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No sé si lo que dije tuvo algún efecto en Hyonu, pero dejó de mirarme de forma mezquina por los siguientes días. Como si mi opinión le hubiese mostrado una nueva imagen de mí, de quién soy. Supongo que tiene sentido, ¿cómo conoces a alguien sin saber sus opiniones y sentimientos? Aún así, yo no decidí dirigirle la palabra. Si él no quería ser mi amigo, pues yo tampoco. Las otras omegas eran lo suficientemente agradables y dulces conmigo como para preocuparme por Hyonu.

Por otra parte, la señorita P'i comenzó a tener charlas privadas conmigo. Charlas en las que el tema principal eran mis gustos y habilidades. Parece que ella quería encontrar algo de lo que pudiera vivir lo antes posible. Sin embargo, tuvo el tacto para aclararme que no estaba echándome, si no que el tiempo no se detenía, así que yo tenía que seguir.

Insistió un par de veces más acerca de mi familia. Pero mi respuesta siempre fue la misma: no lo recuerdo. Me preguntó también si quería que algún doctor me viera, y como la vi muy preocupada, le dije que sí.

El doctor que llegó era un omega, quizá para que yo no me pusiera nervioso. La verdad es que aún no entiendo esto de ser omega y sentirme intimidado por los alfas. La única persona capaz de intimidarme es mi padre.

Él, siempre tan firme e imponente. Él, siempre tan decidido. Y tan peligroso.

El doctor dijo que parecía no haber nada malo en mí. Sin embargo, para mi alivio, le aseguró a la señorita P'i que la amnesia era bastante normal, sobre todo si no sabían de qué forma me había caído o desmayado.

Honestamente, me sorprende no haber despertado con amnesia real. Cuando dormía, soñaba con el choque y sé que recibí golpes de muerte. Mi cabeza se estrelló contra el volante, así que bien podría haber olvidado todo. Pero no, lo recordaba todo. No sé si llamarlo suerte o desgracia.

Volvamos al tema de la señora P'i. Pues luego de cada charla, terminé sentado frente a una mesa para realizar diferentes actividades que ella me mencionaba. Aprendí a elaborar candelas, jabones, origami y algunas mezclas medicinales. Sin embargo, nada de eso llamaba toda mi atención.

No sé qué es lo que quería hacer.

Me puse a pensar en mi carrera, en lo poco que me faltaba para graduarme y entendí que tampoco estaba contento con mi elección. Yo solo lo hice por mi familia. La que me ha dado la espalda. Entonces, ¿qué debo hacer aquí?

— ¿Qué te parece hornear?

La señora P'i me miró desde la silla en la que estaba sentada con el escritorio frente a ella. Anotaba cosas de forma elegante en un libro grande y pesado. No estoy seguro cuál es el trabajo de la señora P'i, pero sé que gana muy bien con respecto a ello.

— No lo creo — luego miré las plantas medicinales frente a mí y dije— Creo que es mejor si me dedico un poco más a esto.

— ¿Es eso lo que te gusta?

— Creo que es lo más importante.

Ella fijó su mirada en mí y luego asintió. Continué con mi trabajo en silencio hasta que me aburrí. La señora P'i me dejó una hora más tarde porque tenía una reunión con alguien y yo volví a tomar los libros de historia, esta vez uno que hablaba sobre los antiguos gobernadores de forma más detallada.

La historia era extensa y al principio, por la censura de los gobiernos, no había suficiente información con la cual yo me sintiera saciado. Obviamente, esto fue mejorando en cuanto avanzaba el libro: más contexto, más descripciones físicas y hasta imágenes.

En un parpadeo, llegué a las hazañas del padre de Jungkook.

Las anécdotas eran un tanto sangrientas y bastante oscuras. El padre de Jungkook, Jungwoo, parecía un líder nato, sin titubeos y con la victoria siempre a su lado. Había dirigido guerras grandes y largas, y guerras pequeñas y pesadas. Yathor había sido un país más pequeño al parecer, pero el territorio se había expandido con cada paso que el ex emperador Jeon había dado.

It starts with love and it ends with you ❤ KookTaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora