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La cabeza me dolía cuando abrí mis ojos.

Pero mi mano se dirigió hacia mi cuello, porque una angustia lo mantenía presionado. Un recuerdo. Tuve un recuerdo de este cuerpo que no es mío. Me giré en la cama, doblando mis piernas hasta que alcanzaron mi estómago. No solté mi cuello, pero mi mano libre se fue hacia mis labios. ¿Habría besado a Jaekwoo?

Aparté esa línea de pensamientos porque, con mucha probabilidad, Jaekwoo estaría muerto y no quería pensar en ello. Dolía mucho. No lo conocía, pero no era impedimento para no sentirme triste. Este Taehyung, a diferencia de mí, había tenido conexiones más allá de su familia.

La puerta del dormitorio se abrió y Momo entró con una sonrisa tímida al darme una reverencia.

— Buenos días, joven.

Le sonreí de forma honesta, porque en serio me aliviaba tenerla cerca. Necesitaba desconectar de los hechos revelados.

¿Por qué murió Taehyung cuando llegó a Yathor?

Desayuné con la compañía de Momo quien me contó que para ella era toda una novedad moverse por el edificio Tierra; al parecer había una lista con los nombres de los sirvientes que podían entrar. Le pregunté a Momo cómo había llegado aquí y me dijo que su madre era la cocinera principal del edificio Fuego; alimentaba a los soldados con dedicación y cuidado.

Momo había nacido en la fortaleza, en el edificio Médico. Había crecido aquí y, aunque se le dio la oportunidad de trabajar afuera, ella decidió quedarse. Supongo que a veces es mejor lo conocido que por conocer. No le pregunté si se arrepentía de quedarse, ella se veía muy tranquila y conforme con su decisión.

La felicidad y el éxito tenían muchas definiciones. Y yo soy la persona menos indicada para andar preguntándole a la gente si estaba a gusto con su vida.

— El emperador quiere verlo después del desayuno.

Alcé la mirada a Momo de nuevo cuando mencionó eso; se me había olvidado que iba a entrenarme. Entrenarme, ¿en qué? ¿Peleas cuerpo a cuerpo? ¿O peleas con armas? De cualquier forma, no estaba asustado. Tenía que hacer algo con esta nueva vida, que solo quedarme encerrado en la fortaleza esperando noticias.

Asentí a Momo porque tampoco es que pudiera negarme. Si algo quería el emperador, lo obtendría, ¿no?

En cuanto terminé de comer, Momo tomó la bandeja y me pidió que esperara. Diez minutos después entró con unas prendas de ropa ajustadas, pero cómodas y flexibles para moverme con naturalidad. Calcé las botas que me trajo y luego la seguí hacia la salida, para encontrarme cara a cara con Lee Yubin con sus sirvientes detrás.

— Buenos días, joven Taehyung —ella anunció.

— Buenos días, señorita Yubin —respondí.

— Momo, puedes retirarte.

Momo dio una reverencia profunda antes de acatar la orden. Yubin me indicó que la siguiera, así que esperé que su séquito se adelantara para ir detrás de ellos. ¿Por qué necesitan tantos sirvientes? Con Momo yo tenía suficiente. Y, parecía que, al tener más, era mayor tu posición en la fortaleza.

Aunque yo nunca había visto al emperador con sirvientes detrás.

Por divagar en mis pensamientos, no me di cuenta de que me llevaron al tercer piso a un salón gigante. Lo curioso de este salón eran las armas postradas en cada pared; imponentes, letales y oscuras. Desde mi lugar sentía que podían cortar el aire, aplastar y deformar el ambiente. Al fondo, había un enorme arco donde entraba sin problema la luz del sol. Me sentí impresionado cuando me di cuenta de que el arco no tenía vidrio por lo que cualquier persona podría entrar y robar el arsenal del edificio Tierra.

It starts with love and it ends with you ❤ KookTaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora