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4719 palabras. 

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Después de, una vez más, intentar por todos los medios no moverse mientras él la lavaba con los guantes puestos, Reia se vistió con la túnica que se había puesto al salir de la cama.

Una de las razones por la que había querido salir antes era porque realmente creyó ver la luz del sol y quería saber si sus ojos se hacían ilusiones. La otra razón era porque se había estado acurrucando en su almohada cuando sé despertó y se dio cuenta, ya que la movió para alejarla de la pared, de que había marcas.

Inspeccionándolas con el pulgar pasando por encima de las líneas rectas talladas, supo inmediatamente lo que eran.

Días. Eran las marcas grabadas para indicar cuantos días había estado alguien allí. Eso ya era siniestro, sobre todo porque solo se habían marcado ocho días, pero era el hecho de que parecía que otras personas habían marcado en los mismos grabados para contar sus días también.

No solo uno, sino varios. Las profundas hendiduras de los tres primeros días marcaban que muchos no llegaban a tanto. Cinco eran los siguientes y parecía que solo uno había llegado a ocho.

Era espeluznante y ella había sentido el impulso de huir.

Ella no llego muy lejos, y no creía que realmente lo hubiese hecho una vez que saliera y viera el bosque, pero quería saber, necesitaba ver completamente los árboles que la encerraban como los barrotes de una jaula. Necesitaba recordarse a sí misma que estaba en una pesadilla y que aquella bonita casa no era más que un engaño y una mentira.

Él le había preguntado si quería morir, y al principio, ella había pensado que era una amenaza, pero entonces le dio la corona amuleto.

Cuando le explico lo que hacía, sintió un gran alivio. Sus palabras habían sido como una manto de seguridad y tranquilidad y fue entonces cuando supo que se refería a si quería morir a mano de los Demonios.

Muchos han huido y han muerto. Muchos han sido capturados. Ella recordaba que él había dicho esas palabras mientras estaba arrodillado frente a ella mientras le colocaba la tiara en la cabeza. Finalmente, se dio cuenta de que algunas de esas marcas en las paredes pertenecían a aquellos que no había asesinados por él.

Tu vida es valiosa. Intentaré asegurarme de que no acabe su puedo. No pretendía hacerle daño y el amuleto era una prueba más de ello.

Por primera vez, se sentía segura en su presencia. No solo del mundo exterior, sino también de él. Quizás no realmente cómoda, pero segura al fin y cabo.

―Me siento ridícula llevando un vestido de novia. ―Suspiro mientras caminaba por el pasillo y lo saludaba donde él la esperaba en la sala de estar.

Estaba allí de pie, sin hacer nada, con los brazos flácidos a los lados. ―Ojalá tuvieras algo diferente para ponerme.

―Si no te gusta alguna de las prendas, puedes cambiártela.

Se subió la falda del vestido y se lo miro. Le sorprendió que a él no le importara, aunque sabía que aquello era una tontería.

―Pero seguirán siendo de color blanco.

―Tengo plantas que pueden usarse como tintes. No serán fuertes, ni tengo muchos colores, pero estoy seguro de que podríamos encontrar algo que las tiñera lo suficiente para tu gusto. ―Levantó la mano y se cubrió el hocico mientras se lo golpeaba con un índice. ―Nadie, más ha pedido cambiar el color, pero creo que lo apreciaría la diferencia.

𝐀 𝐒𝐎𝐔𝐋 𝐓𝐎 𝐊𝐄𝐄𝐏 (Traducción al español) [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora