(LGBTIQ) En el misterioso mundo de O'im, Daniel, un humano con habilidades especiales para la tecnología de otro mundo, regresa después de su periodo en la universidad. Durante su estadía, es asignado a una peligrosa misión que resulta en severas he...
¿Originalmente? Había pensado 20 capítulos para el tercer arco, pero me dije que meter uno más en este momento sería demasiado cansado y más un relleno. Créanme que lo intenté, pero fue imposible, así que les pido perdón.
Y solo me queda decir: ¡LO SIENTO!
Ainsi bas la vida by Indila.
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Daniel gritó por la frustración cuando escuchó que la evacuación estaba demasiado lenta. Cada segundo estaba alargado como si fueran mil horas. Él mismo estaba rodeado de los soldados que había en ese refugio con conocimiento de armas. Disfrutando de la posibilidad de responder solo gracias a que ningún guardia había atravesado los portales que Daniel estaba bloqueando con un esfuerzo considerable.
Jezel estaba a pocos metros, observándolo. El cuerpo entero de Daniel temblaba por el esfuerzo de mantener los portales abiertos para evitar que más o'gans los cruzaran. No podía cerrarlos, no tenía ese poder y tampoco sabía qué tipos de poderes tenía, solo se dejaba guiar por sus impulsos.
No iban a resistir.
No con demasiados portales abriéndose a cada oportunidad y Daniel a penas tenía la fuerza necesaria para mantener unos cuantos portales abiertos.
Su color púrpura resaltaba en el espacio vacío del atardecer. Y solo imploró a que el escudo fuera lo suficientemente fuerte para resistir la lenta evacuación que el resto de los guardias hacía. Dos en cada nivel. Lo cual era muy poco a comparación de la cantidad de ellos que había.
Adrien y Jade estaban fuera, no podían ayudarlo incluso si se los rogaba, pues eran los únicos con un conocimiento más amplio del mundo para saber en qué lugares podrían ir y ocultar temporalmente a más de cuatro mil almas.
¿Necesitaba sus manos? No las había necesitado, solo un pensamiento, pero ahora las necesitaba para ir creando todos los portales que mantenían a raya aquel golpe que iban a recibir. Las lágrimas estaban atoradas en su garganta por la frustración que estaba teniendo.
Si algo fallaba, si su poder se agotaba... No quería pensar en eso.
Los sonidos de las balas atravesaban su cabeza como una sentencia completa.
Entonces, lo sintió. Giró sobre su espalda solo para ver a un o'gan salir de allí. Un guardia. Sus ojos dorados lo delataban y...
Y solo reaccionó y se olvidó de todo cuando se metió en una pelea cuerpo a cuerpo con dicho guardia. Trató de mantener aquellos portales, pero le costó recibir muchos más golpes de los que querría y cuando sus amigos giraron para disparar, solo alcanzaron a lanzar una sola bala cada uno porque había sacado su arma.
—¡No! —gritó al tiempo que trataba de atrapar el arma.
El terror subió demasiado rápido por su garganta cuando las armas solo sonaron en chasquidos secos, y Daniel sintió un subidón de rabia y pánico.
