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4684 palabras. 

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Orfeo habia pasado la mayor parte de la noche fuera rodeando la casa para alejar a los Demonios de ella.

Habia bañado a Reia como era necesaria, pero sus manos habian estado más apresuradas que de costumbre. Le habia excitado volver a hacer esto con ella después de lo que habia provocado la última vez, con la esperanza de que ella quisiera que volviera a tocarla tan íntimamente. Habia disfrutado mucho viendo como su cuerpo se retorcía, se contorsionaba y se tensaba debido a sus dedos. Que se estremeciera con su lengua en el cuello. Oír sus pequeños gritos, sus gemidos. Sentirse dentro de su cálido coño y sentirlo estremecerse alrededor de sus dedos mientras ella se corría por él, gracias a él.

Le gustaba esa palabra, le gustaba lo brusca que era y le gustaba que ella le hubiese dado permiso de usarla.

Cada gramo de su control habia sido puesto a prueba. Su polla habia estado dura, completamente hinchada y a punto de estallar. Quería volver a sentirla, estar tan lleno de deseo que estuviera a punto de perder el control y poder decirle lo que quería hacer con ella. Que ella gimiera como reacción en lugar de sentirse aterrorizada porque Orfeo la deseaba.

El dolor que habia soportado merecía la pena.

Quería saber si volvería a suceder.

A pesar de su excitación, podía quedarse. Estaba agradecido de que ella no se lo hubiese pedido, ya que sabía que sé habría sentido dividido entre querer tocarla y querer protegerla.

El exterior era peligroso.

Llovía a cántaros y sabía que una o dos de sus baratijas se desmoronarían bajo su fuerza. Si eso ocurría, si todas se caían, los demonios podrían penetrar en su interior con facilidad.

No sabía si su toque apresurado habia provocado deseo en ella, pero le dijo que tenia que darse prisa para volver a su deber de protegerla a ella y a la casa.

Ya habia ocurrido antes. Orfeo habia perdido a un humano a causa de una tormenta y juro que no volvería a ocurrir.

Como no habia tenido tiempo, se habia olvidado debido a su interés por su cocina, le pregunto si ella le podría hacer baratijas de repuesto mientras patrullaba. El hecho de que pudiera pedírselo porque ella habia estado dispuesta a aprender y podía ayudarle le hizo sentirse orgulloso, sobre todo cuando las comprobó y vio que eran aptas.

No fue hasta las primeras horas de la mañana cuando las nubes dejaron de llorar y empezaron a despejarse.

El suelo estaba empapado y embarrado. Le preocupaba como reaccionaría Reia cuando le dijera que no podía salir sola de la seguridad de la casa para sentarse en el jardín hasta que la tierra se secara y él pudiera tallar un nuevo círculo y llenarlo de sal.

Pero, cuando despertó, Orfeo la llevo fuera, bajo su intensa y vigilante mirada, para poder enseñarle algo rápidamente.

Su sonrisa radiante lo estremeció. No era para él, así que no le provoco un deseo tan fuerte como para cambiar su visión, pero aun así le produjo una gran satisfacción al verla.

―¡El jardín este lleno! ―chillo ella, corriendo hacia delante a pesar de su advertencia anterior de que se quedara con él.

Empezó a tocar las hojas del arbusto de fresas que casi habia sido arrancado, que ahora estaba lleno y mucho más grande de lo que habia sido originalmente. El arbusto de frambuesas que tanto le gustaba, pero que habia sido destruido, era igual de grande y daba bayas maduras y frescas.

𝐀 𝐒𝐎𝐔𝐋 𝐓𝐎 𝐊𝐄𝐄𝐏 (Traducción al español) [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora