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2373 palabras.

△Este capítulo contiene escenas sexuales, léase bajo su propia responsabilidad.

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Reia se sentó desnuda en el regazo de Orfeo mientras estaban sentados en su cama, que ella también creía suya. Quería poder tocar su cuerpo desnudo, pasar las yemas de los dedos y las garras sobre ella como si quisiera tocarla, sentirla, ver que estaba frente a él.

Se había quitado la ropa para que ella pudiera hacer lo mismo, y se había sorprendido cuando ella optó por sentarse a horcajadas sobre sus caderas. Sus rodillas no tocaban la cama debajo de él.

Sus brillantes orbes eran de su azul claro habitual, y ella se sintió aliviada al verlos.

—¿Me comiste Orfeo? —Ella le dedicó una cálida sonrisa para demostrarle que no se molestaría en absoluto si lo hubiera hecho.

—No. Tú... te desmoronaste como ceniza en mis brazos, pero no tenía hambre incluso antes de que lo hicieras.

Sus cejas se fruncieron. —Pero me dijiste que siempre tienes hambre.

—Me diste tu alma. —comentó él levantando la mano para rasparle el cuero cabelludo con las puntas de las garras, sabiendo que eso la haría estremecerse. —Fue algo muy hermoso. —Se las pasó por el pelo como si quisiera peinárselo él mismo. —Una vez que me la comí, toda mi hambre desapareció.

—Entonces, ¿no sentiste ningún deseo de comerme a mí, o incluso a Katerina?

Sacudió la cabeza antes de inclinarla mientras le rozaba el hombro desnudo con las garras, haciendo que se le pusiera la piel de gallina.

—No. Ni siquiera antes, cuando te perseguía o cuando olía tu sangre, sentí hambre. —Ella supo que él le devolvió la mirada cuando levantó el rostro. —No quería hacerte daño.

Las yemas de los dedos de él recorrieron ligeramente los cinco pequeños cortes que tenía alrededor de la cintura, donde la había cortado con sus garras al correrse.

Le escocían un poco, pero en general estaban bien.

—Me gustó. Me gustó que fueras así. Quiero que seas tú mismo. Que me toques como quieras sin preocuparte.

—Eres tan perfecta, mi novia. —Se inclinó hacia delante y chocó cariñosamente la punta del hocico contra su mejilla.

Era la primera vez que la llamaba novia, y a ella se le iluminó la sonrisa.

Ella se apoyó en su huesudo cráneo para corresponderle.

—Y tú eres maravilloso, mi gran y hermoso Duskwalker.

—¿Hermoso? —Echó la cabeza hacia atrás mientras el amarillo oscuro se filtraba en sus orbes. Levantó la mano para tocar el cráneo lobuno de su cara. —Eres hermosa, Reia. Yo parezco un monstruo.

Sus cejas se fruncieron mientras sus ojos se entrecerraban al oírle llamarse así.

—No estoy de acuerdo. Creo que eres hermoso. Tienes una belleza etérea, de otro mundo, Orfeo, y me alegro de haberme permitido verla. —Ella se levantó lo suficiente para poder colocar sus labios contra uno de sus colmillos más grandes. —También eres muy dulce, y me enamoré de ti por lo que eres.

Sus orbes se tiñeron de rosa rojizo por la vergüenza y ella no pudo contener la risa. Tan condenadamente dulce.

—Ven, déjame mostrarte.

𝐀 𝐒𝐎𝐔𝐋 𝐓𝐎 𝐊𝐄𝐄𝐏 (Traducción al español) [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora