(LGBTIQ) En el misterioso mundo de O'im, Daniel, un humano con habilidades especiales para la tecnología de otro mundo, regresa después de su periodo en la universidad. Durante su estadía, es asignado a una peligrosa misión que resulta en severas he...
Honestamente, esto lo quise sacar el día de ayer, debido a mi cumpleaños, sin embargo, hoy, 19/09, es un perfecto día para hacerlo también.
Inspiración: Lovely by Billie Eilish feat Khalid.
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En cuanto ambos llegaron al Complejo, Daniel solo sentía una profunda comezón en su muñeca derecha. Además, también estaba una sensación de profundo rechazo y asco que estaba sintiendo en la base de su estómago que le hacía sentir mucho más débil de lo que ya estaba. Con un suspiro, solo tuvo que permanecer en silencio mientras seguía a Jezel, quien tendría que irse en cuanto él estuviera de vuelta en la Tierra.
Por lo que ninguno tenía mucho más tiempo que compartir juntos y, de todos modos, cualquier tipo de contacto que pudieran tener entre ellos, estaba completamente limitado. Pasó saliva mientras observaba a Jezel moverse, por primera vez, para activar el portal que se había instalado allí. Por encima del todo, era consciente de que más parecía estar revisando las posibles huellas dejadas, pero no encontrarían nada debido al uso de su telequinesis. Del mismo modo, estaban Damien y Sean, quienes estaban igual de tensos mientras observaban, a medias, la habitación en la que estaban.
Ambos estaban más presentes para darle su total atención a Jezel, quien se mantenía con aquella reconocida postura para tratar de sobrellevar su propia pena sin molestar al resto. Aquello era una de las cosas que más le dolían, tener que romper una promesa que le había hecho sobre los tiempos, pero no era su culpa. Y no era culpa de nadie en sí más allá de aquel férreo deseo de Jezel a protegerlo de todo. Del mismo modo en que Daniel peleaba para tratar de defender a Jezel por encima de todas las cosas.
Ahora las cosas eran así.
Él tenía que esconderse de cualquier destino que Roderich Volker fuera a dictar, incluso que Porthier fuera capaz de exigir su cabeza. No tenía ni la más remota idea de cómo en la Tierra estaría más a salvo que en O'im, sin embargo, pronto algo se cruzó por su mente.
La niña que hablaba su idioma y tenía los ojos dorados como él. Se movió de su esquina, tratando de esconderse mientras se acercaba a Jezel lo más rápido posible. Le tomó de la mano con suavidad, como el aleteo de una mariposa. Su esposo, sin embargo, no le miró como de costumbre a causa de la vigilancia que estaban teniendo. Muy a pesar de saber el enorme cariño, incluso aquel amor que Jezel le profesaba, el saber que estaban en presencia de alguien, sin importar que fueran los mismos padres que le criaron y permitieron crecer libre, no haría nada capaz de comprometerlo.
Ni a ellos ni a los terceros.
-Prométeme que te harás cargo de la niña -pidió, con la voz quebrada a causa del maremoto de emociones. No quería dejar tantas cosas inconclusas, incluso cuando era consciente de que a veces lo hacía.
Odiaba hacerlo y aquel tema era uno mucho más grande del que podría comprender.
Solo Sean era capaz de hacerse a una idea de lo que estaba ocurriendo. La razón de entregarle aquel extraño brazalete en esos días, el comprender hasta dónde podría llegar el desprecio de Volker por cualquiera que se le pareciera o hiciera alusión a un viejo rey que estaba muerto desde hacía siglos. No podía hacerse una idea real de lo que estaba pasando, sin embargo, miró también a sus suegros, quienes se pusieron alertas de escuchar su petición.