que Kim Seokjin se encontraba al borde del río Han, su corazón latiendo al ritmo de un dolor que no conocía consuelo.
La ciudad de Seúl, con sus luces y sombras, parecía ajena al tormento que consumía su alma. El sonido suave de las olas rompiendo contra la orilla del río proporcionaba un contrapunto sereno al caos emocional que lo envolvía.
Cada susurro de la marea llevaba consigo una promesa de paz, una invitación silenciosa a dejar atrás el peso de sus recuerdos dolorosos y sumergirse en la tranquilidad del momento presente. Los recuerdos de las burlas, el dolor, la humillación, fluían en su mente como un río desbordado, cada uno más cruel que el anterior.
Miraba fijamente las aguas oscuras, las luces de la ciudad se reflejaban en ellas, creando un mosaico de sombras y destellos que danzaban ante sus ojos. Como si el universo mismo estuviera pintando un cuadro de su vida, mostrando la dualidad de su existencia: la oscuridad de su pasado y la chispa de esperanza por un futuro diferente.
"¿Por qué a mí?" La pregunta se repetía en su mente, una y otra vez, como un mantra cruel que no ofrecía respuestas.
El eco de las risas burlonas aún resonaba en sus oídos, cada palabra una daga que se clavaba en su ser. Los insultos eran tantos como las estrellas en el cielo, y cada uno le robaba un poco más de su luz.
Con un suspiro que llevaba el peso de mil lamentos, cerró los ojos. Podía sentir el llamado del vacío, la promesa de olvido que ofrecían la oscuridad.
"¿Será esto libertad?" se preguntó. Con la determinación de quien no tiene nada que perder, cerró los ojos y se dejó caer. La lucha interna entre la vida y la rendición se libraba en su interior, una batalla silenciosa que amenazaba con consumirlo por completo.
Cuando finalmente se dejó caer, el frío lo envolvió como un abrazo helado, penetrando en cada fibra de su ser. Sus ropas empapadas se adherían a su piel, recordándole la realidad tangible de su desesperación.
El sonido amortiguado del mundo exterior se desvaneció mientras se sumergía más profundamente en sus pensamientos, dejándolo solo con el eco de su propia respiración y el latido frenético de su corazón.
...
En la opulenta oficina de Kim Namjoon, la luz del día se filtraba a través de las ventanas, iluminando el espacio con un resplandor dorado. Los rayos del sol creaban patrones de sombras que danzaban sobre los muebles pulidos y el suelo reluciente.
Como si la luz intentara penetrar en las sombras que se aferraban a su corazón, una batalla entre la luminosidad exterior y la oscuridad interior. La silueta de Seúl se extendía ante él, una metrópolis llena de luces brillantes, pero vacía de significado.
Atrapado en su rutina diaria, se movía con una elegancia fría y calculada.
Su nombre se cernía sobre la prestigiosa empresa, un recordatorio constante de las expectativas que el mundo había impuesto sobre sus hombros. Sintiéndose atrapado en una farsa perpetuada por la voluntad de su padre, la indiferencia en su matrimonio era palpable, una farsa que había aprendido a representar demasiado bien.
Cada día era una actuación, una lucha constante por mantener las apariencias mientras su verdadero ser se ahogaba en la oscuridad.
Miró a través de la ventana de su oficina, su reflejo distorsionado en el cristal. Un suave aroma a café recién hecho flotaba en el aire, una presencia reconfortante en medio del entorno estéril y formal de la oficina.
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Hate to love [Namjin]
FanfictionKim SeokJin se encuentra atrapado en una compleja tela de araña entre venganza y redención, uniendo su destino con el del CEO Namjoon. Con un pasado marcado por el acoso escolar y una vida llena de miseria, Jin se adentra en un viaje emocional que l...