La comida estaba deliciosa. Tenía demasiada hambre porque no había cenado ni desayunado: Momo incluso tuvo que pedirle al guardia que me trajera otra ración.
Estaba terminando una extraña, pero muy deliciosa sopa antes de que el príncipe Jimin entrara a mi habitación. Él se sentó frente a mí, tomó mi mano y me miró comer hasta que terminé. Me limpió él mismo las comisuras de mi boca con una servilleta de tela.
— Tú realmente tienes suerte —él me dijo.
— ¿Me desmayo y dices que tengo suerte? —me burlé, acariciando su mano.
— No, lo digo porque te has ganado mi cariño.
Fruncí el ceño.
— Ni siquiera he hecho nada.
Jimin apoyó el codo de la mano libre sobre la mesa, y su rostro sobre su palma.
— Me gusta como te diriges a mí: o tienes mucha confianza o no le tienes miedo a ofender a la familia real.
— O soy un ignorante —añadí con honestidad—. Yo voto por esa.
Jimin soltó una carcajada y me uní a ella con una sonrisa de labios cerrados. Momo se acercó para retirar los platos sucios con la bandeja y se retiró sin decir más. Jimin y yo nos quedamos solos, su risa murió poco a poco hasta mirarme fijamente.
— Me asustaste.
— Yo también estoy asustado —solté.
— ¿Qué te dijeron? Hoseok trató de calmarme diciendo que necesitas descanso, pero no le creo. Hay más, ¿no?
— ¿Quién tiene más poder? ¿Tú o Hoseok?
— Dios mío, no mentías cuando dijiste que eres ignorante —él replicó, antes de responder—. Hoseok. ¿Por qué la pregunta?
— Entonces no voy a decirte nada, podría meterme en problemas.
Jimin se echó hacia atrás en la silla, soltando mi mano y golpeando la mesa con el ceño fruncido. Sin embargo, sus labios se estaban torciendo así que supe que realmente no estaba enojado. Me reí ante su pequeño berrinche y él soltó un quejido largo antes de dejar caer su cabeza en la superficie.
— No puedes hacerme esto, Taehyung —su voz se hizo pequeña, como un niño—. Soy el príncipe más mimado, ¿entiendes? No puedes decirme que no y esperar que no me muera.
— Dramático —acusé, pero me estaba divirtiendo.
Jimin tenía esta presencia y personalidad que me agradaba demasiado. No lo conocía del todo y estaba, por completo, seguro que no estaba mintiendo al decirme que era el príncipe más mimado: tenía un rostro seductor, pero adorable a la vez con unas mejillas suaves y apretables. Su sonrisa era encantadora y su risa contagiosa. Tenía la piel limpia, brillante y admirable. La confianza que poseía sobre sí mismo podría, una pequeña parte, ser gracias a su título y ser el consentido, pero el resto provenía en que él sabía que era hermoso. Hermoso de verdad.
— Culpa de todo el país.
— ¿Eres el omega más codiciado?
— Uno de ellos —él aseguró, alzando la cabeza—. De verdad, pareciera que has vivido en una cueva: sin modales y perdido en la luna acerca de tu país.
Mi país.
Yathor no era mi país. Pero ¿lo había sido Corea del Sur? Nunca me hubiesen aceptado ahí. Incluso los cómics que yo leía tenían mil veces más apoyo del público extranjero que del nacional.
— Sí, soy un ermitaño.
— Dime qué pasó —él volvió a insistir—. Hoseok no tiene porqué saber que me lo dijiste.

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It starts with love and it ends with you ❤ KookTae
AdventureEn una sociedad tan homofóbica como es la de Corea del Sur, a Taehyung le cuesta demasiado encontrar el amor siendo un chico homosexual. Por ello, y por tener que esconder su verdadera sexualidad, Taehyung tiene una vida realmente monótona, y trata...