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6534 palabras. 

Este capítulo contiene escenas explícitas. Se recomienda discreción.

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Reia refunfuño cuando se sentó en la silla de tamaño humano del salón que habia arrastrado hasta la ventana para ver a Orfeo sentado fuera, justo dentro de la barrera de sal. Estaba con las piernas cruzadas de espaldas a la casa.

―Bueno, esto es una mierda total. ―Se quejo al aire.

Habia conseguido encender la chimenea ella sola, podía sentirla y, sin embargo, la casa estaba insoportablemente fría. Estaba sola y lo habia estado desde hace tres días.

Estar encerrada mientras la tierra se secaba habia sido difícil, pero al menos Orfeo habia podido entrar y pasar tiempo con ella. El aburrimiento era difícil, pero ahora que estaba acostumbrada a tenerlo cerca constantemente, tenerlo completamente y totalmente ausente era molesto.

¿No me digas que me he encariñado con él? A su voz, a su olor, a su mera presencia. A esos orbes brillantes que transmitían tantas emociones y de los que ella apenas entendía la mitad. A la forma en que ocupaba todo el espacio, dejando a Reia muy poco espacio para sentirse sola.

Él estaba allí, junto al lado de la ventada, y sin embargo parecía que hubiese kilometro entre ellos. No me habia sentido tan sola desde que era niña.

Durante algunos años tras la muerte de su familia, Reia se habia sentido así. pero habia llegado a aceptar su vida. La llevaba como una insignia y perseveraba, negándose a regodearse desde que supo que los aldeanos no iban a hacerle compañía. Habia aprendido a mantenerse feliz, a pesar de su miseria.

Ahora que habia experimentado la abrumadora comodidad de ser atendida, cuidada y tratada como si fuera algo precioso y digno de ser atesorado, en lugar de una maldita enfermedad, sintió una sensación de perdida al dejar de tenerla.

Me he convertido en una mocosa mimada.

Ni siquiera entre para lavarla de su olor. ¿Qué sentido tenia? A pesar de todo, su sangre atraía a los demonios.

El primer día, vio que Orfeo habia tallado un segundo círculo de sal por si acaso. Entro al cabo de un rato, pero no dijo nada y ella pudo ver que su pecho estaba inmóvil, como si contuviera la respiración.

Habia tomado todo lo que necesitaba. El frasco, el pico, las baratijas que habian hecho, y luego se fue inmediatamente.

Ella sabía que él también hacía lo mismo cada mañana, cuando se despertaba y encontraba un cubo de comida en la puerta, como si él los hubiese metido para después marcharse.

Hoy era el peor día. Era temprano y estaba sentada junto a la ventana, deseando poder ir a sentarse al sol.

Utilizaba fajos de tela para contener la hemorragia dentro de su ropa interior, lo habia estado haciendo desde el principio, pero tenia que cambiarla con regularidad. Tiro toda la tela ensangrentada a la chimenea encendida, quemándola para destruir las pruebas y el olor.

Sangraba mucho y los calambres eran terribles. Incluso habia empezado a llorar. Estaba sensible y dolorida, empezando a llorar patéticamente. Estaba cansada y se sentía hinchada.

A pesar de los pocos demonios que habia fuera, Orfeo no los estaba ahuyentando. Solo estaba sentado entre los círculos de sal, sin hacer nada más que estremecerse. Hoy era el más intenso. Era como si pudiera olerla a la distancia, y su resistencia estaba disminuyendo.

Joder. ¿Como habia sobrevivido alguna de las otras mujeres a esto? Y entonces cayó en cuenta; dudaba que alguna lo hubiese hecho.

Se rio. Era una broma bastante cruel. Nacer como mujer, tener que lidiar con la molestia de sangrar una vez al mes, y luego ups, un Duskwalker te come.

𝐀 𝐒𝐎𝐔𝐋 𝐓𝐎 𝐊𝐄𝐄𝐏 (Traducción al español) [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora