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Encontré la cama como el lugar más cómodo y delicioso en lo que he dormido en toda mi vida. Las camas anteriores que utilicé no estuvieron mal, pero ¿esta? Se notaba que me encontraba en el ala del emperador: todo era tan sofisticado, elegante y hasta mágico, así que la cama no se quedaba atrás, pero era maravillosa. Las almohadas y las sábanas que me acompañaron fueron la cereza del pastel.

Me derretí sin remedio en medio del colchón y soñé que corría en un campo de flores silvestres, flores de mi realidad, y sostenía una mano enguantada. Al dirigir la mirada al dueño, me encontraba con Payasín que contrarrestaba por completo con todo el escenario.

Sentí su aroma rodearme y abrí los ojos.

Alguien entró a mi habitación, pude escuchar los pasos. Con el ceño fruncido me pregunté si él en realidad estaba aquí, pero fue Jimin el que hizo acto de presencia con sus escoltas detrás, a quienes les pidió dejarnos a solas.

— Bueno, Taehyung —él dijo, cruzando sus brazos—. ¿Ahora somos cuñados?

— Créeme cuando te digo que no estoy contento con esta situación —respondí.

Jimin se mostró preocupado, y comprensivo cuando dio pasos hacia mi cama, sentándose a mi lado sobre la orilla de la cama.

— Lamento que te haya mordido...

— Es tu hermano —murmuré.

— Que sea mi hermano no quita que esta situación sea horrible: nuestro cuello es algo que reservamos para el alfa que será nuestro compañero de vida, no alguien aleatorio. Estoy triste porque hayas tenido que exponerte a esto...

Cierto. Aquí esto tenía una importancia mayor que cualquier cosa. Ni siquiera podría compararlo con el matrimonio.

— Estaré bien —me encogí de hombros—. Se va a borrar.

— ¿Cuándo?

— En un mes.

Jimin sonrió con alivio antes de asentir.

— Vamos a desayunar, Tae. Te invita cordialmente el príncipe Jimin.

Esta vez fue mi turno de sonreír.

Lo observé salir de la habitación para ir a la sala de estar a esperar mientras me arreglaba un poco. Mi cabello se encontraba enredado y desordenado, así como mi cara hinchada por el sueño. Pasé el peine con suavidad, me lavé el rostro, me cambié la ropa por una nueva que –vaya sorpresa– se encontraba en el armario.

Me sorprendí bastante porque la calidad de las prendas era exquisita. Se notaba que habían sido cuidadosamente seleccionadas. Una vez listo, salí a la sala para encontrarme no solo al príncipe Jimin, si no al emperador también.

— Buenos días —murmuré en cuanto el shock pasó. dando una reverencia.

— Mi hermano dice que se nos unirá —bufó Jimin, un tanto irritado.

— Taehyung tiene cosas que hacer conmigo —Jungkook le respondió—, pero dejaré que compartas las comidas con nosotros, si deseas.

Jimin alzó una ceja.

— ¿Cosas? ¿Qué cosas? ¿Y por qué no puedo acompañarlos?

— ¿Por qué estás tan interesado?

El emperador giró sobre sus talones hacia la salida, seguido de Jimin y, por consecuencia, por mí.

— No creas que estoy contento con la decisión que has tomado, hermano.

— No había otra alternativa.

— Pero sí otros alfas, al menos debiste darle la oportunidad de escoger.

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⏰ Última actualización: 2 days ago ⏰

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